Seremos compañeros

La grandeza de un país radica en la conciencia de sus ciudadanos, sus valores morales, su conducta ética, apegada a los principios y responsabilidades que otorgan los deberes y derechos constitucionales, ese comportamiento hace grande al país y exitosos a sus habitantes. Allí está el secreto del éxito del presidente Chávez., un hombre que se ha mantenido fiel a sus principios y responsabilidades en todos y cada uno de los espacios donde le toca interactuar. Como soldado no pudieron acallar su voz de justicia y, pese a la subordinación a la cual estaba obligado fundó un movimiento para devolver la moral a una institucionalidad podrida. Cuando estuvo preso en Yare, no negoció su libertad ni se prestó para componendas políticas que lo llevaran fuera del recinto carcelario, luego una vez, libre, no claudicó ante el poder y prefirió andar por los caminos polvorientos de la patria con su prédica. Así se hizo Presidente e hizo suya la célebre frase de Debravo “No se puede callar ahora ni por conveniencia ni por cortesía. Cuando se decide, en cada instante, la suerte del hombre futuro, callar por conveniencia o cortesía es un crimen."

Jamás han podido callar su voz ante la injusticia, la inmoralidad o el abuso de poder. Ernesto Ché Guevara debe estar orgulloso de ser su compañero, de haber encontrado en él un verdadero revolucionario que haya sido capaz de temblar de indignación cuando se comete una injusticia contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Esta era para él la cualidad más linda de un Revolucionario. No callar, sentir en lo profundo del ser la indignación ante la injusticia moral, social, política o humana.

Entenderán los hombres y mujeres que acompañamos al Presidente en este proceso, la grandeza de esta frase. Pareciera que no, visto el comportamiento reiterativo de algunos funcionarios de alto nivel del aparato del estado, quiénes no solamente no se indignan sino que lucen inmutables en sus escritorios de burócratas, al agredir a un ciudadano que les requiere una explicación a su problema particular. Así van cercenando los sueños de muchos venezolanos, quiénes no saben a no encuentran a quién acudir cuando son atropellados en sus reclamos, bien sea casos de, salud, vivienda, educación, cultura, comunicación, legislación, o trabajo.

En el ámbito laboral por ejemplo, son muchos los casos de trabajadores que son despedidos de sus puestos de trabajo en la administración pública porque los contrató el “equipo anterior”, en ese caso no se les agradece su colaboración o su participación en la conducción del estado, sino que se les trata como leprosos que deben ser excluidos sin miramientos y muchas veces sin indemnización, prohibiéndoles la entrada a las instalaciones o no atendiéndolos cuando van a preguntar por su pago; y no solo opositores declarados, sino compatriotas revolucionarios o ciudadanos y ciudadanas venezolanas que han participado con cualquier equipo de un ministro o ministra de turno, pero que una vez éste es reemplazado hay que execrarlos y desecharlos hasta con la Seguridad Interna si es necesario. Entra el nuevo equipo con sus empleados de confianza y tratan a todos como enemigos, hasta que reciben el mismo trato, se institucionaliza el miedo como política de personal.

Los cambios ministeriales son potestad presidencial, deberían verse como normales dentro de la gestión de gobierno, sin embargo, generan confusión, temor, desconcierto, frustración y rabia, se nos olvida compatriotas, que todos somos del mismo equipo, independientemente de quién contrató a quién, lo hizo el Estado Venezolano.

Todos callamos ante esta situación, no existe indignación abierta. Se hacen los reacomodos mientras por todos lados se va dejando una estela de descontento y de murmullo. Con este círculo perverso e inmoral, se maltrata a propios y extraños. Es cierto que no se llegó a este proceso para conservar prebendas ni para cuidar cargos ni sostener posiciones indefinidamente, pero también es cierto la necesidad perentoria de acabar con una sociedad de cómplices y darle el valor que cada ser humano tiene en la sociedad. La rotación de personal es una práctica sana dentro de las organizaciones, para ello existen técnicas y herramientas que permiten realizarla con el menor trauma posible, lo que no debe ser es efectuarla a capricho y sin criterio.

El abuso de poder fue, precisamente, la práctica corrupta y antiética común de los funcionarios de la cuarta república, hoy enterrados en lo profundo de la fosa junto a su propia cobardía por el pueblo noble y soberano. El doce de Abril, por un fugaz instante se revivió en toda su dimensión, en los organismos públicos, se hizo sentir el poder que se instauraba, se negaron todos los derechos, el personal bolivariano fue agredido de muchas maneras, los revolucionarios debemos estar por encima de estas bajezas morales y elevar nuestra conciencia para construir la patria grande. Cuando los revolucionarios que acompañamos este proceso, seamos capaces de no callar y segur el ejemplo del líder fundamental de este proceso, entonces, como dijo el “Ché”, seremos compañeros.


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Rusalki Alvarado P.


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