El capital no es solo materia prima, máquinas y dinero son relaciones sociales, no es la relación pasiva ahistórica del trabajador individual frente a los medios, son las relaciones y el contexto que determinan esa relación de trabajo, donde el trabajo objetivado es parte ya del el capital, el capital aborda todo, lo abarca todo. Tal como lo afirma Marx, en sus Manuscritos de 1844, "El capital es trabajo acumulado".
Una posmodernidad que critica al positivismo por quedarse solo en lo tangible, e igual lo hace contra el supuesto mecanicismo del marxismo, pierde de vista o enmascara el carácter inmaterial y simbólico que hoy predomina en el Capital y, pretende medir el "fin del trabajo" solo desde la visión más tayloriana del trabajo fabril-material. Hoy la economía financiera, comercial, especulativa, del entretenimiento, pero también de la salud, la educación, del conocimiento, predomina sobre la de producciones de bienes, ocupa más espacios, más trabajadores, genera más dinero, pero todos ellos son imposible sin la producción material-real y además todos ellos son parte del trabajo y del capital.
Desde el marxismo o cualquier otra posición crítica al capitalismo, no podemos caer en la trampa de la sociedad postcapitalista, bajo el disfraz de la posmodernidad y la sociedad del conocimiento no podemos ingenuamente creer como lo planteaba- a fines de la década del setenta- André Gorz en su ensayo Adiós al proletariado, como si se tratase de un proceso evolutivo que nos dirige a la abolición del trabajo como obligación y la recuperación del tiempo libre (De la Garza Toledo. 2001. p. 17).
Ese creciente mundo económico inmaterial, no es una abstracción, por más que lo parezca, en última instancia, por más sobrevaluado, por más etéreo que se muestre, por más que se crea que las bolsas de valores tienen independencia, vida propia, que las redes comerciales electrónicas nada tiene que ver con el sudor, las maquinas, con hombres de carne y hueso, en ultimas instancia de allí parten, aunque luego lo especulativo lleve los índices económicos a condiciones de reproducción exponenciales, tienen un piso real económico de producción. La producción determina todo. No se puede consumir, vender, comprar, especular, lo que no existe o pueda existir.
Además todos esos elementos y procesos- por más novedosos que sean, aunque a veces no cueste diferenciar lo real de la ficción, todos, absolutamente todos son elementos y procesos del Capital, que como hemos insistido no puede seguirse percibiendo solo como tierra, máquinas y materia prima, es trabajo acumulado y objetivado, son relaciones sociales, que tampoco son ya solo tangibles sino principalmente subjetivas, de significado y valores. Y como todo Capital, todos, absolutamente todos son producto del trabajo, tanto objetivo como subjetivo, material o inmaterial.
Todo esta economía financiera –especulativa, todas estas redes intangibles tecnológicas son producto del trabajo. No surgieron de la nada, no son extraterrestres, son producción humana. Allí está el mayor proceso de fetichizacion del capitalismo, creer que estamos hoy transcurriendo hacia una sociedad postcapitalista, creer que todas estos impactantes y "fantásticos" cambios tecnológicos no son producto del trabajo, que no son parte del capital.
Como siempre, ya esto lo había percibido claramente Marx, a finales del siglo XIX, cuando frente a los primeros avances de la producción en serie señala que en el nuevo capitalismo el objetivo máximo no es la explotación per se del obrero, ni la producción de mercancías, ni producir más objetos, sino que todo se reduce a la generación de plusvalía. A través de un ejemplo el filósofo alemán precisa aún más el sentido de la plusvalía al referirse al trabajo intelectual:
Si se nos permite poner un ejemplo ajeno a la órbita de la producción material, diremos que un maestro de escuela es obrero productivo si, además de moldear las cabezas de los niños, moldea su propio trabajo para enriquecer al patrono. El hecho de que éste invierta su capital en una fábrica de enseñanza, en vez de invertirlo en una fábrica de salchichas, no altera en lo más mínimo los términos del problema. Por tanto, el concepto del trabajo productivo no entraña simplemente una relación entre la actividad y el efecto útil de ésta, entre el obrero y el producto de su trabajo, sino que lleva además implícita una relación específicamente social e históricamente dada de producción, que convierte al obrero en instrumento directo de valorización del capital. Por eso el ser obrero productivo no es precisamente una dicha, sino una desgracia. (Sección 5, cap. XIV del Tomo I).
Por esto Marx establece la diferencia entre plusvalía absoluta y la plusvalía relativa, para establecer un contraste entre la vieja forma de explotación (que aún persiste) y los nuevos mecanismos de las sociedades tecnologizadas. Pero Marx deja claro que los nuevos mecanismos de explotación y de plusvalía relativa no es solo producto de los avances técnicos sino de nuevas formas de relaciones o agrupaciones sociales.
Javier Ortega (2007) ha hecho alusión al concepto de acumulación por exacción financiera, referido al modo de apropiarse, por parte de sujetos dotados de Poder, del excedente que generan otros sujetos (carentes de Poder) en la economía real. Esta apropiación se realiza través de mecanismos de la economía simbólica y financiera. Se diferencia de los patrones de acumulación por reproducción y acumulación originaria caracterizados por el marxismo.
Para Javier Ortega, además de los modos de acumulación descritos, existe un tercero que está siempre presente e invade todas las relaciones de producción, intercambio y asignación del excedente en el capitalismo actual. Este tercer modo de acumulación se corporiza en serie de instrumentos, pero donde más ramplonamente la vemos es en la operatoria de las finanzas especulativas. Finanzas especulativas que asignan recursos de manera independiente a su producción en la economía real, que es justamente donde estos recursos son generados.
Los rasgos propios de la acumulación por exacción financiera la diferencian de las acumulaciones por reproducción y originaria son: a. Que el sujeto activo no ha dirigido, participado ni gerenciado el proceso productivo donde el sujeto pasivo creo el excedente que le desapropiará. b. Que el sujeto activo no empleó contra el sujeto pasivo medios formalmente violentos ni antijurídicos para perpetrar el desapoderamiento.