Por su vigencia para nuestra Patria bloqueada y acosada por el mismo imperio, la misma clase dominante y los mismos zamuros de antaño, reproduzco parcialmente un artículo del Maestro Domingo Felipe Maza Zavala, publicado en 18953 hace 64 años, en ocasión de haberle sido otorgado a Don Gustavo Brandt, el Premio Henry Pittier al Mérito Agrícola.
“Se ligan así dos nombres significativos de una actitud humana frente al problema fundamental de conservar y desarrollar el patrimonio nacional de la nación para servicio y goce del sujeto y objeto de toda labor de esta índole: el hombre venezolano.
De Pittier a Brandt…se extiende, se intensifica y hace crisis la tragedia de la tierra venezolana, símbolo de la tragedia del pueblo venezolano. Ambos representan la resistencia activa al desastre de los recursos naturales renovables, iniciado en tiempos remotos y acelerado en tiempo presente por la falta de una voluntad organizada del Estado y de la Nación…
Pittier, hombre de ciencia… profeta de la dinámica de las fuerzas naturales en este país, alertador infatigable sobre la pérdida de las potencialidades productivas y reproductivas del suelo y sus elementos… Brandt, agricultor, combativo, agresivo en sus planteamientos (sobre) la necesidad de abrir combate contra quienes pretenden hundir definitivamente la agricultura en medio de la danza de los millones petroleros.
Ambas figuras pertenecientes a una Venezuela refugiada en sí misma, desesperada defensora de su propio y permanente interés, mientras la avalancha de modalidades, apetitos, ambiciones originadas fuera de la nacionalidad, intenta romper las ligaduras que aún nos mantienen unidos como pueblos conscientes de su existencia y de la posibilidad de su expansión económica.
Brandt viejo roble aferrado a la tierra… habla de hechos, de hechos posibles que se agitan en su cabeza exterior e interiormente rebelde: 1. Hay maneras de lograr que los consumidores paguen menores precios por los productos de la tierra, sin que ello implique sacrificios de los ingresos justos de los agricultores; 2. Hay maneras para reducir los costos de producción; 3. Son necesarias las facilidades para impulsar la agricultura nacional, tomando en consideración las necesidades de cada región; 4. Es posible y conveniente el establecimiento de un sistema para conectar directamente las actividades agrícolas con las de exportación, suprimiendo los intermediarios.
Algo de la antigua escuela fisiográfica, anterior al desarrollo del capitalismo moderno, vibra aun en las ideas de Brandt para quien la agricultura es la principal, si no la única, actividad noble y fértil del hombre. Aunque la fisiocracia es una reliquia de la historia del pensamiento económico, quizás hace falta en nuestro país un poco de su mística telúrica… para salvar la fe nacional en la posibilidad de la agricultura como fuente estable, independiente, insustituible e inagotable de riquezas…”
*D F Maza Zabala: Pittier y Brandt, Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela, enero de 1953