La forma moderna de introducción del principio de igualdad, formulada
ya como síntesis histórica de una época, no como su primera forma de
aparición, consiste en plantear el principio igualad ante la ley y no
necesariamente en el proceso de producción de la ley, implica un paso
de una forma activa de pensar la vida política para todos, a otra que
es la idea de igualdad ante la ley, en condiciones en que solamente
algunos son los productores de las leyes.
En las condiciones modernas, la introducción de la idea de igualdad
ante la ley no tiene la finalidad de introducción de mayor igualdad en
las estructuras económicas sociales, por eso, cabe recordar que la
idea de igualdad ante la ley, corresponde más a la idea de estado de
derecho, que a la idea de democracia.
Con el tiempo, se ha identificado democracia con estado de derecho,
pero es pertinente establecer una diferenciación, tanto en términos
históricos, ya que el estado de derecho no se piensa ni nace
originalmente como democracia, para darle un sentido procesal, de
introducción de igualdad política dirigida a producir igualdad social
y no meramente jurisdicción y constitucionalidad de la política.
De manera sintética, uno de los principales modos de introducción del
principio de igualdad ante la ley, la de los derechos humanos, es algo
que se da por fases complementarias y como producto de luchas
políticas. Por ejemplo, si tomamos como ejemplo la declaración de los
derechos universales del hombre, cabe ver que desde su formulación a
fines del siglo XVIII, pasó más de un siglo, para que se instituyan
las primeras formas de ciudadanía universal a inicios del siglo XX,
recién mediados del siglo se expanden las formas de reconocimiento o
instituciones de ciudadanía universal tanto en Europa como en América,
incluido los Estados Unidos que junto a Suiza aunque son modelos,
recién instituyen este reconocimiento de manera muy tardía en la
década de los 70.
Se puede decir, que bajo el régimen de ciudadanía se piensan las
principales formas de introducción de igualdad, sobre todo de igualdad
de derechos en el seno de los estados modernos, vista en términos de
proceso y de democratizar gradual. De manera más breve, la ciudadanía
sería un modo de avanzar en el reconocimiento de áreas de igualdad en
el seno de Estados que reconocen una estructura jurídica que, sin
embargo, mantiene la desigualdad a nivel de las estructuras
económicas; sobre todo por la presencia como núcleo de los derechos
civiles y, por lo tanto, de los derechos humanos, del derecho a la
propiedad privada que, por lo general, se vuelve propiedad monopólica
cada vez más, primero a nivel nacional y luego a nivel internacional y
transaccional.
Hace mucho tiempo el imperialismo contemporáneo, en particular el de
Estados Unidos, ha podido expandir su soberanía en el mundo ligada a
un discurso que lo presenta como la encarnación del modelo democrático
moderno. La dominación internacional o la institución de nuevas formas
de desigualdad en el orden político, económico y social intencional,
se justifican, en parte, con un discurso sobre un modelo de igualdad
política como es el democrático, que correspondería a la condición de
organización política interna de los estados dominantes. Dicho en
breve, el modelo de la igualdad política interna sirve para instaurar,
mantener y agravar un orden de desigualdad política a nivel regional,
interregional y mundial.
Para enfrenar en parte, las estrategias de legitimación de la
imposición de la soberanía de algunos Estados más poderosos y ricos
sobre otros más pobres, que acaban siendo sometidos y sobre explotados
en las condiciones actuales, cabe realizar una reconceptualización de
la democracia que tendría que ser pensada, o tiene que ser pensada
siempre en términos geopolítico. Trabajo un rediseño de la estructura
conceptual de la misma, retomando tanto la historia antigua como las
luchas democráticas y el pensamiento crítico de todos los tiempos.
Es por esto, que pensar la democracia geopolíticamente no únicamente
implica un nivel en el que siempre se hace un análisis de las
interrelaciones entre Estados a nivel regional y mundial, para dar
cuenta tanto de los procesos de transición como de reforma del Estado,
así como de la institución de sistemas, partidos y elecciones en el
mundo y en diferentes países, sino que aparece la necesidad de pensar,
cada vez más, en procesos de definición de la democracia en al ámbito
de la intergubernamentalidad. En este sentido, en el ámbito del juicio
sobre el ejercicio del principio de la igualdad en lo intersocietal.