Tengo la firme convicción de que los procesos de cambio social que se están
trabajando en Latinoamérica y el Caribe se enrumban dentro de un marco muy
claro, como son las grandes necesidades de unos pueblos que claman por
cambios revolucionarios, lo que ha hecho que se conviertan en luchadores
políticos que dependen prácticamente de las circunstancias objetivas y que
movilizadas por las poblaciones son ahora una resistencia consciente de su
propia emancipación. Penetran en nuestras naciones las ideas de Bolívar, que
hoy secundadas y orientadas por nuestro líder, el comandante Hugo Chávez
Frías, reafirman y exigen un cambio cualitativo, derrocando esas
connotaciones petrificadas que como escudo utilizan esas mal llamadas
“democracias representativas” cuyos socios imperialistas se obstinan en
mantener para su provecho, ellos tratan de aguantar el torrente que ha
despertado y que lucha por los explotados, por la justicia y la defensa de
las riquezas nacionales y por un nuevo desarrollo construido por un nuevo
régimen de libertades populares. El balance de estos últimos 8 años, aquí en
Venezuela, política, social, económica y culturalmente, pese a las terribles
vicisitudes heredadas durante las cuatro décadas de nefasta seudo
democracia, corrupta y despilfarradora, logró hacerse mediante una
planificación donde el manejo de las políticas públicas se trabajaron en
base a un realismo social que no tomó una posición “maximalista”, es decir,
destinada a imponer modelos de gran ortodoxia teórica. Los proyectos, ejes y
planes, como el “Simón Bolívar”, “Una revolución democrática” y “soñando un
país”, propuestos en sus inicios por El señor Presidente de la Republica se
tendieron en base a esquemas reales y muy situados dentro de la vida del
venezolano y por esa alta dosis se propuso a crear los programas con
condiciones y desarrollo, logrando lo que ningún otro pudo hacer, de esta
historia hacia atrás, él lo hizo y una mayor equidad en la distribución
social del ingreso, se distribuyó. La recuperación del petróleo , nuestra
riqueza fundamental, ha sido vital, su resultado producto de esos proyectos,
hizo que nuestro líder reviviera aquel viejo cadáver en que habían
convertido a la organización OPEP, él trabajó, la reorganizó y se logro
controlar la producción y el acierto de nuevos precios dentro de una
estructura económica que erradicó la dependencia y la vulnerabilidad,
dándole, en lo que se refiere a Venezuela, un buen uso a esas divisas que
hoy están repartidas entre los sectores mas necesitados y porque no decirlo,
a Latinoamérica y el Caribe. Anteriormente y sobre todo los viejos
dirigentes de PDVSA y de los partidos, compartían solo el criterio de
“expertos ladrones” y ahora cuando el chorro negro se les ha cerrado, han
propiciado una hipertrofia en el sector posgolpista y una atrofia entre
ellos mismos, sino escuchen a Giusti, Calderón Bertí, Toro Hardy, Rafael
Tudela, Juan Fernández y Quiroz Corradi, por nombrar algunos, que desde
Miami estaban preparando el regreso para darle vida nuevamente a sus
antiguas fechorías. Lo que viene es una economía que día a día se mantendrá
estabilizada, lo que facilitará a la revolución elaborar nuevos planes y
construir una república, arquitectónicamente con un mínimo de márgenes de
error. Ya la vieja crisis en que estos señores habían metido al país, está
desapareciendo por completo y eso es lo que no pueden aceptar. Ahora la
revolución bolivariana marcha sobre la seguridad social activa, contra la
corrupción heredada precisamente de esos señores que ahora se autodenominan
libertadores y la burocracia, males imperceptibles que nos dejaron estos
“pajaritos”. De ahí que las nuevas opciones propuestas por el señor
Presidente, darán los cambios radicales que nos faltan para terminar y
continuar trabajando por ese socialismo que llámanos siglo XXI y del cual
vamos a hablar en el próximo trabajo.

vrodriguez297@hotmail.com