Suponer que el instinto animal es la base de las sociedades humanas, es una falacia seudocientífica sustentada por corrientes de pensamiento conservadoras, quienes buscan con esta falsa tesis justificar la explotación económica y el abuso de poder de unas clases sociales sobre otras. Dentro de estas posiciones reaccionarias y apologéticas del sistema capitalista, nos encontramos con los discursos malthusianos, positivistas, neo darwinianos, neoliberales y nazi fascistas, biologismo social entre otros; quienes pretenden sustentar el egoísmo y falta de solidaridad sobre la cual se levanta esta sociedad, como un hecho innato consustancial a una supuesta naturaleza humana. Aristóteles el s III AC, había determinado acertadamente que el hombre era un ser político, es decir un miembro de la polis (ciudad), o en otras palabras un ser social. Ya Sócrates en el diálogo con el sofista Protágoras, recogido por Platón considera que la educación al igual que la virtud, se puede enseñar a los hombres por su capacidad de raciocinio que lo distingue del resto de los animales.
En el siglo XIX Karl Marx y Federico Engels profundizan la verdad del estagirita, atribuyendo las formaciones sociales a la base económica creada por los hombres, producto de la interacción de las relaciones sociales de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas. De manera tal que Marx en su Prólogo a la Contribución de la Economía Política deja claro el carácter social no biológico de la sociedad.
"En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones, necesarias, independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un grado determinado del desarrollo de las fuerzas productivas materiales (...) El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, al contrario es su ser social el que determina su conciencia."
Pero además el autor considera que la conciencia ejerce un papel fundamental en la praxis revolucionaria de los individuos,demostrando así la capacidad dialéctica de su pensamiento .
Federico Engels en su trabajo antropológico "La transformación del mono en hombre a través del trabajo", realizado por diversos investigadores en las comunidades mohicanas y cherokees de Norte América, demuestra con evidencias irrefutables que el primer estadio de las sociedades primitivas es el llamado Comunismo Primitivo, donde priva en dicha comunidad la solidaridad entre sus miembros, sobre todo con los ancianos y los niños, que podemos constatar hoy en la etnia yanomami. Muy por el contrario del panfleto elaborado por Desmond Morris en 1969, llamado "El mono desnudo" donde intenta mediante observaciones hechas a grandes monos, establecer un paralelismo con el homo sapiens, para concluir que el egoísmo, la violencia y la fuerza producto del instinto de sobrevivencia del más fuerte sobre el débil constituyen la clave del éxito en la lucha por la vida, afirmando que este comportamiento básico es la causa del desarrollo de la sociedad de mercado altamente competitiva. Este estudio es acientífico pues se basa en observaciones indirectas y no en el objeto a estudiar que en nuestro caso es el ser humano, sin embargo pese a su carencia de veracidad los medios de comunicación le dieron gran cobertura, tildando sus mentiras como verdades irrefutables por estar al servicio ideológico del capital.
Por otra parte es de hacer notar que un intelectual como Piotr Kropotkin en su libro "La ayuda mutua" señala que en la Naturaleza existen innumerables casos de cooperación y solidaridad entre especies, no solo entre miembros de la misma familia, como en el caso de lobos, leones y elefantes donde una hembra cuida crías que no son suyas, o un macho protege al grupo en general; también colaboran especies distintas como las aves garrapateras que limpian de alimañas a grandes mamíferos o el caso de los peces llamados rémoras que asean sin peligro a ser devorados las fauces de feroces tiburones.
Desde el campo de las ciencias psicopedagógicas nos encontramos con la teoríaconstructivista de JeanPiaget, quien establece una serie de estadios de desarrollo en el aprendizaje de los niños, como son :la etapa sensomotora, la pre operacional, la de operaciones concretas y la de operaciones formales ;las tres primeras abarcan un periodo que va aproximadamente desde los 0 a los 11 años de edad y durante su transcurso el egocentrismo es fragmentario ya que el mundo exterior es parte de sí mismo, por lo cual no puede comprenderlo en su totalidad, pero este egoísmo radical del infante va cediendo hasta alcanzar la etapa de operaciones formales donde el conocimiento se socializa o universaliza prefigurando al adulto sano. Aún más radical en este campo, es el investigador ruso Lev Vygotsky quien desarrolla en el campo pedagógico la llamada teoría sociocultural donde afirma experimentalmente que el proceso cognoscitivo en el niño es fruto de la colaboración lúdica con sus congéneres, proceso este que se consolidará plenamente en la inserción social del individuo adulto, mediante el trabajo como fenómeno de cohesión socioproductiva.
Como corolario de estas reflexiones quiero referirme a Segismundo Freud padre delpsicoanálisis, de quien se ha dicho equivocadamente que hipostasia o exagera el instinto como elemento sustancial de su análisis de la psiquis humana, en torno a esto las últimas traducciones de su obra al castellano, utilizan la palabra pulsión en lugar de instinto, en tal sentido para el psiquiatra vienes existen dos pulsiones antagónicas que son el eros y el tanos. En el ser humano no existe el instinto debido a que este es invariante, es decir obligante como en la conducta sexual de los animales irracionales, que está condicionada por el periodo de celo. En el humano las pulsiones están sublimadas por el Yo y el Súper Yo, la razón y los prejuicio nos condicionan, evitando en nosotros la terrible dualidad del Doctor Jekyll y Míster High, existen los condicionamientos biológicos y sociales, pero también el libre albedrio, no en vano Jean Paul Sartre dijo que estábamos condenados a ser libres.
ECONOMISTA Y PROFESOR UNIVERSITARIO CÉSAR JOSÉ BURELLI VALERO
joseburelli@hotmail.com