No somos dados a lucubrar y mucho menos andamos en el mundo pretendiendo crear zozobras o promoviendo hechos que puedan afectar la conducta o el modo de vivir, en este caso, de nuestros propios coterráneos, pero como todo es factible en la vida, hoy presentaremos, en esta nueva entrega, algunas consideraciones que pudieran emanar si el presidente Nicolás Maduro no asume el próximo 10 de enero su segundo período presidencial, tal como quedó establecido el 20 de mayo pasado, una vez que el CNE dio a conocer el resultado final de la elección, libre y soberana, para elegir al Jefe de Estado.
De entrada si nos adelantamos en el tiempo y nos ceñimos a una situación hipotética, mediante la cual la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se atreviera acatar el llamado golpista de la oposición, a parte de la confrontación y el río de sangre que corriera por el país, éstas serían algunas de las medidas inevitables que veríamos imponer con un nuevo gobierno derechista, disfrazado de corte democrático.
Pero antes debemos especular, con estos nombres, vinculados a la oposición, quién pudiera dirigir ese gobierno. ¿Será en definitiva Henrique Capriles, amparado en su "paquetazo", o Henry Falcón, con su eslogan "Hacia el progresismo"?..
Manuel Rosales, con su afamada frase "Y si me matan y muero", por igual aspiraría el sillón de Miraflores; o la propia María Corina Machado, quien desea, por su linaje, montarse de nuevo en el negocio del sector eléctrico, o finalmente Julio Borges o Antonio Ledezma, los más "conspicuos" en llamar a que nos invadan. No hay que descartar también, ante esa inevitable "pelea de perros", que un militar pueda surgir, finalmente, para que se encargue del "coroto".
Retomando la idea presagiamos entonces que el primer telefonazo que recibirían los nuevos inquilinos de Miraflores surgiría, sin lugar a dudas, desde la embajada norteamericana, con la clara idea de constatar, in situ, si el golpe de Estado de verdad se ha consolidado.
Pocos minutos después, otra llamada con mayor rigor, desde el propio imperio, daría la orden inmediata de iniciar la "cacería de brujas" en contra de todos aquellos que estuvieron vinculados al chavismo. Es decir, nadie que haya alentado o pertenecido a la revolución estará exento de salvarse de la actuación de los esbirros, de lo que se llamó, en el pasado, la Seguridad Nacional.
Una vez que el país estuviera en total control del nuevo régimen el siguiente paso sería derogar la actual Constitución Bolivariana, para imponer de nuevo la de 1961, y la nación, en desagravió al Libertador Simón Bolívar, pasaría otra vez a llamarse solo Venezuela.
Una de las primeras órdenes que impondría el imperio, una vez todo controlado, sería pagar el precio del petróleo de nuevo a 8 $ el barril, tal como lo hicieron, por más de 40 años, en la cuarta república. Es decir, nuestra principal riqueza natural sería desangrada con consecuencias nefasta para el presupuesto nacional.
Pdvsa, desde luego, sería privatizada, al igual que las empresas de Guayana. Corpoelec y la Cantv, además de las concesiones para explotar el oro, el coltán, la bauxita, el cemento, entre otros minerales, incluyendo las reservas hídricas, serían igualmente entregadas a las empresas transnacionales, en manos del imperio norteamericano.
Pero además se derogarían también todos los contratos que pudieran existir con China y Rusia, y se establecerían bases militares norteamericanas en suelo patrio, como ha ocurrido en Colombia.
Más allá de las anteriores imposiciones, una vez aplicada la nueva Constitución, las pensiones ya no estarían indexadas al salario mínimo, y la Ley del Trabajo sería derogada o al menos cambiada en perjuicio de los trabajadores.
Por ejemplo, se elevarían las horas de trabajo y se eliminaría la prerrogativa que permite a los padres de familia, por cuestión de parto, faltar a las jornadas laborales por varios días, sin que se le descuente parte de su salario.
Pero además quedarían derogados las ayudas en favor de las personas discapacitadas y el pago de todo tipo de bono, incluyendo la "Chamba Juvenil", que promueve el gobierno revolucionario en favor de los jóvenes desocupados.
En materia de vivienda todo aquel que recibió una casa o un apartamento, sin inicial, a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), deberá de inmediato, a través de la banca privada, cancelarla con los intereses que implican cualquier atraso, pues de lo contrario serán obligados a entregarlas.
También con consecuencias graves para el presupuesto de los hogares venezolanos se impondría un alza desproporcionada de las tarifas de todos los servicios públicos, entre ellos el de electricidad, agua, aseo urbano, telefonía, Internet, derecho de frente, etc, etc. Y se convalidaría la subida abrupta de las tasas de interés de la banca privada, todo bajo la supervisión y las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En materia de salud se daría paso a una hecatombe, una vez que de manera soterrada, como venía ocurriendo en el pasado, se aliente de nuevo la privatización de este importante sector. Pero además desaparecería la Misión Barrio Adentro, la entrega gratuita medicinas, de lentes y los servicios odontológicos y de rayos x, incluyendo los de exámenes, que se prestan a través de los CDI.
Lo más perjudicados, una vez rotas las relaciones con Cuba, serían, sin lugar a dudas, los pacientes diabéticos, que dejarían de recibir la atención y el afamado medicamento Hebert Prot, que evita o reduce, si se suministra a tiempo, las ulceraciones y la amputación posterior de las extremidades inferiores.
En materia económica las consecuencias nefastas para el bolsillo del venezolano serían múltiples. Por ejemplo, se estancaría el salario mínimo, se liberarían los precios de todos los productos, en especial el de los alimentos y las medicinas, y se impondría, con mayor énfasis, en perjuicio de las empresas nacionales, las importaciones de ropa, calzado y línea blanca, entre otros productos.
Para evitar quejas, reclamos, denuncias o críticas, habría control absoluto de los Medios de Comunicación Social, incluyendo las redes sociales, y pobre de aquel que se atreva a decir algo en contra del gobierno.
En materia de educación, los primeros perjudicados serían los estratos sociales más vulnerables del país, pues de inmediato serían clausuradas las Aldeas Universitarias, el programa de entrega de uniformes escolares y el morralito escolar, y sería borrada del mapa la carrera de Medicina Integral Comunitaria, agravando más las oportunidades de estudio, y el déficit de médicos en el país.
En materia de deporte y cultura volveríamos al pasado, ni un centavo para los atletas de alto rendimiento y adiós a los Coros y Orquestas Juveniles, que tanto prestigio le han dado a Venezuela, gracias a la idea de su creador, el maestro José Antonio Abreu, y al apoyo del gobierno nacional.
Dios libre, también, que usted ande después de la 9:00 de la noche en la calle o se le consiga en una plaza pública reunido con sus amigos, pues de nuevo aparecerán las afamadas "perreras", para remolcarlo a la fuerza hasta un retén, por 15 días, junto a verdaderos delincuentes, como ocurría en los gobiernos de AD y Copey, acusado de estar conspirando.
Pobre de su muchacho, finalmente, si cumplió 18 años, si lo agarra la recluta, pues irá a prestarle servicio a la Patria en un cuartel, por dos años y bien lejos de su hogar, sobre todo los más pendejos del país, sin que tenga seguridad de que lo vuelva a ver.
Ante semejante situación es evidente que el país deberá estar preparado y en alerta para el próximo 10 de enero, pues sobran múltiples razones para evitar que algo tan nefasto, como descaradamente lo promueve la oposición, ocurra en perjuicio de la mayoría de los venezolanos. Aun así seguimos apostando a la reconciliación y a la paz.