Algunas personas se leen El Príncipe, dos libros más y sin pensarlo mucho se dedican a la actividad política. Creen que eso es una carrera como cualquier otra en donde la experiencia podría ser un requisito poco necesario. El mismo ego personal les hace sentirse preparados para embarcarse en esa aventura, sin más herramientas que el convencimiento de poder hacerlo.
Esa es si se quiere la primera clasificación del por qué salieron tantos candidatos en el Psuv. Manejar la idea de ser autosuficiente, poseedor de un medidor de capacidad intelectual, facultados para decirles que son más capaces de los que ya habían sido electos. Por supuesto que también influye la falta de liderazgo, porque de haberlo, muchos lo respetarían pensando que enfrentar un liderazgo establecido, era en la práctica perder tiempo.
Hay candidatos que aspiran por venganza, aquello de sacarse los clavos del pasado motivan a convertirse en alcaldes o concejales, para desde esa posición pasar facturas a los que un día los ignoraron, o humillaron, prometiéndose hacerles pagar esa actitud en cualquier momento de su vida, llevándolos hasta cambiarse de partido político o se muden de la ciudad en donde viven.
Los candidatos más típicos son los de alcanzar el poder para exhibirlo, disfrutarlo, llenando unas líneas más en su libro de vida. Son los que se empeñan para conseguir un vehículo ultimo modelo, así tengan que venderle el alma al diablo. Buscándose a como dé lugar quien les pague el chofer y dos escoltas. No le importa resolver problemas, solo aparentar y disfrutar del poder político.
El más dañino es el candidato en busca de fortunas, son unos limpios por lo demás pocos trabajadores, acostumbrados a vivir de un sueldo sin ir a trabajar, de repente asistir a firmar, son los acostumbrados a vivir del quince y ultimo. Nunca pensaron en montar un fondo de comercio o laborar de taxista, para ellos es más fácil vivir del esfuerzo de los demás. Llegan a una alcaldía, revisando presupuestos, inventando proyectos faraónicos, en donde la comisión en dólares no se pueda notar, hacen una auditoria para saber en donde están los reales fáciles, convierten ejidos municipales en tierras aptas para desarrollos económicos o habitacionales, sin importarles la procedencia dudosa de los capitales privados a invertir, mucho menos la utilidad legal de los terrenos.
Singulares son los candidatos que en ocasiones buscan hasta ser reelectos, pues sobre ellos hay alguna acusación especialmente de carácter administrativo con signos de corrupción. Hecho que han sabido sortear pero ya la cuestión está a punto de caramelo, necesitando una protección propia, llámese inmunidad parlamentaria o el poder de una alcaldía para desde allí influir evitando se convierta en un inquilino de las cárceles venezolanas.
Otros muy característicos son aquellos candidatos sin liderazgo regional, y sostienen que para ser candidatos a gobernadores deben primero ser alcaldes de una ciudad importante. Esos utilizan la candidatura de trampolín, pues desde el primer día que se juramentan como alcaldes empiezan hacer campaña para la gobernación, cuya elección será dentro de los 4 años siguientes. Estando más pendientes de resolver las situaciones de otros municipios que las de la ciudad en donde fueron electos.
Claro que no nos olvidamos los que han hecho de la política su forma de vida, lanzándose en cada elección como candidato de lo que sea, saben que no van ganar, pero proyectan la idea de la victoria para pedir colaboraciones y darse la gran vida en reuniones y en toda actividad de campaña. Ofrecer sin medida es su norte, tratan de atrapar a incautos con un maletín lleno de promesas, que al ser descubiertos se defienden con un guión bies estudiado, diciendo “ustedes no supieron entenderme”.
El ultimo tipo de candidatos, son los enamorados, son capaces de mudarse de la ciudad capital del estado a una simple provincia para conquistar una bella muchacha, que si la familia es influyente en esa localidad, le viene como anillo al dedo, montando hasta el comando de campaña en ese lugar, y quien le van a poner trabas a un candidato a gobernador, puertas abiertas, financiamiento además de una preciosa compañía.
Olvidan todos estos candidatos que Venezuela necesita gobernantes dispuestos a servir a la gente, ya el pueblo está cansado de tantos engaños. No están dispuestos a ilusionarse más, de allí que si quieren conquistar el voto, proyecten ese verdadero interés en resolver problemas de los ciudadanos. Ya la comunidad los descubre fácil, en el hablar o en el caminar les conocen las mentiras. Sean sinceros y solidarios, de lo contrario los electores no irán a votar, así tengan habilitadas todas las tarjetas del mundo.
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