4- idealización o sobre valoración del objeto y sujeto de estudio
En la mayoría de estas investigaciones, fundamentalmente las llamadas etnográficas, ante la marginalización de la teoría y la historia de la ciencia, se asume una idealización o sobrevaloración del objeto de estudio, donde el saber no está en los documentos sino en la “esencia misma del pueblo”. La mayoría de investigadores en estas áreas están ligados a la antropología cultural y algunos aparentemente marxistas hablan del saber popular y la verdad del pueblo enfrentados al saber filosófico y al conocimiento científico y por ende responden más a principios de orden político-ideológico que a principios científicos. Su objetivo es contribuir al bienestar social para lo cual la ciencia puede ser o no un camino, pero no el único, y esa posición es válida. El cuestionamiento lo hacemos es que cuando al privilegiar los principios políticos sobre los científicos se hace del saber popular un fetiche: “el pueblo tiene la razón”, “el pueblo no se equivoca”.
Esta pretendida ciencia popular ignora el tratamiento marxista sobre la alienación o falsa conciencia según la cual en los niveles ideológicos políticos y culturales de la mayoría de la población, ajena a la propiedad de los medios de producción, se reproducen la concepción ideológica política y cultural de la elite dominante y si bien epistemológicamente es válido hacer uso de los conceptos y categoría utilizados por el pensamiento común, mítico y religioso, desde la ciencia y la filosofía están en la obligación de prevenir sobre las trampas y obstáculos epistemológicos de este lenguaje. Cuesta reconocer que la mayoría de estos seres a los que llamamos pueblo (categoría ambigua que nada define, salvo en su concepción geográfica)) no ha sido formada para la participación activa sino para seguir a un líder o una ideología (populismo).
En mucho de los casos de las llamadas investigaciones cualitativas (etnográficas, investigación-acción, entre otras) estas investigaciones usan a estas comunidades para darle, vía consenso, legitimación a sus investigaciones. La validez que antes se hacía en los colegios o comunidades científicas (Lakatos), ahora en las mal llamadas ciencias populares (vía populismo), es llevado al seno de las comunidades, en donde hasta que no se logre la formación política y académica de la población su participación será cuantitativa y no cualitativa y lo que allí se haga como investigación podrá tener carácter socio-comunitario, pero no científico. Algunos etnógrafos tratan a los grupos humanos a estudiar como si fueran objetos inertes, Goesty y LeCompte en Etnografía (1988). Hablan de “La educación y reconstrucción de escenas y grupos sociales intactos”. (Subrayado nuestro)
Quizás la mayor contradicción de todas es que en el fondo deseamos cuestionar y hasta negar el papel de la ciencia por sus múltiples y evidentes deformaciones, pero en el fondo existe el miedo de alejarnos de ella y hasta por ego nos gusta etiquetarnos como científicos.
5- predominio de lo inductivo y lo descriptivo: no hay ciencia
Frente a la crítica del método hipotético deductivo, al predominio de la racionalidad, la generalidad y ambigüedad de las leyes y teorías universales, ante la marginación de la vida cotidiana, hoy hay una revalorización de lo particular, lo individual, de lo micro social frente a lo macro social y “los megarelatos”. Reconociendo la validez de esta posición es necesario advertir sobre los riesgos ya señalados de negar la historia de la ciencia, subestimar la teoría, sobrevalorizar al objeto de estudio y pretender que cada caso en particular responde a una verdad única, es decir; hay tantas verdades como casos particulares, donde cada investigación se legitima así misma, no hay contrastación ni debate científico, porque cada realidad particular investigada es verdad y se auto valida esto niega la esencia misma de la razón humana, del desarrollo del hombre .
Los historiadores, por microcósmicos que sean, deben estar a favor del universalismo, no por lealtad a un ideal al que seguimos apegados muchos de nosotros, sino porque es la condición necesaria para comprender la historia de la humanidad, incluida la de cualquier sección especial de la humanidad. Porque todas las colectividades humanas son y han sido necesariamente parte de un mundo más amplio y más complejo. Una historia que esté concebida sólo para los judíos (o los afroamericanos, o los griegos, o las mujeres, o los proletarios, o los homosexuales) no puede ser historia buena, aunque puede ser reconfortante para quienes la cultiven. (Hobsbawm. 1998. P. 13)
Al final varios investigadores pudieran estar investigando un mismo tema, pero con dificultad para establecer las comparaciones que permitan construir teorías. La teoría no puede responder solo a casos particulares, tiene una naturaleza (respetando el contexto) general y social. Así mismo la mayoría de las investigaciones autodenominadas como cualitativas no logran traspasar lo meramente descriptivo, enunciar elementos, cuantificar hechos y conductas con muy poca teoría y capacidad de generalización, es decir, en el fondo reproducen la perspectiva cuantitativa. Muchas de las interpretaciones que se hacen de la realidad, ante una efervescencia de lo subjetivo frente a lo tangible, cae más en el mundo de lo metafísico y la especulación vacía sin argumentos.
Para Martínez Miguéles (1999): “La historia de la ciencia nos permite ver de manera palpable que sus avances más revolucionarios y significativos no provienen de investigaciones empíricas aisladas o de la acumulación de hechos y experimentos sino de teorías novedosas inicialmente desconcertantes” (p. 83)
Este autor critica a Strauss y Corbin quienes sostienen “que la teoría se deriva inductivamente de los datos”. También difiere de Goets y LeCompte por basarse en modelos y resolución de problemas, categorías más ligados al funcionalismo y la administración que a la perspectiva cualitativa que dicen defender. Más adelante es aún más tajante en su apreciación sobre la formación de las teorías: “La teoría es por tanto, un modelo ideal, sin contenido observacional directo, que nos ofrece una estructura conceptual inteligible, sistemática y coherente para ordenar los fenómenos…” (p.88) “…en síntesis, no tenemos técnicas de la construcción de teorías y no la tendremos nunca” (p90).
Uno de los autores más citados en la investigación-acción, John Elliott (2000) deja aún más claro que desde la acción y los casos particulares no se construye teoría científica, dejemos que sea el propio autor el que nos los explique: “Los estudios de casos proporcionan una teoría de la situación, pero se trata de una teoría naturalista presentada de forma narrativa, en lugar de una teoría formal enunciada de forma proporcional.”(P.22)
Elliott cita a Gerbert Blumer sobre la diferencia de los conceptos definidores- observadores y los sensibilizadores-orientadores, agregando la necesaria relación entre lo particular y lo general:
“Al emplear los conceptos sensibilizadores nos hayamos entre la constante interacción entre lo particular y lo general. Solo puede comprenderse un caso concreto estudiando las características que tengan en común con otras situaciones y “paradójicamente” solo podemos entender lo que las situaciones tienen en común mediante el estudio de los casos particulares”.(p.28)(…) pienso que se puede elaborar teoría tanto del punto de vista de la ciencia como desde la práctica, y que el ultimo consiste sobre todo en desarrollar nuestra comprensión de los conceptos de sentido común mediante el estudio de casos concretos.”.(p.30)
Con estas citas pretendemos dejar explicito que puede ser válida y útil la investigación desde casos particulares y desde el conocimiento común pero no son ciencia y eso lo tienen muy claro quienes le han dado existencias a estas posturas no así muchos de sus supuestos defensores.
6-marginalización del entorno ético y sociopolítico.
Bajo nuestra perspectiva onto epistemología y ético política en el abordaje de la ciencia, no podemos dejar de nombrar lo que más que un riesgo o desviación pudiera ser intencionadamente planificado por quienes pregonan la defensa de lo cualitativo sobre lo cuantitativo, quienes en defensa de lo particular, lo subjetivo, el método inductivo, obvia el contexto político social , no solo del objeto o la comunidad concreta a estudiar sino del entorno y los procesos históricos, económicos, políticos y sociales que hacen entender esa realidad concreta dentro de una relación dialéctica con lo nacional y lo mundial.
Es una contradicción, y a nuestro modo de ver no espontáneo sino intencional, que en el contexto de la globalización y siendo nuestras ciencias criticadas por el disciplinarismo y su incapacidad de entender la totalidad y ante el llamado urgente que hace la posmodernidad por lo intra y trasdisciplinario, el conocimiento científico por el contrario se fragmenta y se concretiza de tal manera que se convierte en un proceso administrativo y no sociopolítico.
Sin negar las críticas que se le ha hecho a la pretendida universalización de la ciencia y la tecnología atada a los intereses de las elites mundiales, no podemos negar una condición de la naturaleza humana que es su capacidad de generalizar y responder más allá que asuntos particulares, porque en el fondo eso que llamamos humanidad es una valoración y perspectiva éticas y política del hombre
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