De los entusiastas mensajes anuales del gobierno, repetitivos acuerdos con Rusia y China, el queso y la tostada

Días atrás, por la avejentada flojera de pararme de donde sentado estaba, frente al televisor de la "sala de estar" de mi cómoda casa, construida hace casi 40 años con un crédito del IPAS-:ME, cuando siendo militante de la izquierda, socialista y antiimperialista, como sigo siéndolo y me creía sumamente explotado y subestimado por los gobiernos de la IV República y, además, impedido de apagar el televisor porque mi nieta, como de costumbre, puso el control donde no debía, escuché el discurso de Delcy Rodríguez en la presentación del presupuesto para el año 2023, el cual, según ella, contiene cifras que nos sacarán de este estado deprimente en el cual vivimos, pese un tuitero, muy sintonizado con los intereses del gobierno, quien se identifica como Petro Divisa, aseguró que en ese instrumento no hay más de 2.500 dólares para cada alcaldía. No sé si este miente, lo que considero poco probable, dado su empeño diario en ponerse del lado de todo lo que el gobierno haga o diga en materia de economía. Y sólo eso habla de lo que las alcaldías se verán obligadas a hacer para cuadrar sus necesidades, reales e inventadas, como privatizar servicios que ahora mal prestan o no prestan y en lo inmediato pienso en el Aseo Urbano. Como para decirlo en el lenguaje esotérico y florido de gente del gobierno, "profundizar el socialismo", una frase como destinada a que la gente, más se moleste, incomode y predisponga contra un concepto que significa en realidad todo lo contrario.

Por cierto, un amigo me hizo un comentario que eso que ahora acontece en Venezuela, lo que al parecer se da en la Argentina de hoy, la puesta en práctica de una nueva política de salarios a cambio de muchas cosas, como la privatización de servicios públicos, concesiones importantes al sector privado en diferentes áreas mientras por ello se habla en nombre del cambio y hasta revolución, se le estaría llamando, en el país sureño, "pacto o acuerdo social-neoliberalismo", una simbiosis donde el beneficiado es obvio.

Lo cierto y concierne al contenido del trabajo que sigue, es que el discurso de la vicepresidenta, si no hizo honor, fue coherente, como una continuación ritual, de las ofertas de Maduro para cada año. Pues no es mentira que el entusiasmo discursivo del presidente, posiblemente lleno de buena fe, esperanzas y deseoso que suceda algo milagroso que lo saque del atolladero en el que está metido y a nosotros hundidos, es ya casi como el uno comer hallacas en diciembre. Pues Maduro pareciera ser un extraño gobernante que nada planifica, sino que vive soñando y pidiendo a los santos que le iluminen y más que eso, ellos, por su cuenta, decidan y hagan lo que él espera ver. Pero esos santos como que se voltean, tanto que uno les mira y parecen ser muy terrestres y pragmáticos.

Y es Maduro muy coherente con su anterior escuela, esa de no buscar gente que le asesore, esté sustancialmente por encima de él en temas muy particulares, como sería natural, pues nadie espera que el presidente sea un genio, sabelotodo, pero sí competente para escoger entre quienes sí saben y, en lugar de hacer de mandaderos, ejerzan con pertinencia. Pero su escuela lo induce a lo contrario, buscar gente a quien ordenarle en detalle lo que debe hacer, hasta en televisión, lo que nunca es mucho, por todo y todo. Pues prevalece la idea que hay que vender muy públicamente quién manda aquí y tiene los pantalones puestos.

Gómez, quien tenía el toro por los cachos y el rábano por las hojas, pues, en materia de mando y de poder no tenía competencia y pese se dice además que era analfabeta, escogía para gobernar a lo mejor que en la sociedad venezolana había, siempre que los solicitados aceptasen. En su gobierno, sus gabinetes se llenaron de gente del más alto nivel intelectual y técnico.

Quizás por eso mismo, Maduro, firma y "requetefirma" en persona o por intermedio de otros, los mismos acuerdos con China y Rusia, cada cierto tiempo. Pues son acuerdos virtuales o mejor de puros buenos deseos, como modo de distraerse; una especie de juego o un darle justificación al que de allá viene a revisar lo suyo o al que de aquí va allá de visita de descanso.

Por ese escuchar a Delcy, por la flojera o mejor lo que le cuesta a un viejo pararse del cómodo mueble donde está sentado, ofreciendo para este 2023 que entra, tal como Maduro hace cada final de año, desde que llegó a la presidencia, busqué un artículo del 2018, que habla de ofertas que el presidente hizo para el año 2019, por lo que uno, cree estar soñando o recreándose en el pasado

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Antes, en esas reuniones o concentraciones informales en la que habitualmente, como en demasía, participa Maduro, había hecho la misma oferta, con la emotividad de un niño respondiendo a las reprimendas de su padre.

-"Te prometo papá que de ahora en adelante me portaré bien y mis notas serán de puro veinte".

El padre acababa de llegar de una reunión de padres y representantes, donde escuchó del maestro guía, las quejas acerca del bajo rendimiento y la conducta de su muchacho.

El padre por serlo, hasta por sentirse en el fondo responsable, como no haber puesto la debida atención a la educación y hasta crecimiento de su hijo, le escuchó atentamente y más que creer en aquello lo puso en manos de Dios, se dispuso a enmendarse él mismo y desear que todo cambiase a partir de ese momento. Estaba en juego el futuro de su infante, hasta de la familia y la tranquilidad de su conciencia. En lo inmediato, lo apremiante era desvanecer aquella preocupación.

-"Muy bien hijo mío, voy a confiar en ti y espero cumplas lo que me estás prometiendo".

Como este padre, que lo son muchos, conformado con la simple promesa del hijo, sin poner condición alguna, trazarle ninguna tarea a evaluar con la debida periodicidad, según las circunstancias, con excesiva delicadeza y temor a distanciamientos, parecieran actuar muchos venezolanos hasta ilustres de quienes uno espera tanto y les asigna como demasiada responsabilidad en lo que acontece.

Anoche, una noche de esta semana que termina hoy domingo 18 de febrero de 2018, que cualquier lector informado puede identificar, en una reunión con periodistas de la prensa extranjera, el presidente Maduro ha dicho, palabras más o menos:

-"Tengo fe, el pálpito, que después del 22 de abril, todo cambiará para nosotros".

Y en la continuación de su discurso sugirió que, a partir de ese día, la tragedia que hoy padecemos, sin parangón en los últimos 60 ó 70 años de historia Venezolana, comenzaría a desvanecerse velozmente. Pero todo lo que ofrece es su "fe y pálpito".

No es esta la primera vez que hace ese tipo de oferta. Acude a ella siempre tomando alguna fecha o hecho para usarla como catapulta, soporte o simple referencia. Pareciera asociado al estado emocional, cómo se cumplen 15 años. Dice uno "Me voy a comer el mundo". Puede ser antes de unas elecciones, como las correspondientes a la ANC, fin, comienzo de año o el día de conmemorar algo de la historia nacional.

-"Convertiré a Venezuela en un país potencia", lo ha dicho tantas veces que, por eso mismo, hasta más por la quejosa situación que atravesamos, cada vez son más quienes nada de eso creen. No sé si Corpoelec y sus apagones tienen algo que ver en eso. Es posible.

Para suerte suya, estando las cosas como están y cómo son, ningún periodista estuvo dispuesto a preguntarle qué haría en concreto o por lo menos en que fundamentaba aquella fe, lo que parecía no tener nada que ver con planes sino con el auxilio divino. Sobre todo si, hablando de fe y estamos como estamos y lo que anuncian los "rebullones" de Juan Primito, que seguiremos empeorando, pareciera que no hay motivos para esperar nada de allá arriba, donde se asienta el señor, sea el Dios de los cristianos o el Sol de los Incas. A lo mejor Dios mismo está decepcionado y hasta molesto de ver a alguien cómo se deja joder en una guerra, desde adentro y afuera, sin disparar un tiro.

Pero, el presidente no dijo esa noche que a partir del día siguiente, las cosas empezarían a cambiar. No. Al parecer seguirían como venían. Lo que en resumidas cuentas, para no dar más detalles, aumentaría nuestra angustia, el cerco que nos tiende el hambre se haría más agobiante y los males todos se intensificarían. Es decir, antes del 22 de abril, no esperemos nada, apenas si unos bonos que alebrestarán a especuladores y avaros, sino el aumento del volumen de lo que nos viene pasando.

Eso sí, hay que ser justos, aunque sea puro "pálpito", "fe" pura y simple, dijo que todo cambiaría a partir del 22 de abril. Eso parece un consuelo. Sólo dos meses habría que esperar para se produzca el milagro. No hay que planificar nada, ni invertir, ni solicitar que los "amigos nos arrimen la canoa", no hay que joderse y menos ponerse a bachaquear. Todo lo que tenemos que hacer es esperar esa fecha, cuando él espera, porque esa es otra vaina u otra razón de fe, ser reelecto presidente de la república. Acontecido eso ¡zas! todo habrá cambiado y cual ave fénix resurgiremos de las cenizas.

Entonces, viendo y escuchando aquello, creí a Maduro, haciendo promesas de buen comportamiento a partir del 22 de abril, eso por supuesto si lo eligen, pero como el carajito, sin plan ni propósito definido. ¡Puro sueño infantil!

Haber estado de comandante en Miraflores por más de cinco años no era para el arranque. Eso sólo fue como una especie de penitencia que nos puso el Señor, cualquiera sea el Dios de cada uno de nosotros, para probarnos en la fe. Y Maduro lo sabe de antemano. Dios le puso allí este lustro a manera de prueba para templarle y comprobar su aguante ¿Si él habla con los pajaritos y estos en su trinar, que para uno es solamente eso, un trinar, le dan mensajes del más allá, por qué dudar que se comunica con Dios? Los Incas, hijos del Dios sol, con este hablaban, pese no habían esas redes de ahora, y a él debían toda su sabiduría.

Por lo anterior, Maduro tiene "la fe, el pálpito" que después del 22 de abril todo cambiará y nos iremos paulatinamente transformando en una potencia. Él no dice cómo, qué hará, porque no lo sabe. ¡Ni sospechas tiene! Al día siguiente del 22 de abril, quizás a golpe de una de la madrugada, cuando se reponga la plataforma que está caída desde hace tiempo, Dios mismo se comunicará con él, no a través de un chirulí, una paraulata o cristofué, ¡misterios, no de la ciencia, sino de los insondables designios del señor!, y le dictará una por una las medidas que habrá de tomar, de las cuales Menéndez, y los ministros que hagan falta tomarán nota, si es que no se les olvidaron en sus casas u oficinas libreta y bolígrafos respectivos. Maduro de eso está seguro, tanto como que la ANC le pondría en las manos la varita mágica para vencer al dólar paralelo y los especuladores.

Y es justo pensar que así sea, que esto lo resuelva Dios. Pues según dicen, Maduro está rodeado y acorralado por el diablo. Tanto que pareciera que sus funcionarios se pusieron del lado de este y el presidente no sabe distinguir quién es quién, menos qué hacer para ser consecuente con sus viejas ofertas y lo que mucha gente buena, justamente por serlo, espera de él.

Pero como uno es mala gente y hasta incrédulo, como que no cree en el pálpito ni la fe de otro, menos en eso de la penitencia cumplida en cuatro años, espera que alguien le diga de manera concreta que haría en el próximo ejercicio presidencial, pudiera ponerse a pensar en no votar el 22 de abril. Los golpes de pecho, viejos discursos y definiciones tomadas de cartillas ya arrugadas, no nos son suficientes.

-"Me comprometo" dice Maduro, por pura fe, "que, a partir del 22 de abril, seré un nuevo presidente. Otro tipo seré".

- "¡Voy hacer de Venezuela una potencia! ¡Tengan fe!" "Bien saben que esta es la última que se pierde".

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Y ese 22 de abril del 2018 pasó desapercibido, pudiera decir uno, pues yo particularmente ni siquiera me acordé ni me acuerdo qué sucedió en particular ese día, sólo que hoy 21 de diciembre de 2022, la cosa luce tan mala, con las corridas del dólar criminal, como le gusta decir al gobierno pero también por el fiel seguidor del gringo, el dólar nativo del BCV, que disolvieron o pulverizaron el aguinaldo.

Pero como Delcy, esta vez ella, en lugar de Maduro, quien probablemente lo diga o repita en pocos días, nos volvió el alma al cuerpo, al garantizarnos "esta vez sí va", que esperemos sentados, el 1ª enero de 2023, comenzaremos una nueva vida. Yo lo creo "con fe de carbonario", pues sin duda, el año que viene, lo pienso así por razones dialécticas, todo será distinto, las penurias no serán las mismas, pero seguirán y hasta de mayor intensidad y, la vida, será otra y hasta más dura y cara. En eso, en la penuria de la vida no habrá repetición, por razones de la dialéctica serán distintas. Pero serán penurias. Ya lo dijo Petro Divisa, el presupuesto, por asuntos de la devaluación del bolívar que no para, parece elevado, pero al calcularlo en dólares, "el macho que más mea", en nuestra vida soberana, no alcanza para darle más de 2500 $ a cada alcaldía.

Y el primero de enero del 2023, oiremos nuevos discursos y ofertas de ahora sí. Es como ese firmar cada cierto tiempo, con Rusia y China, el mismo acuerdo, sobre los mismos planes para salir de donde ahora estamos, en la misma mesa y dentro del mismo hueco donde antes se firmaron los otros, que siempre son los mismos.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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