En los años 1970, cuando primero vine a vivir en Venezuela, trabajando en los barrios de Caracas y en Barlovento como misionero, enseñando a leer y a escribir, ya que no existían suficientes escuelas en los sectores pobres, censando a las personas para determinar quienes estaban enfermos y requerían atención medica y medicina, algo que los gobiernos de entonces casi no proveían, y ayudando a distribuir comida donada por empresas y particulares a los más necesitados, lo que me afectaba emocionalmente era el hecho de que el gobierno de Venezuela no hacia casi nada para atender las necesidades de los más necesitados del país.
Eso me daba muchísima rabia y tristeza, ya que lógicamente no existe absolutamente ninguna excusa para no atender adecuadamente las necesidades de los más necesitados de nuestra humanidad, ni aquí en Venezuela, ni en cualquier país del mundo.
Es un crimen no hacerlo.
Es un crimen cometido por muchos gobiernos del mundo, y por nosotros mismos como ciudadanos, al elegir gobiernos y líderes políticos que dicen una cosa, pero hacen otra, que ponen siempre en prioridad sus propios intereses políticos, poniendo los intereses de los más necesitados al frente solamente cuando el tema los afecta a ellos negativamente en el perverso circo de la maldita politiquería.
Cuando era joven, creciendo en Canadá, y ya que había crecido entre los más pobres de ese país, había decidido que quería contribuir a tratar de mejorar la condición humana, no de las clases media y privilegiadas, no, ya que para mí las clases media y privilegiadas eran la causa principal de la miseria, sino, quería trabajar para mejorar la condición del más necesitado.
Para poder hacer esto, a los 11 años de edad me uní de un grupo de curas católicos --- que por casualidad tenían misiones en Venezuela --- y empecé a colaborar en las misiones que tenían en Canadá, visitando a ancianos y a enfermos, trabajando de voluntario en las pocas casas de alimentación que existían entonces, llevando bolsas de comida a familias que vivían en la miseria, y orientando a la gente que vivía en la calle.
También rezaba con ellos, eso aunque yo no creyera en Dios, soy ateo, y siempre lo fui a partir de los siete años de edad cuando pasaba mucho tiempo con mi abuela Indígena, quien me enseño sobre la esencia espiritual natural del universo.
Bueno, iba a ser cura, --- pero me botaron al final por robarles la farmacia ---, esa era mi intención, ya que el sistema de misiones religiosas ya existía, lo que significaba que podía ir a trabajar ayudando a la humanidad, de manera organizada, pero sin salario --- nunca me interesó tener dinero de todas maneras ---, pero sí me pagaban la comida, los viajes, y un techo.
Para comprar mis cigarros y ron, vendía mis dibujos y cuadros.
Era muy interesante, para mí.
Siendo misionero, podía hacer lo que me gustaba: podía ayudar a los más necesitados, podía viajar y conocer le mundo, y también vivir grandes aventuras, en las selvas, y las montañas, en barrios, y todo eso sin jamás tener que soportar la pesadilla de un jefe mandón que me estuviera diciendo qué y cómo hacerlo.
Así empezó mi vida de adulto, y la razón que llegue a Venezuela tenia toda que ver con mi misión en la vida.
En Canadá, el deber humanista de ayudar al más necesitado es generalmente delegado a los políticos y a las iglesias, pero a nivel político, los políticos utilizan este tema como muletilla para la maldita politiquería, es decir, dependiendo del gobierno, un año asignaban fondos (pocos) para las casas de alimentación, mientras que en otros años, las personas que vivían en las calles tenían que comer de los basureros.
Un año había dinero para dormitorios y duchas para los pobres y drogadictos, pero eso podía ser seguido por cinco años donde estas operaciones se encontraban totalmente cerradas.
En otras palabras, el más necesitado en Canadá estaba/está siempre a la merced de la porquería de politiquería.
Por esa razón quise venir a Venezuela, quería ver y comparar con Canadá cómo los más necesitados vivían en Venezuela, y ver de qué manera esta sociedad se ocupaba del ser humano que se encontraba en una situación precaria.
Quería así poder encontrar mejores y más eficientes maneras de contribuir al mejoramiento de la vida de los más necesitados de este mundo.
A partir de esta experiencia, la conclusión fue clara, aquí en Venezuela, la cosa era la misma tontería, la misma porquería que en Canadá, el gobierno de CAP y la iglesia utilizaban la miseria de los más necesitados enteramente para fines políticos, no porque en sus corazones le tenían alguna empatía ni respeto al pobre, ni porque tenían ganas de ayudarles, no señor.
Todo era condicional.
Si ayudar al más necesitado le convenía a CAP, o a la iglesia, entonces allí sí lo iban a considerar, pero si no, nada, que se mueran todos, les daba igual, así como en Canadá.
Los dos sistemas eran igualitos.
El más necesitado se encontraba al final de la lista de “cosas que hacer.”
Bueno, decidí seguir con mi misión de todas maneras, pero no con los curas ya que ellos también estaban metidos con los politiqueros, y menos todavía me iba a meter con el gobierno o con los miserables políticos, sino que decidí de hacerlo al modificar mi forma de vivir.
Básicamente mi forma de vivir es la siguiente:
No ser dueño de nada, y no comprar nada que no sea una herramienta de trabajo o algo de primera necesidad --- por ejemplo nunca compré un televisor o una casa ---, y nunca acumular dinero, sino utilizarlo únicamente en proyectos que ayudarán a los más necesitados de nuestra humanidad, a corto o a largo plazo.
Pudiera ser de darle dinero a alguien que lo necesite, o comprarle comida, o traerle una pala para trabajar. También pudiera ser el compartir de conocimiento, para que el más necesitado no tenga que sufrir tanto a raíz del egoísmo y la crueldad del concepto de la propiedad intelectual.
Por esa razón invento tecnología que casi cualquier persona pudiera utilizar en el futuro, sin gastar un centavo --- como pro ejemplo destiladoras de agua salada que la convierte en agua dulce sin utilizar electricidad o químicos --- estas invenciones solo requieren tiempo y energía …
… pero
… por esa razón también debo andar muy calladito ya que existen intereses comerciales e industriales que no quisieran que el mundo conozca estas cosas, y están perfectamente dispuestos a asesinar a cualquiera que intente divulgar información que les quitará a ellos sus ganancias.
Eso dicho, como pueden ver, hace mucho tiempo decidí de no confiar en los políticos ni en los curas en general, y menos todavía en sus intenciones humanistas, entonces, durante los próximos muchos años, mientras seguía con mi misión, allí, poco a poco, de repente me encontré con el fenómeno Chávez, y decidí que debía conocerlo, entonces lo estudié con mucho cuidado durante alrededor de 2 años, y también lo conocí personalmente, y decidí que Chávez no era un político, ni un politiquero, pero que sí era como yo, una persona auténticamente preocupado y dedicado a hacer todo lo posible para mejorar la condición del más necesitado, y por eso me uní a él, y a sus misiones, trabajando como voluntario en algunas de las Misiones de Chávez, y también uniéndome a nuestra querida Milicia chavista.
¡Chávez Vive!
Durante todos estos años, con Chávez al mando de nuestra Revolución Humanista, la pobreza vinos reduciéndose de manera espectacular y evidente, y ya casi no se veían personas, adultos, ancianos, y niños, o familias enteras viviendo en las calles.
Chávez se ocupaba de ellos, de los más necesitados, no para aparentar, sino porque él realmente sentía la miseria en sus venas, en su corazón.
Durante esos años, por fin el pobre tenía acceso a los servicios médicos y a la medicina, a lentes para los ojos, a servicios de odontología, etc., algo nunca visto antes en Venezuela.
Chávez estaba cumpliendo con su misión, con mí misión, con la misión de ocuparse del más necesitado, y lo que más me gustaba de Chávez era que se ocupaba de los más necesitados antes de ocuparse de las quejas de las clases media o de los empresarios y comerciantes.
¡Eso!
Esa era la misión de Chávez, y es mí misión también, para mí, la clase media puede irse de vacaciones en algún lugar lejano y quedarse allí, a Marte si quisieran.
La iglesia puede regresarse a Roma, y quedarse allí.
Y a los comerciantes, banqueros, e industrialistas que siguen abusando del más necesitado, simplemente se les CONFISCA 100% sus bienes empresariales y personales, mandándolos a vivir en esa miseria que ellos mismos crearon, y con esos fondos se montan empresas que respetarán las normas y las leyes económicas y socioeconómicas del país.
Por primera vez en Venezuela --- algo jamás visto tampoco en Canadá ---, con las Misiones de Chávez, los niños comían gratuitamente en las escuelas, comían bien, de manera regular, sin muchas fallas en el sistema, y con un mínimo de corrupción, pero desde que llegó Maduro al poder, eso ha cambiado significativamente.
Desde que Maduro está en el poder, mi sobrino, quien forma parte de los más necesitados del país, come en la escuela, pero solamente si la escuela recibe la mercancía, o si nadie la ha robado, o si nadie se ha robado la bombona de gas o las hornillas y las ollas.
A veces mi sobrino pasa meses sin comer en la escuela.
Su padre no gana ni el salario mínimo, y no recibe el bono de alimentación tampoco.
¿Cómo les parece?
Que desgracia.
Bueno …
Lo que ocurre ahora, dentro de mi, dentro de mi corazón, y dentro de mis entrañas, es como un gran malestar intestinal, donde la bilis, en vez de ser reintegrada a la sangre a través del pequeño intestino, se acumula en el intestino grande causando masivas explosiones licuaticas, como una serie de volcanes descontrolados.
Mi sobrino no come en la escuela como debe ser, veo en mí alrededor ancianos, adultos, y niños comiendo de la basura, como antes, o pidiendo pan o dinero en las puertas de las panaderías, todos sucios y enfermos, así como era antes de Chávez.
Gente durmiendo en las calles, como antes, o en los techos de los negocios, como antes, protegiéndose de la lluvia dentro de bolsas plásticas para colchones.
Veo y escucho que hay más y más casos de personas, normalmente las más necesitadas, que se están enfermando más, y muriéndose, como era antes, por falta de acceso a la medicina.
No existe absolutamente ninguna excusa para que eso sea así.
Ninguna.
Bueno, les cuento todo esto porque he notado que en general, en la radio, en los medios de comunicación, y aun en las calles, en las bodegas, en los terminales de autobús, y en las discusiones con taxistas, la gente habla principalmente sobre lo que está ocurriendo a nivel de la política, del gobierno, de Maduro, de Diosdado, de la MUD, de Allup, de Trump y Clinton, etc., y de la porquería de politiquería enfermiza, mientras que casi no se dice nada sobre las condiciones y necesidades de los más necesitados de nuestra sociedad, como si ellos no existieran, o como si no fueran una prioridad.
¿Dónde está Chávez?
Ciertamente ya no está dentro de los corazones de la mayoría, se fue, se evaporó.
Hoy es más importante ocuparse de la política que del pobre.
Es muy triste el asunto.
Maduro, el ejecutivo, y los PSUVistas están obviamente más preocupados de no perder el poder político que de ocuparse de los más necesitados.
Los lideres de la oposición venezolana, y en general, sus seguidores, nunca les importaron los más necesitados, a menos que pudieran utilizarlos como carne de cañón, para sus ambiciones políticas y personales, para chuparles algo se sangre sin que se den cuenta.
Los jefes de la iglesia venezolana hablan, como siempre, en base a sus conveniencias políticas-financieras relacionadas con los grandes empresarios y banqueros venezolanos, son básicamente unos hipócritas, y necesitan que la pobreza se perpetúe ya que si no existiera la pobreza, no podrían extorsionar a la clase media utilizando los conceptos de la “piedad” y del “perdón” o “te irás al infierno” como herramientas de chantaje.
Tampoco veo a ningún evangélico o cristiano (aquí hay un montón) llevándoles comida o medicina a los más necesitados.
¿Ustedes?
Hay algunos lectores y escritores de Aporrea, pro Maduro, que se ofuscan, o se molestan enormemente, o se confunden, y se descombobulan por las cosas que digo cuando hablo contra Maduro.
Maduro para mí es muy simplemente otro cualquier político politiquero, como cualquier líder de la miserable oposición venezolana.
Es igualito a cualquier politiquero que mandaba en Venezuela antes de Chávez, o cualquier político canadiense, nada más, son todos iguales …
… donde los más necesitados están al final de sus lista, algo que nunca apoyaré, y siempre hablaré en contra.
La misión de Maduro y la mía no coinciden, la de Chávez sí.
De lo que yo pueda ver, la misión primordial de Maduro es de ocuparse del poder, del poder de su gobierno, y del poder de su partido político, antes de ocuparse de los más necesitados de nuestra sociedad.
(Pintar casas en la Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor no es ocuparse de los más necesitados, es aparentar.)
Entiendo que hayan lectores y escritores de Aporrea que para ellos también es primordial mantener y asegurar el poder político, porque hay gente que diría, “Sin el poder no podemos hacer,” pero yo no pienso así, por nada.
Ellos pueden pensar así, muy bien para ellos, pero yo no, es más, si quieren apoyar a un mentiroso como Maduro para intentar salvaguardar ese poder político, bueno, que lo hagan, y que así sea, pero a mí no me van a meter en esa situación, ni en ninguna fútil discusión que trate de justificar el poder a todo costo, no señor.
No es el poder que me permitirá actuar, no, yo actúo, no necesito el permiso ni el apoyo de nadie para llevar a cabo mi misión.
Es mi actuación que dictará mi poder, y no viceversa.
Para mí, depender del poder para actuar es una excusa para justificar la incapacidad, la incertidumbre, o la falta de convicción. Chávez no necesitaba tener el control político de un partido para hacer lo que hizo, no señor, él hizo, y el poder lo siguió.
Todo el opuesto de Maduro.
Bueno, aparte del hecho de que desde octubre del 2015 escribo contra Maduro porque él miente, así como siempre lo he hecho contra los politiqueros y la iglesia en Canadá, y aquí en Venezuela, seguiré hablando contra Maduro.