El Partido de la Revolución

La construcción de una férrea Dirección Revolucionaria es una necesidad histórica. Este hecho justifica la convocatoria a constituir El Partido de la Revolución. Un partido que nazca de la unidad orgánica de todos los factores políticos y sociales comprometidos con la Revolución Bolivariana. Nadie puede desconocer el carácter estratégico de tal propósito en el momento que vive la Patria. Este ha sido un anhelo de quienes hemos dedicado buena parte de nuestra vida a la lucha y el trabajo por construir una sociedad donde prevalezca la justicia social y el respeto a las libertades fundamentales del hombre; una sociedad profundamente solidaria y humana. Una sociedad socialista.

Resulta necesario entonces, abrir el debate sobre el soporte ideológico, la estructura organizativa, los mecanismos de funcionamiento interno y un programa de acción del Partido de la Revolución o Partido Socialista Unido de Venezuela –PSUV- como lo ha llamado el Presidente Chávez. Nadie puede, tampoco, prescindir de ese debate y sustituirlo por decisiones preconcebidas o pretensiones hegemónicas en su dirección.

Es obvio que ese debate debe comenzar desde las organizaciones sociales y políticas ubicadas en los sectores populares. Desde ese espacio sociopolítico que algunos suelen llamar la base u organizaciones de base. No puede ser un debate exclusivo de dirigentes políticos. En el PPT de Bolívar lo hemos iniciado sin tapujos, sin complejos, con la intensidad y la densidad que exige su trascendencia social y política.

Ahora bien, el tiempo de ese debate y su resultado final, que será la conformación de El Partido de la Revolución (sea cual sea el nombre que se decida adoptar), solo lo puede definir la dinámica de los acontecimientos y éstos están estrechamente vinculados al avance en la transformación social que nos conducirá a la construcción de una sociedad socialista. Recordemos que en este caso se trata de tiempo de proceso social o tiempo histórico.

La importancia de este debate nos obliga a señalar que el Partido de la Revolución no puede renunciar a su condición de vanguardia revolucionaria y a su papel de organización para la intermediación social. De allí que debe ser un partido cohesionado ideológicamente, porque sin la unidad ideológica el Partido Revolucionario no podrá alcanzar sus objetivos estratégicos como vanguardia. Por eso, la libre confrontación de ideas en su seno es fundamental para su desarrollo y consolidación. Lenin (el autentico) lo sentenció así: "sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir la misión de vanguardia."

Así mismo, consideramos que El Partido de la Revolución no puede renunciar a su papel de intermediación social entre el Estado y la sociedad. Nos resulta extraño que la dirigencia de PODEMOS, en un documento público (“Últimas Noticias” 21/01/07) señalara que el papel de intermediación social de las organizaciones políticas se había agotado y las convertía en partidos tradicionales.

No se puede confundir intermediación social con clientelismo exacerbado y pretensiones de controlar las organizaciones sociales hasta convertirlas en apéndice del partido. En este tiempo de trata de devolverle el contenido social a la política desarrollando programas dirigidos a construir organización social y desarrollar la formación sociopolítica de amplios sectores populares.

El Partido de la Revolución debe asumir la tarea de organizar al pueblo para coadyuvar en la construcción del Poder Popular y al mismo tiempo contribuir a su formación para desarrollar su conciencia social y con ello impulsar el primer paso para construir el socialismo que no es otro que elevar en el colectivo la conciencia de ser social imprescindible para avanzar en la transformación de las estructuras sociales.

Esta visión de la intermediación social nos permite devolverle el contenido social a la política y reivindicar la afirmación lapidaria de Carlos Marx señalando que: “No es la conciencia del hombre lo que determina su ser (o existencia), sino, por el contrario, el ser lo que determina su conciencia” y ésta dependerá de las condiciones materiales y espirituales de existencia. En definitiva un Partido Revolucionario no puede renunciar a su papel de intermediación social y lo que debe hacer es interpretarlo en el contexto del momento histórico que vivimos. Estos elementos, por si solos, justifican la necesidad del debate para la conformación de El Partido de la Revolución, Partido Socialista Unido de Venezuela o como se le quiera llamar.

A nuestro entender ninguna organización política o social verdaderamente comprometida con la Revolución Bolivariana puede permanecer al margen de este debate y menos los hombres y mujeres del PPT que nos hemos declarado Militantes de la Unidad y conciencia vigilante de este proceso. Deberíamos asumir el debate libremente y declararnos en transición hacía la construcción de El Partido de la Revolución o Partido Socialista Unido de Venezuela…


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Darío Morandy


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