Bolivia 1952: La primera revolución obrera de América Latina

Una experiencia revolucionaria muy poco conocida, pero de enorme trascendencia para su pueblo fue la de Bolivia en 1952, cuando los obreros mineros organizados en sindicatos se insurreccionan contra la burguesía, destruyen el ejército y la policía burguesa y depositan el poder en el partido MRN que lideriza Víctor Paz Stensoro. Los sindicatos devienen en órganos de poder popular y comienzan a desplegar políticas gubernamentales que favorecen ampliamente a los obreros y demás trabajadores.

El 9 de abril de 1952 comenzó en Bolivia la que puede considerarse como primera revolución obrera de América Latina. Ese día, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR)1, junto a una fracción del ejército encabezada por el general Antonio Seleme, Ministro de Gobierno de la Junta Militar en el poder presidida por el General Ballivián, comenzó un intento de golpe palaciego para derrocarlo. Todo indicaba que iba a realizarse el enésimo golpe palaciego en la historia de Bolivia.

Desde la madrugada, los golpistas tomaron algunas dependencias gubernamentales y proclamaron, prematuramente, el triunfo. El gobierno sacó las tropas a la calle, y comenzaron los enfrentamientos con los militantes del MNR y las tropas leales a Seleme. Mientras tanto, sucedió lo inesperado. Las masas trabajadoras y oprimidas se volcaron a las calles, y lo que había comenzado como un golpe palaciego se convirtió en una verdadera revolución obrera y campesina. Las masas, encabezadas por los mineros armados con dinamita, se enfrentaron al ejército, lo derrotaron y lo desarmaron, armándose ellas mismas. Más tarde, "las fuerzas rendidas del Ejército desfilaron por la ciudad custodiadas por las milicias revolucionarias que encabezaba el Comando Obrero" 2. La revolución obrera había triunfado.

Las masas bolivianas irrumpieron espontáneamente, sin un plan político preconcebido, sin una auténtica dirección revolucionaria que las condujera a tomar el poder en sus manos. Fue una "Revolución de Febrero", haciendo la analogía con el Febrero Ruso de 1917: las masas destruyeron a las fuerzas armadas, el pilar del Estado, derrocaron al gobierno de boliviano y entregaron el poder al MNR, un partido nacionalista burgués, y a su máximo dirigente Víctor Paz Estenssoro, que asumió la presidencia de la nación. Pero Paz Estenssoro era un rehén de las masas armadas: "Paz Estenssoro ya se ha convertido en el Kerensky de la Revolución Boliviana", afirmaba Guillermo Lora a pocos días del triunfo de la Revolución.3 Existían en Bolivia dos poderes: uno formal, el del gobierno del MNR, y el otro poder real, el de las masas trabajadoras armadas.

El 17 de abril, bajo el impulso de la marea revolucionaria, se funda la Central Obrera Boliviana, la COB. La COB se constituyó en el organismo del verdadero poder obrero: "...A partir del 9 de abril, los sindicatos tomaron sencillamente en sus manos la solución de los problemas vitales y las autoridades, si no eran destituidas, no tenían más remedio que someterse a sus decisiones. Son estos sindicatos los que actuaron como órganos de poder obrero y plantearon el problema de la dualidad a las autoridades locales y nacionales. Directores de la vida diaria de las masas, rodearon de atribuciones legislativas y ejecutivas (poseen fuerza compulsiva para ejercer las decisiones) e inclusive llegaron a administrar justicia. La asamblea sindical se convirtió en la suprema ley, en la suprema autoridad".4

La COB se había constituido en el poder real de Bolivia, en un organismo de frente único de las masas armadas, es decir, en un verdadero soviet u órgano de poder obrero y popular. Sólo la COB podía satisfacer las aspiraciones de las masas expresadas en la Tesis de Pulacayo: lo que estaba planteado era que la COB tomara en sus manos todo el poder, derrocando al gobierno nacionalista burgués de Paz Estenssoro, y estableciendo un verdadero gobierno de las organizaciones obreras y campesinas, apoyado en las masas armadas.

Pero la COB, encabezada por Juan Lechín Oquendo, dirigente minero conciliador, que pertenecía a las filas del MNR (aunque había coqueteado con el POR y utilizado la terminología trotskista en forma demagógica), no sólo dio su apoyo al "camarada Presidente" y llamó a las masas a confiar en él, sino que se integró al gobierno por medio de los "ministros obreros", estableciendo lo que se dio en llamar el "co-gobierno". Desde el mismo nacimiento de la COB, su dirección conciliadora comenzó a traicionar la heroica revolución boliviana.

Cuando, a las pocas semanas, Paz Estenssoro resuelve postergar la nacionalización de las minas y crea una comisión que la preparara, para ganar tiempo apostando a un descenso de la actividad de las masas por desgaste, organizaciones revolucionarias que influenciaban al movimiento obrero, como el Partido Obrero Revolucionario, se negó a llamar a la ocupación inmediata y al control obrero de las minas. Ésta organización ponía sus expectativas en que el ala izquierda del MNR rompiera con el gobierno, y entonces pudiera conformarse un gobierno obrero y campesino, entendido como "el momento corto, transitorio, hacia la dictadura del proletariado ..."4

Así, gracias a la traición de la COB y la claudicación del POR, el gobierno del MNR obtuvo el tiempo necesario para que comenzara a decaer el ímpetu revolucionario de las masas, expropiarles su revolución, y, dando algunas concesiones (como la nacionalización de las minas con pago o la reforma agraria), mantener casi intacto el poder de la burguesía. El MNR logró burocratizar a la COB y reconstruir las fuerzas armadas, resolviendo a su favor la situación de doble poder. Se pierde de esta manera un importante logro del pueblo boliviano, en primer término de su clase obrera, una trascendental experiencia de ejercicio del poder popular que se repotenciará y reivindicará 53 años después, cuando un hijo del pueblo pobre, un indio aimará, Evo Morales, toma el poder tras ganar unas elecciones el año 2005.

Notas:

1- El MNR, encabezado por Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo, había sido desalojado del poder en 1946 por un golpe de estado. En 1951, sin embargo, las elecciones organizadas por el gobierno militar le dieron la mayoría. Un nuevo golpe de estado, encabezado por Ballivián, impidió que el MNR asumiera el poder.
 

2- "La Revolución del 9 de abril de 1952", de Jorge Valdivia Altamirano, La Nación, La Paz, 9 de abril de 1953, citado por Liborio Justo en "Bolivia: La Revolución Derrotada", Juárez Editor, 1971.

 

3- Guillermo Lora, Obras Completas, Tomo IV, pág 87. Ediciones Masas, 1995.



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

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