En defensa de Heinz Dieterich

Usualmente no acostumbro acudir en defensa de ninguna persona, tampoco suelo "meter las manos en el fuego" como se dice el coloquialmente por nadie, ni pretendo hacerlo ahora. Sin embargo, cuando se ataca de forma desproporcionada – según mi opinión- tanto a los puntos de vista, como a la persona de un intelectual de la talla del alemán Heinz Dieterich, creo que es pertinente tomar la palabra y asumir una posición.

En un artículo publicado recientemente en aporrea, alguien derrama las copas de su ira sobre la figura de uno de los teóricos más conocidos del socialismo del siglo XXI, quien además es profesor titular en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de Mexico) y colaborador permanente del portal de izquierda, Rebelión.org. Además, es doctor en ciencias sociales y económicas en Alemania y se ha convertido en uno de los académicos marxistas más influyentes de los últimos años, post caída del muro de Berlín.

Uno de los pecados ideológicos que habría sido cometido por Dieterich para ser objeto de tan descomunal ataque y ser calificado como "Zar de la Manipulación", sería haber afirmado que "Estatizar la propiedad privada no lleva al socialismo", lo cual es una verdad obvia, puesto que si de estatizaciones netamente hablamos, entonces lejos de dar paso al socialismo, estaríamos formando simplemente un capitalismo de estado, donde las relaciones de lucha de clases permanecen igual y en lugar de una burguesía propietaria, encontramos una élite gobernante administradora y monopolizadora de la propiedad que deja al trabajador en su misma condición de explotado con otro explotador y conduce a la negación de la libertad de elección del consumidor, lo que lo ata al monopolio estatal.

Luego Dieterich, de acuerdo a la cita utilizada por el autor que lo critica dice en una entrevista concedida al diario, Últimas Noticias del 19 de febrero del presente año lo siguiente: "La única vía posible es una economía mixta, que tendría tres sujetos, el Estado, la empresa privada y la propiedad social, como cooperativa". Lo cual también constituye una idea muy razonable; el estatismo extremo ha demostrado históricamente ser un modelo condenado al fracaso, negador de la libertad de los individuos y generador de malestar para los miembros de una sociedad.

Un colectivismo total, en nuestro contexto resultaría del mismo modo ridículo e inviable y pretender que toda la economía se va a dirigir a través de cooperativas igualmente no es algo muy razonable. El mejor modelo de socialismo para Venezuela se basaría en una economía mixta, donde se preserve lo mejor de la economía de mercado (libertad de elección, competencia regulada, libre iniciativa de empresa) con una intervención por parte del estado en la economía fijando las reglas del juego, controlando sectores estratégicos para la nación tal como se esta haciendo ahora (electricidad, telecomunicaciones, etc.) y promoviendo con mayor fuerza la economía social y popular a través de las cooperativas como mecanismo de crecimiento económico y alternativa de mejoramiento para la familia venezolana.

Debemos tener en cuenta que aunque el estado – según la teoría - es el aparato político de la sociedad y obedece al criterio de la clase regente, en la práctica su accionar no siempre esta acorde con el interés colectivo sino justamente el de la clase regente que puede ser tanto la burguesía, como una élite política constituida en nueva oligarquía; la URSS estalinista y los países de la llamada "Cortina de Hierro" fueron ejemplo de ello y ya vimos como terminaron. Además, el Estado no siempre responde eficaz y eficientemente a sus necesidades y en la mayoría de los casos termina convirtiéndose en un ente represor de la misma sociedad que dice representar. En ese sentido, cualquier postura estatista a ultranza esta fuera de contexto y es por lo demás errática.

En conclusión podemos afirmar que la postura sostenida por Heinz Dieterich no es solo muy acertada, sino sumamente pertinente para el proceso social que se avecina en Venezuela, es una propuesta social de equilibrio, justicia social, progreso y libertad; hago votos por que sus ideas sean muy tomadas en cuenta si es que queremos que el proceso revolucionario venezolano tenga éxito y repercuta en libertad, bienestar, abundancia y bienestar para nuestro pueblo. Traer viejos esquemas fracasados en otras latitudes a nuestro país solo nos llevaría a hacer fracasar otra esperanza más del pueblo venezolano en un futuro mejor.

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Tulio Camacho

Periodista y analista político

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