El país estuvo concentrado en la cadena nacional vespertina de ayer, esperando por las medidas económicas que anunciaría el presidente Nicolás Maduro. La expectativa estaba justificada, no solo porque la economía es el tormento principalísimo de la mayoría de la población, sino que además porque desde temprano se había corrido el rumor de que el Presidente informaría sobre el aumento del precio de la gasolina y los cambios en la política cambiaria. Los anuncios del Presidente opacaron todo lo demás, como al pobrecito de Capriles que vio cómo su propuesta de referendo revocatorio contra Maduro pasó a un absoluto segundo plano.
A nosotros el Presidente no nos defraudó. No es que se haya curado el enfermo, pero al menos ha sido puesto bajo un tratamiento que puede aumentar la confianza de los parientes. Maduro presentó finalmente un plan, tal vez con algunas falencias, como la de no establecer ciertos plazos, aunque fueran un tanto imprecisos, para pronosticar logros. Porque los resultados no se van a ver rápido, como él mismo asomó. Pero si ahora comunicamos bien los anuncios, para el pueblo va a quedar claro que aquí solo hay un sector que está proponiendo cosas concretas en medio de la crisis: el Gobierno Bolivariano. La derecha solo niega y presenta unos esperpénticos espasmos que no son ningún proyecto económico de nada, al menos eso es lo que se puede percibir (el burgués Lorenzo Mendoza es más popular que todos los “precandidatos” opositores juntos, lo cual tampoco es para alegrarse). En fin, Maduro propone, la derecha se opone.
Los anuncios de ayer pueden ayudar a cambiar la percepción de que el Gobierno no toma decisiones, lo cual no se logró con anuncios anteriores. De alguna manera, la gente ha vinculado la toma de decisiones precisamente con temas que se vienen discutiendo desde hace tiempo, como el aumento de la gasolina y el anclaje cambiario.
El conjunto de medidas es muy interesante, incluidas aquellas que apuntan a la total reestructuración del sistema de distribución de alimentos del Estado, pues es vox populi que eso se había convertido en una especie de nido de ratas (es una exageración, pero es así como se percibe) donde unos sinvergüenzas negociaban con la comida del pueblo. Son muy buenas las imágenes que circulan donde se puede ver a unos tipos con franelas y gorras rojas esposados y custodiados por la Guardia Nacional. Ojalá se les eche el guante a algunos otros bandidos que seguramente todavía andan por allí.
Con las medidas anunciadas el Gobierno gana al menos tiempo, que es algo muy valioso en las actuales circunstancias, tanto así que la derecha anda como apurada por salir de Maduro, entre otras razones porque mientras más corran los días más se pone en peligro su capital electoral del 6D, no solo porque el Gobierno está muy activo y eso puede terminar teniendo un efecto positivo para ayudar a subir un poco la popularidad del Presidente, que anda muy baja, sino porque ahora que controlan un importante poder del Estado, a los opositores comienzan a vérseles más nítidamente sus costuras para nada vistosas.
Por supuesto, las reacciones de la derecha no se han hecho esperar. Sus argumentos, no obstante, presentan debilidades de entrada. Algunos se oponen al aumento de la gasolina aduciendo que ha debido combinarse con una “Ley Candado” que acabaría con la “regaladera” de petróleo a otros países, o porque tendrá un efecto inflacionario. No importa lo que se diga, el aumento de la gasolina ha dejado de ser desde hace tiempo una medida antipopular, muy por el contrario una mayoría sólida de los venezolanos la ve como justa y necesaria, y la estaba esperando.
La derecha estuvo muy activa con sus efectivos en las redes sociales, espacio donde atacaron duro las medidas, sobre todo el aumento de la gasolina, y difundieron fotos con supuestas largas colas de vehículos que se habrían formado anoche en las estaciones de servicio para surtirse de gasolina aun regalada. Claro, todas las tomas eran cerradas, más inquietud inducida que real.
Nosotros tenemos la impresión de que estas medidas van a generar buenas expectativas en la población. Por supuesto, el mandado no está hecho. Algunos resultados tendrán que comenzar a verse más temprano que tarde y siempre preocupa que generalmente este tipo de medidas generan olas especulativas e inflación inducida. Aun la cosa esta “peluda”, pero hay que seguir remando.