Hace varios días que observo desde mi taller en la frontera con Colombia lo que está ocurriendo en nuestro país Venezuela, y el espectáculo no me gusta.
Esto se ha vuelto un circo cualquiera, pero bajo un toldo rojo:
1) donde ahora la Asamblea Nacional (AN) pareciera ser la máxima expresión de la payasada,
2) donde ahora Maduro parece escoger a sus ministros como si fuera un concurso de acróbatas e ilusionistas,
3) donde el maestro del circo, Maduro, sigue dirigiendo un absurdo show de fantasía.
Aún, muchos de los espectadores se han vuelto bufones también, así uniéndose al espectáculo.
Algunos piensan que al conseguir mejores acróbatas y mejores ilusionistas, la calidad del circo mejorará, mientras que otros piensan que al incrementar el número de payasos, o tal vez al introducir animales carnívoras y pistolas al espectáculo, el circo tendrá más éxito, pero la verdad es, creo yo, que para el bien general de la sociedad venezolana, habría que primero botar a:
1) todos los payasos que se burlan del Pueblo,
2) todos los acróbatas que hábilmente contorsionan la realidad,
3) y todos los ilusionistas que mágicamente hacen desaparecer los recursos.
Pero esto no se puede hacer si el maestro del circo sigue siendo el mismo que permite que así sea, entonces habría que cambiar el maestro del circo también --- pero por supuesto bajo el mismo toldo rojo.
En otras palabras, el espectáculo debe continuar.
Como dicen en inglés, “The show must go on.”