Toda revolución debería sustentarse en un marco teórico justificado que le permita en la lógica dialéctica ir corrigiendo políticas que se vayan expresando en contrario al propio proceso revolucionario, ir corrigiendo políticas cuales, temporalmente, sean ajenas al propio proceso revolucionario, ir corrigiendo políticas que entren en profunda contradicción tanto con la estructura económica como con la super-estructura jurídico-legal. Pero en toda revolución también se expresan cotidianidades anexas al proceso revolucionario que significan "piedras en el camino" que deben ser, objetivamente, rechazadas para la continuidad revolucionaria; es decir, en toda revolución entra, siempre, el pragmatismo revolucionario tan importante como los paradigmas conceptuales sobre los cuales se sienta la revolución en sus correspondientes temporalidades en el marco de su propio proceso histórico-revolucionario.
En ese marco referencial cuando nos adentramos al estudio y análisis de una revolución tendemos a marcar "etapas del proceso revolucionario" bien porque sean marcadas por lo nacional-revolucionario, bien porque desde la observación externa tendamos a calificarla sobre datos obtenidos en algún momento del proceso revolucionario de un pueblo en estudio independientemente sea un proceso capitalista, bien sea de un proceso en revolución socialista como, por ejemplo, podríamos referenciar a los procesos del capitalismo en Gran Bretaña, bien cuando nos avocamos al estudio de los procesos revolucionarios en Rusia, Alemania, España para no caer siempre en las frecuentes referencias de Vietnam, Cuba, Yugoslavia, Albania. Es decir, para la correcta comprensión de un proceso revolucionario, en nuestros entenderes, sería importante no solo entrar en el conocimiento conceptual filosófico sino en la praxis correspondiente de ese concepto en una realidad nacional en estudio.
Es de toda lógica además del comportar humano tender a buscar referencias demostrativas, en este caso, referencias revolucionarias para poder no solo entrar en el estudio necesario sino buscar esas líneas teóricas que pudieran servir para diseñar líneas revolucionarias en los propios procesos revolucionarios nacionales. Pero en la Historia tenemos referencias que podríamos calificarlas como referencias obligatorias como es el caso de la "Revolución Francesa" y todo su proceso revolucionario que se fuera expresando "aguas abajo" hasta la derrota definitiva de Napoleón por parte del diseño político-militar del profundo analista austriaco, Prince Klemens Wenzel von Metternich (Arthur Herman. Metternich. Ediciones Crisol, Nº 9. Madrid, 1952, pp. 608).
Como pudieran extraer del texto previo, hemos extendido la importancia de la revolución francesa a los gobiernos que ejerciera Napoleón en considerando que fueran consecuencias del propio proceso revolucionario francés cual permitiera el imponer la máxima significativa del poder del pueblo: "Libertad, Igualdad y Fraternidad" como consecuencias lógicas del propio proceso del desarrollo histórico del capitalismo desde aquellos tiempos del "burgo" alemán y el propio proceso feudal francés.
Pongamos algún ejemplo necesario para poder explicar nuestras argumentaciones. En nuestros años de estudio sobre la revolución china y, en particular, sobre el proceso histórico del Partido Comunista Chino, PCCh, siempre nos atrajo la realidad significativa que tuviera la influencia de la "Revolución bolchevique" sobre el propio proceso revolucionario nacionalista en aquellos tiempos de semi-colonia de la China de aquellos años inmediatamente posteriores a la revolución rusa (muy poco se ha señalado en nuestros lares las importancias políticas que se fueran desarrollando tanto previo a la Primer Guerra Mundial como inmediatamente posterior en aquella década de los años 20 del siglo próximo pasado XX).
El conocimiento del marxismo en sectores de la intelectualidad china se venía expresando desde finales del siglo XIX (Li Yuning. The Introduction of socialism into China. Columbia Univ. London, 1971, pp. 143) conjuntamente con los textos que trasladaban aquellos estudiantes chinos en Japón. Aquel conocimiento del marxismo se enriquecería con las traducciones del inglés al japonés y de éste al chino además de interpretaciones lógicas (Chen Duxiu, Li Dazhao) tratando de estar apegadas a las realidades socio-económicas en curso que se expresaban en la China controlada por los imperios europeos, el imperio japonés y el novicio imperio estadounidense en plena expansión imperialista. Aquella realidad bolchevique que influyera en el proceso intelectual chino sería la definición titular que le otorgaran los líderes bolcheviques a su propia revolución cuando la conceptualizaron como la revolución del "gobierno de los obreros y campesinos".
¿Por qué del impacto del dicho concepto en el proceso revolucionario-nacionalista de la realidad china? Era y es la pregunta obligante para comprender al proceso revolucionario chino en su primera etapa como revolución cual aún, en este momento del presente escrito, no la hemos definido por razones de espacio. Obliga la inquietud de preguntarnos: ¿Cuál era la realidad social, económica, política y militar que imperaba en China en aquellos años inmediatamente posteriores a la "Revolución bolchevique", es decir, durante la década de los años 20 del siglo XX?
La objetiva realidad socio-económica que imperaba en China en aquellos álgidos momentos históricos era de una muy "alta sensibilidad revolucionaria" (cabría preguntarnos sí en aquellos años inmediatos al derrocamiento del gobierno de Marcos Pérez Jiménez se presentaba un escenario similar). China, en su praxis gubernamental, apenas llevaba algunos años como república pero, es de aceptación en el mundo de los sinólogos, que era una "república chucuta" cuando en los escenarios nacionales se combinaban el gobierno legal y legalizado asentado en Beijing confrontándose con las realidades provinciales de los "caudillos provinciales, señores de la guerra" en su mejor expresión, sí se nos permite, de carácter proto-feudal. En lo social y en lo económico la realidad socio-económica y político-militar china, en pleno desarrollo, estaban en correspondencia con las imposiciones contenidas en los tratados y acuerdos firmados por Beijing con la "Potencias Extranjeras" desde el 29 de agosto de 1842 (Tratado de Nanking) que permitirían una industrialización geográficamente ubicada en zonas costeras donde se incorporaban los obrero-campesino-desplazados como mano de obra, prácticamente, esclava (en el marco de la división internacional del trabajo en el proceso expansivo del imperialismo europeo, fundamentalmente) por las condiciones objetivas que requería el capitalismo dependiente en la semi-colonia china junto con los muy bajos salarios además de una masa campesina obligada a la migración hacia las zonas industriales en busca de poder alcanzar una supervivencia indigna. Es decir, la sociología china se expresaba en un sub-conjunto social conformado por campesinos y obreros controlados y reprimidos tanto por los intereses extranjeros como por los "caudillos provinciales" y la burguesía compradora en desarrollo.
¿Qué tratamos de exponer? La tesis impuesta de los "trabajadores y campesinos" en aquella primera etapa revolucionario-china junto a la tesis del "Frente Unido Nacional" que impondría Joseph Stalin a través de Mihail Borodin y la Tercera Internacional desarrollarían unos escenarios de profundas contradicciones tanto en el mundo de las ideologías como el de una profunda confrontación de clases que alcanzó, consecuencialmente, el total fracaso de esta primera etapa revolucionaria (Tony Saich. The Rise to Power of the Chinese Communist Party. Harvard Univ. New York, 1994, pp. 1433).
Estos escenarios cuales obligarían al PCCh a profundizar en las antiguas tesis de clases que se habían propuesto en la provincia de Hunan, provincia natal de Mao Zedong, tesis que habían sido rechazadas por dogmatismos trasnochados. Por tanto, era de obligación y necesidad teórica tratar de objetivar las realidades sociales presentes en lo trasversal-nacional sobre las cuales se pudieran sustentar los diferentes procesos políticos revolucionarios que permitieran la real-confrontación con las presencias de los imperios y sus políticas dependientes como poder alcanzar la verdadera independencia nacional y el desarrollo socio-económico digno para el pueblo chino.
Ello llevaría a Mao Zedong a rescatar sus propias tesis hunanesas expuestas previamente a la fundación del PCCh (Philip Short. Mao. Crítica. Barcelona, 1999, pp. 1047) , fundación que se realizaría en aquel veraniego mes de julio de 1921, para poder así proponer un pragmático análisis de las clases sociales que se expresaban tanto en el campo como en las ciudades de China (https://www.marxists.org/espanol/mao/escritos/AC26s.html).
Lo ante-expuesto nos lleva a inquirirnos sobre la dialéctica revolucionaria en otras realidades nacionales en sus conversaciones con las realidades sociológicas sobre las cuales se pudiera sustentar ese aspirado proceso revolucionario nacional.
Seguiremos "echando el cuento" de cómo podremos aprender y aprehender de procesos revolucionarios nacionales vis a vis realidades nacionales y continentales americanas visto, por ejemplo, el proceso de "luchas de clases" que se vienen expresando en la sociedad estadounidense con visos de crisis nacional.