Y así muere el ratón

Esto lo escribo porque cada día me asombra más el nivel de lavado de cerebro (así lo llamo a este fenómeno) que existe aquí en Venezuela en cuanto a la política, donde, increíblemente, aun bajo las condiciones infernales en las cuales estamos viviendo desde el 2013, una importante parte de la población todavía cree en las virtudes (de haberlas) del sistema político actual.

En mis ojos, eso es como cuando una mujer sigue creyendo en su hombre aunque ese salvaje le caiga a coñazos todos los días.

Este sistema político que tenemos aquí en Venezuela es un sistema que hace generaciones no ha sido nada más que un instrumento maquiavélico encubierto de dominación, de colonización, y de esclavismo aplicado a una población generalmente ignorante, particularmente en relación a lo que ocurre en el resto del planeta.

(Decir ignorante, no es un insulto.)

Vivimos en nuestra propia burbuja mientras el mundo avanza y nos deja atrás, y, si seguimos así, bueno, un día no muy lejano desapareceremos por completo así como han desaparecido del planeta tantas otras sociedades que se han dejado aplastar, esclavizar, y masacrar por sus propios líderes (los más malvados de la sociedad bajo el sistema político actual).

Pero, lo peor --- y esto me golpea como a Condorito lanzándome fuera de mi silla (bueno, fuera de mi cama, me la paso en cama más de 90% del tiempo) --- es que aun los venezolanos y las venezolanas más inteligentes, más experimentadas, y más educadas, como se evidencia cada día aquí en Aporrea, siguen convencidos de que la política, así como la conocemos hoy aquí en Venezuela, sería el camino para nuestra salvación.

O sea, por alguna razón que a mí no me entra en la cabeza, la gente busca una solución política usando exactamente el mismo sistema político que nos metió en esta mierda en primer lugar, como dice mi amiga.

O sea, me asombra el nivel restringido y limitado del pensamiento psicosocial venezolano, como si no hubiera ninguna otra manera de resolver los problemas de nuestra sociedad aparte de por la vía política actual, lo cual aquí en Venezuela es básicamente como una pelea de gallos donde los más fuertes y mejores alimentados se pelean y se matan entre sí para después victoriosamente hacerse los superhéroes y aparentar frente a una audiencia emborrachada e hipnotizada por la ilusión de hacerse rica de la noche a la mañana apostando por el gallo que más pareciera ser el ganador, sin que importe un carrizo el hecho de que la pelea de gallos ha sido criminalizada en casi todo el mundo desarrollado moderno por ser una práctica terriblemente nefasta y retrógrada para cualquier sociedad del planeta.

Además, esos eruditas, o sea, esos gallos, así como los políticos desde sus diferentes galleras, algunos ganadores y otros no, algunos con y otros sin cabezas, o con o sin espuelas, algunas de oro, otras de espinas de alguna mata del campo, casi siempre hablan de las mismas cosas, además, hablan de la misma manera, solo cambian sus voces y apariencias cuando les conviene para ocultar quienes son de verdad … hablan de partidos políticos, hablan de golpes de Estado, de la guerrilla, de las clases media, de la pobreza, de la injusticia, de la paz, la prosperidad, hablan de la oligarquía, de opositores, de imperios, de las clases obreras, de los sindicatos, del proletariado, hablan de pactos y negociaciones, hablan de la derecha y de la izquierda, y hablan de todas estas cosas aunque nadie tuviera la misma definición para nada, es más, hablan de un montón de otras cosas que han básicamente pasado de moda y de utilidad en casi todo el resto del planeta (del mundo moderno), donde esas cosas ya no se hablan, y ni se piensan, porque esas cosas esencialmente ya no sirven para nada, porque esas nociones anticuadas coloniales estancan a la sociedad, a cualquier sociedad, como por ejemplo, de recurrir a dioses para la salvación, o de subyugarse al amo para obtener un poco de comida de baja calidad, o de llamar a alguien doctor, o licenciado, o ingeniero, y aun peor, así como ocurre en le caso de Venezuela, donde --- claramente --- estas anticuadas y retrógradas nociones nos retroceden a alta velocidad hacia la Edad Media, mientras casi todo el resto del planeta avanza dejando atrás las costumbres que los esclavizó en primer lugar.

Es muy triste de ser testigo de una sociedad que permite ser gobernada por gallos bajo apuestas mientras una parte muy importante de quienes apuestan (la población) sigue siendo, viviendo, y pensando como unos ratoncitos en sus jaulas corriendo siempre dentro de las mismas ruedas, una y otra vez, corriendo siempre hacia ningún lado, dando vuelta tras vuelta sin jamás llegar a ningún destino, después, cansándose, bajándose de la rueda, comiendo un poco, haciendo sus necesidades, tomando un tiempo para hacer bebés --- todo esto en jaulas sucias llenas de mierda, como dice mi amiga, jaulas y ruedas que se caen a pedazos debido a la crónica negligencia --- después retomando su fútil ejercicio otra vez, dando más vueltas y vueltas sin ir a ninguna parte, siempre usando exactamente las mismas ruedas de siempre, dentro de exactamente las mismas jaulas de siempre, repitiendo exactamente los mismos pensamientos de siempre, sin que (aparentemente) se les ocurra:

1) de dejar de seguir dando vueltas en esas ruedas,

2) de en vez empezar a pensar en cómo carrizo escaparse de las jaulas, y

3) de después de haberse escapado de esas jaulas, dejándolas atrás, empezar a reconstruir un a nueva vida fuera de las jaulas, sin ruedas, finalmente liberándose para poder vivir libres … y sin esos gallos que ni se preocupan de limpiar las jaulas en primer lugar … mientras ellos (esos gallos irresponsables) festejan groseramente en Miraflores, burlándose de sus ratoncitos en jaulas.

Es imposible de cambiar nuestra sociedad si seguimos usando las mismas ruedas dentro de las mismas jaulas donde hemos estado viviendo como prisioneros desde hace 500 años, pensando siempre de la misma manera.

¡Es imposible!

Es absolutamente espantoso para mí de ser testigo, una y otra vez, de personas que se consideran eruditas, educadas, licenciados, doctores, profesionales de todos tipos, analistas, y expertos, seguir pensando y creyendo que el sistema político occidental actual que usamos aquí en Venezuela, en sus diferentes mutaciones desde hace 500 años, sería el sistema político más avanzado o aceptable o propicio del planeta (o para Venezuela), o que sería la única opción, cuando la verdad es que --- si bien calculé --- menos de 50% del planeta usa este sistema político de gobernanza o algo parecido.

Vivimos en nuestra propia burbuja opaca que no nos permite ver hacia fuera.

Es más …

Este mismo sistema político es el mismo sistema que en primer lugar siempre ha sido el principal responsable de la monumental y creciente disparidad social, de la crónica injusticia, y de la miseria, violencia, y pobreza crónica que hoy existe en todos los países subdesarrollado del planeta como Venezuela (ver el color azul en le mapa del link), donde ese sistema en esos países subdesarrollados (Venezuela es un perfecto ejemplo) ocurre sin que existan y/o se apliquen los adecuados y necesarios controles y leyes que este sistema requiere para que funcione como debe ser en beneficio de la sociedad (de las mayorías), y no en detrimento de la sociedad, dejando a las mayorías en miseria mientras las minorías viven como reyes.

¿Entonces?

¿Por qué carrizo seguir haciendo siempre la misma cosa?

¿Cuál es el chiste?

¿Por qué seguir usando el mismo sistema anticuado de galleras, viéndolo todo desde las mismas jaulas sucias de siempre, dándole vueltas a las mismas ruedas, esperando que las cosas cambien o mejoren?

Eso es precisamente lo que hace el ratón, y nada cambia, jamás.

Obviamente.

Y así muere el ratón.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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