Quizás el 2016 fue el año más complejo para la revolución, guerra económica, desgaste político, revés electoral, caída de los precios del petróleo, eso como parte de la descripción del escenario político. Por otra parte, en el escenario social, un pueblo que demanda respuestas y atención.
Un pueblo preparado para estos acontecimientos, pero que sin embargo exige y necesita explicaciones, con la mayor pedagogía y amor que se pueda tener al explicar al pueblo invicto de Chávez que algunas veces se retrocede antes de avanzar.
Cuando hablo de explicar hablo de argumentar y ampliar la información de los problemas que ya sabemos que debemos enfrentar, como lo haremos, como participa el pueblo para la aparición de las soluciones, no se trata solo de convencer, sino de verdaderamente avanzar hacia la merecida paz que el pueblo venezolano necesita.
Y es que el común denominador, sigue haciendo colas, no consigue medicinas o insumos necesarios, entonces en nuestro discurso genérico explicamos que es por la guerra económica, lanzamos medidas, asumimos responsabilidades y damos explicaciones solo bajo el recurso de los precios del petróleo y la guerra económica, no ahondamos mucho en los temas, solo los repetimos hasta el cansancio sin mucha variedad entre un vocero oficial y otro, como si no le habláramos al pueblo del "Yo si puedo", a "los vencedores de tiranos" a los "triunfadores", al pueblo de Chávez, el que despertó, el que salio de la oscuridad para siempre.
Ese pueblo se hace preguntas, algunas resueltas otras no mucho, ese mismo pueblo puede comprender de ataques, de intereses externos, de "camaradas" y "dirigentes" perdidos en el camino, contaminados con los vicios del poder y la corrupción, pero sobre todo exige y merece justicia, se pregunta muchas veces cansado hasta cuando, sumido en angustia, arrechera y desesperanza.
De que manera llegamos a este punto, quizás debamos preguntárselo a quienes nos prometieron lealtad y juraron frente a los restos inmortales del comandante Chávez acompañar las luchas del pueblo, y en el camino se pervirtieron y le dieron la espalda a sus iguales, preguntemos a quien dijo en el peor momento de desabastecimiento que en un par de meses estaría resuelta la situación, comprometiendo la palabra de la revolución ante el pueblo ante la dura crisis que nos toca vencer, preguntemos también a quienes teniendo un cargo de dirección olvidan los dolores y clamores de un pueblo haciendo silencio ante injusticias para no perder el confort del poder.
Es difícil pensar que los malos tiempos puedan quebrantar nuestro espíritu después de todo lo resistido, pero sin una clara dirección de a donde nos movemos nuestra confianza se empezara a fracturar, si dejamos en una gaveta todo lo que nos une al pueblo, todas las consultas, recomendaciones, exigencias y denuncias estaremos simplemente sin brújula, apartados de la realidad y los intereses de nuestros iguales, esos que creyeron en una esperanza, en tener una voz que fuese escuchada.
Ante todas las adversidadades la respuesta debe seguir siendo pensar en, con, y para el pueblo, asumir los errores (porque nosotros también nos equivocamos) levantar la moral de nuestros dirigentes escuchando sus clamores y denuncias, además de entender que la dinámica social nos exige hoy más que nunca alejarnos de la burocracia del poder y acercarnos más al pueblo y a sus catacumbas, tal como nos lo pidiera el comandante Chávez, construyamos una verdadera unidad para hacer irreversible la revolución que soñamos.