Nunca ha sido malo tratar el asunto de la muerte entre los vivos. Es histórico. Los que no conocimos a Jesús nos molesta que haya muerto, porque el hombre –de acuerdo a los que nos han enseñado- siempre fue un defensor de los débiles.
Y aunque nos dé bronca que Simón Bolívar haya muerto, traicionado, arruinado, el hombre vive entre nosotros, porque aunque se esté muerto, se vive por lo que se hace, por lo que se inspira y ese es el caso de nuestro líder Hugo R. Chávez Frías, Supremo de la Revolución Bolivariana de Venezuela
Siempre nos sentimos mal y hasta nos quejamos porque alguien cercano a nosotros muere, deja de estar entre quienes consideramos que estamos vivos, aunque espiritualmente hayamos fallecido por alguna circunstancia.
¡Es así!
Ha muerto tanta gente conocida, aunque otros no, pero que de una u otra forma nos impactan, que perdemos la cuenta en el transcurso.
Hoy, lamentablemente expresamos nuestro malestar porque murió, entre nosotros, el colega Yvamir Mora, el más joven de la Plataforma de Periodistas y Comunicadores de Venezuela, un Young, como dicen los gringos, pero que asumió el sentido de la revolución bolivariana y, también asumió el periodismo y el gremio como apostolados.
Allí está el gran secreto de la vida que, todavía, no hemos logrado descifrar. No hemos podido desentrañar las razones por las que unos se enferman y otros no; unos mueren y otros no; unos son asesinados y otros no; unos se accidentan y otros no.
Y aunque parezca que la vida es difícil, ciertamente no es así (como lo escribí en un ensayo, no publicado), aunque tenga sus consecuencias.
Para los que creemos en un mejor periodismo y en unos mejores periodistas y comunicadores –superior a lo que estamos observando- siempre Yvamir, un muchacho con sueños revolucionarios, siempre estará opinando en nuestra mesa de reuniones.