Buenas tardes amigo y camarada. Perdona no te mencione, pues no es mi intención personalizar esto y sí que quienes me lean mediten sobre el fondo del asunto. Mis respetos. No intenté engañar a nadie. Mi formación hogareña, del barrio y el medio donde nací y crecí, profesional y a lo largo de la vida, es totalmente ajena a eso. Si fuese lo contrario, a lo mejor estuviese alrededor de alguien con poder, bien en el gobierno o en el mundo de la empresa privada, viviendo a mis anchas; y lo digo así porque, permítame ser un tanto presumido, tengo algo que pudiera servirme que, aunado a eso malévolo de querer engañar, para alcanzar lo que no es demasiado difícil.
Difícil y costoso es el camino que asumí en la vida desde joven. El de no callar ante las injusticias, lo mal hecho y menos servirle al primero que me lo solicite o me pudiera hacer la vida fácil, como "siguí" o mujiquita.
Soy poco dado a aplaudir y dar palmadas de felicitación ante cualquier intrascendencia o personaje. En ella, por el contrario, tomé el camino más escabroso, no estar nunca del lado de quien no tiene la razón y menos es justo. Eso implica haber aprendido cuánto de bueno o malo pudiera haber en cada hombre y circunstancia y haberme pasado la vida haciendo separaciones para no pecar de desequilibrado. Tampoco pude aprender eso de asumir la política como un negocio donde, por lo que diga o deje de decir, debo tener derecho a premios o ascensos. Me dolería mucho avergonzarme de mí mismo y que mi descendencia me mal evalúe.
Y por ser así, terminé, desde hace mucho tiempo y más ahora llegado a mi vejez, en la casi soledad, sólo me acompañan mis familiares y pequeño círculo de amigos que en buena medida tienen mucho de lo mío o yo tengo lo de ellos.
Se trata que Farías intuye puede haber un "estallido social", eso lo dijo él. No yo. Si eso teme es porque, como tú y yo, está consciente que esta situación es insostenible y pareciera agravarse.
Los grandes ascensos de masas, no controlados por las vanguardias, como no se controló ni dio rumbo cierto al Caracazo, que fue una tragedia - incluso para los represores- y no es culpa de ellas si no de quienes deberían estar previsivos ante el movimiento social y de la intranquilidad de las masas, pudieran llevar a eso que a usted también asusta.
Tanto como que, los factores ajenos a nuestros intereses eso pudieran aprovechar hasta para desatar una guerra fratricida o justificar una invasión y colonizarnos, pues eso está "sobre la mesa". De donde se concluye, como tú mismo admites, el descontento popular puesto de manifiesto, en movimiento, puede llevar a eso como diabólico, pero es también una fuerza, casi la única, como tanto lo decía Chávez, a quien muchos dentro del gobierno y su alrededor todavía deberían tener como guía y soporte para promover el cambio, no sólo para aumentar salarios, pero no como Maduro maneja ese importante asunto, que la inflación inducida se lo come antes y después, sino introducirlo en las relaciones entre el capital y el trabajo y hasta en la composición y conducta del Estado.
El gobierno no debe seguir cometiendo, por ejemplo, exabruptos, típicos de la derecha, de llevarse los contratos de trabajo en los cachos, dándole al capital privado justificación y fundamento para imitarle y aumentar la explotación, sino desde el momento mismo que se perciben las exigencias o reclamos justos, se otean los nubarrones y la acumulación de rayos y centellas por caer, más que las necesidades, tomarles como catapultas para lograr los cambios y no esperar que el agua se represe en demasía como para romper los embalses.
Pues esa es la única fuerza que puede mover a actuar a un Estado que, manejado o conducido, en apariencia por personas que pudieran ser muy bien intencionadas, se creen revolucionarias, lo han venido diciendo por años y hasta asumen una conducta habitual en lo puramente formal, como que fueron dirigentes obreros, estudiantiles y hasta nacieron en barriadas caraqueñas, egresaron de escuelas universitarias donde mucho aprendieron.
Pero aun dentro de ese marco pudieran estar atadas, estorbadas, por todos los factores culturales, estructurales, la dinámica estatal, peso de la opinión, falta de claridad, intereses grupales, visiones ajenas a la realidad o lo realizable y hasta seriedad y sensibilidad social y por ello no se atreven o no hayan el cómo hacer para establecer el equilibrio.
Y lo digo así, con esa frase final, porque tampoco creo en esos simplismos, gritos teatrales de "radicalizar la revolución" y menos que aquí hay una y socialista.
Como tú mismo admites y Pascualita da razones para eso, el Estado ha optado por obviar el problema salarial y prefiere, como el mismo Farías dijo, dar bonos para contener un "estallido social".
Una cosa son los individuos y otra el Estado. Eso hay que tomarlo en cuenta. Existe en la constitución vigente muchas formas para que el poder popular se manifieste, eso lo sabemos bien, pero ellas por sí solas no operan y, en veces, tampoco cuando están bajo el control de individualidades que la cultura estatal y fuerza estatal paralizan, riesgo que corren todos. Por esto, el pueblo, con sus organizaciones, su gente de vanguardia debe estar en movimiento y reclamar con fuerza para despertar y hacer que esos mecanismos operen. Intentar dormir al pueblo con bonos, no para que no estalle, sino simplemente para que no le reclame a quienes dominan y al Estado sus derechos, es una maniobra de baja estirpe.
No creo que la situación venezolana de ahora se explique sólo por las sanciones de Trump, que sería el principio y fin de todo. La historia de la economía venezolana desmiente tal afirmación y en particular, al analizar el período posterior al año 2000 y particularmente a partir del 2012, uno encontrará muchas razones o causas de lo que ahora acontece. Para poner un solo ejemplo o referirme a un área, basta leer a los técnicos petroleros para enterarnos de los tantos errores y omisiones cometidos en ella desde Rafael Ramírez hasta ahorita, que nada tienen que ver con el presidente de EEUU. ¿Dónde están los grandes planes agrícolas y sus resultados, para emancipar a Venezuela del mercado capitalista mundial en el área alimenticia? Por demás habló Chávez de poner énfasis en la independencia alimentaria. Nadie puede decir que existían, estaban funcionando y Trump los destruyó.
Sabe bien amigo, querido camarada, que los bonos no tienen tampoco efecto sobre el salario, vacaciones, aguinaldos y prestaciones sociales, con lo que terminan convirtiéndose en un mecanismo para estafar a los trabajadores. Y al mismo tiempo en un modo de manipular a la multitud ya sumida en la miseria que comienza a conformarse con las migajas.
Pero hay algo más amigo, no importa quién gobierne, pudiera ser usted mismo, buena persona, de origen humilde y humilde usted mismo, no importa la buena fe y la declaración diaria de revolucionario y antiimperialista, no se puede dejar en manos del Estado ni del patrón las decisiones todas y menos la de materia salarial; esa es una conducta pro patronal y de derecha.
Las luchas por el contrato y el salario son mecanismos, impulsos por el cambio. Una cosa es la clase, el pueblo y otra el Estado, particularmente en las sociedades capitalistas. Esa especie de disputa entre Farías y Pascualina, yo diría que es entre el Estado, manejado por revolucionarios y representado en Farías que vacila ante las presiones, imposiciones por distintas vías y hasta amenazas de las clases dominantes y Pascualina en el rol de la clase trabajadora. Y la única manera de resolver esa contradicción es con las masas en movimiento y eso, pudiera convertirse en un estallido social, algo de eso que llamas "masas rojas", destructivas, si la dirigencia y el Estado, en manos de revolucionarios, no manejan el asunto como les corresponde y entonces eso sería responsabilidad estrictamente suyas. Un simple articulista como yo no puede desatar un movimiento de esa naturaleza, sólo advierto el peligro que se corre y el propio Farías teme.
Pascualina Curcio, ha demostrado con las cifras muchas cosas y sobre todo como el Estado se abstiene de tomar medidas de carácter fiscal y monetario para contener ese peligro y sobre todo para enfrentar la grave injusticia que se comete con los trabajadores y que tú mismo admites.
Las masas que produjeron el Caracazo no cometieron esos atropellos a los que haces alusión, al contrario de ellas hubo, según se dice, más 3 mil muertos. Además, ellas no se manifestaron contra el FMI y ni siquiera contra CAP, pues 3 meses atrás, el 65 % de los votantes lo hizo por él. La protesta fue contra el hambre, la miseria de aquel momento y por la exigencia de nuevos sacrificios. Sería muy triste, por eso nada de eso deseo, como pudieras pensar, que se produjera un estallido social de la magnitud que piensas para alarmarte, pues eso más que a Maduro, afectaría a la izquierda, la lucha por una mejor sociedad y al pueblo mismo. Pero tampoco puedo postrarme ante un gobierno que no busca, no halla, cómo salir del atolladero en el cual se encuentra y prefiere, como decimos los venezolanos, ponerse a silbar iguanas o asignarle a los trabajadores bonos, como quien desde el balcón lanza migajas al pueblo, ya amancebado y maniatado para que se conforme.
Perdona me haya extendido tanto; pensaba escribirte una nota corta. Y ¡ah! Ya se me iba a olvidar, gracias por lo de maestro, pues si lo soy y a mucha honra; soy de esos humildes trabajadores que se pasó casi 40 años en el aula y con gusto volvería a cumplir el mismo rol, de tener fuerzas para ello; pero eso sí, para que mis muchachos aprendan, como siempre intenté, a ser rebeldes y luchar por la injusticia y no dejarse engañar con facilidad. Y también para que, quienes gobiernan y se apropian del esfuerzo del trabajo, entiendan que un maestro merece vivir con dignidad, tener tiempo para mejorarse y mejorar a sus alumnos y no ser distraído buscando limosnas para poder subsistir. Menos que, llegado a la ancianidad, se vea sumido en la miseria material por la insensibilidad de muchos que creen su bienestar es causa suficiente para todos nos sintamos felices y contentos.
Mis abrazos y gracias de nuevo y buenas noches.