Los resultados electorales del pasado 03 de diciembre requieren una lectura profunda para comprender su incidencia en la definición de un nuevo panorama político. No basta con interpretaciones apresuradas que solo sirven para sustentar posiciones predeterminadas y alimentar respuestas interesadas. Así mismo, resulta lógico que estos resultados determinen la agenda política del año 2.007.
Lo primero que pudiéramos resaltar es la consolidación del Poder Electoral. La transparencia demostrada por el CNE. La eficiencia del sistema electoral automatizado y los resultados de la añorada “auditoria en caliente” combinados con la respuesta oportuna a todas las exigencias y criticas de ambos sectores en pugna nos permite afirmar que el CNE se consolidó como un autentico Poder dentro de un Estado que vive una agitada transición como fase determinante de un Proceso de Cambios y Transformación Social que incluye una Reforma Constitucional. No, no se trata simplemente de la excelente gestión de funcionarios (en este caso los Rectores del CNE) cargados de buena voluntad. Se trata de la estructuración y consolidación de un nuevo Poder, el Poder Electoral.
En términos generales los resultados electorales reafirman la fractura histórica de la sociedad Venezolana. Una fractura social que no llegó con Chávez como se pretende afirmar, sino que es la expresión de una sociedad construida sobre la base de la exclusión social de las mayorías. Hoy, dos bloques sociales expresan la lucha por la transformación social necesaria. Una mayoría históricamente excluida, maltratada y explotada que busca senderos de participación activa y protagonismo en los asuntos públicos como reivindicación de su condición humana y una minoría que lucha por recuperar prebendas que le permitan vivir dentro de la ostentación y el dispendio. Esta realidad sirve para reafirmar la necesidad de profundizar un Proceso de Cambios y Transformación Social que conduzca a una sociedad donde impere la justicia social.
Afortunadamente, los dos bloques sociales han tomado expresión política y escogido el camino de la Democracia Participativa y Protagónica para dirimir diferencias que adquieren una dimensión ideológica y supone una confrontación en un contexto democrático, constitucional y pacifico.
Por un lado aparece una oposición apegada a los postulados del Neoliberalismo, desligada de la realidad social y política. Una oposición incoherente, sin planteamientos serios para impulsar un modelo de Desarrollo Económico y Social que responda a las expectativas, aspiraciones y necesidades del pueblo y al mismo tiempo permita el aprovechamiento adecuado de nuestros recursos naturales y humanos.
Esa oposición no le quedó otro camino que aceptar la candidatura de Manuel Rosales como instrumento para reanimar su pretensión de derrocar a Chávez y frenar el Proceso de cambios y Transformación Social. De allí, que podamos afirmar que la candidatura de Rosales es el producto de una circunstancia muy particular donde no aparecía otra alternativa para aglutinar los enemigos de la Patria.
Por lo tanto, Rosales nunca podrá ser el líder de la oposición y se recordará como un candidato que supo aprovechar el momento político, tuvo el valor de reconocer su derrota y no caer en la tentación de los conspiradores de oficio. La oposición seguirá a la deriva y Rosales se dedicará a defender la Gobernación del Zulia y a tratar de construir una organización política con el viejo y desgastado liderazgo de AD aprovechando el desmembramiento organizativo e ideológico de Primero Justicia.
Por otro lado aparece el Chavismo como una inmensa corriente política y social que tiene el reto de profundizar el Proceso de Cambios y Transformación Social impulsando una Reforma Constitucional que le permita acelerar la transición y responder a las expectativas, necesidades y aspiraciones del pueblo trabajador.
Al mismo tiempo que se intenta construir un Estado vigoroso, eficiente y productivo se hace necesario cimentar las instituciones sociales que garanticen la intermediación social y el desarrollo de un verdadero Poder Popular. Aparece entonces, la propuesta de unificación del Chavismo alrededor de lo que, equivocadamente, se ha llamado partido único. La unificación del Chavismo se puede concebir como un proceso que conduciría a la construcción de un Partido de Cuadros que asuma la tarea de intermediación social sin renunciar a su condición de vanguardia revolucionaria. Un Partido de Cuadros que le devuelva el contenido social a la política y reivindique la ética militante en armonía con la política.
Como puede verse los resultados electorales del 03 de diciembre requieren una lectura de mayor alcance para darle contenido a un análisis político y social que nos permita interpretar el panorama político como producto de un momento histórico que exige ratificar el compromiso ideológico, político y social… Un simple ejercicio electoral solo sirve para satisfacer la medianía de quienes se entretienen en el juego de los números para justificar sus pretensiones hegemónicas… El tiempo es de cambio y transformación…