Mi negro y yo, aún estamos pasionalmente, como en los tiempo en que nos tirábamos en la gramita de lo que se conoció en otra época, como la "tierra de nadie" en la UCV. Justo detrás del aula magna y la sala de concierto. Muchos deben recordar que la "tierra de nadie" era un terreno libre, zona de mucha tolerancia y muchas pasiones. Ahí, hacia la tardecita, uno oía cualquier grito o quejido de gozo. Mi negro y yo conservamos aún esa llama de pasiones.
Claro, el tiempo es el tiempo, sin embargo, uno acude a movimientos tácticos para mantener al rojo vivo esa pasión. O sea, es publico y notorio que "argunas" mujeres adoptamos subliminalmente a veces ciertas estrategias que son muy efectivas.
Ya es público y notorio que el paisano Esteban Rojas, fue a visitarme al fundo y pasó un fin de semana enchinchorrao bajo dos mata de mamey. Fue supuestamente a entrevistarme y la "entrevista" ya la colgó en Aporrea (https://www.aporrea.org/ideologia/a279490.html)
Resulta que este domingo, después que el paisano Esteban dejó el pelero, estaba decidida a echarle mano a una de mis estrategias para encenderles los motores a mi negro. Yo tengo dos panteleticas que uso para desarrollar una de esas estrategias con su respectivo movimiento táctico. Una es negra y otra es roja rojita. No tengo idea, pero mi negro entra como en cólera, cuando ve la negra colocada en su lugar y se pone fúrico, cuando ve la roja rojita. Supongo, que esto de fúrico cuando ve la roja rojita, no es porque sea chavista.
Bueno pero no es de estas cosas tan íntimas de las que deseo escribir. Decidida recordar los tiempos en la "tierra de nadie" en la UCV. Voy al sitio donde siempre las tengo colgadas, que es como el patio de mi casa del fundo y no estaban ahí. ¿Cómo? ¿Será que mi negro se las llevó al baño para una sinvergüenzura? No creo; mi negro se dejo de esas travesuras él solo ya hace tiempo.
Fui a la casita donde vive Chico que es el capataz del fundo y le pregunté disimuladamente: ¿Por casualidad recogiste una rompa del tendero hoy? Chico, inmediatamente me respondió con otra pregunta: ¿Qué razones tendría para recogerla?
Empecé a buscar como una loca mis panteleticas. No aparecían y en esa búsqueda me tropiezo con un mapire que traía terciado el paisano Esteban Rojas cuando llegó de visita a mi pequeño fundo para comerse un sancocho de pica tierra y hacerme supuestamente una entrevista.
Dije: este hijo er´diablo dejó el mapire. Decir esto, se me encendió el entendimiento y fui rápido a "jurungar" lo que había en el mapire.
No me van a creerlo. En el mapire, el paisano Esteban tenia un frasco de veirrun el pingüino, ese que aún se ve en algunas tiendas de Juan Griego y que sirve para aliviar las tensiones, emociones fuertes y dolores de cabeza. Tenía un pedazo de piñonate, que es un dulce que se hace en la comunidad de Fuentedueño en Margarita y tenía un librito de Chevige Guayke, donde se había editado Paique, cuento con el cual, Chevige ganó el concurso de cuento, cuando El Nacional era un periódico.
Estaba en el mapire también, un pedazo de cachipo (corteza del tronco de mata de platano-cambur) como protegiendo algo y no me atrevía jurungar lo porque suponía era algo muy privado de Esteban. Lo tomé en la manos y luego lo metí nuevamente en el mapire. La curiosidad mato al gato. Volví agarrar el bojotico de cachipo y ahí estaban mi pantaletica negra y la roja rojita, que recientemente me había comprado en Margarita para renovar el stop.
Entendí que no fue a pedirme una entrevista. Ya me parecía raro. Insistentemente, el paisano Esteban me planteaba, querer ver la calidad de ganado que tenía en el fundo y ver las burras, para asegurarse que eran de cargas.