La construcción de un partido político de la revolución, es una necesidad desde todo punto de vista, esto es de esta manera por muchísimas razones, entre ellas, quizás la más importante, es la garantía de la participación plural y democrática en la conducción no únicamente presidencialista hacia el camino y meta del socialismo del siglo XXI. El presidente lo sabe, es por ello, que su perentoreidad lo hace inminente a todas luces contra cierta calidad del tiempo por venir.
No va a ser un factor electoral en si mismo, no obstante, que movilice a las masas en ese devenir que no es otro que la defensa del proceso revolucionario, es la línea maestra para insertarnos en la construcción del socialismo venezolano, categorización esta última que no gusta a algunos compatriotas, por aquello de la universalidad del marxismo y otras cosas más. Nos referimos a la influencia o no de los conocimientos filosóficos y constructivos, propios de la discusión, a saber la dialéctica, el materialismo histórico, el marxismo propiamente dicho, el troskismo, neomarxismo y postmarxismo, entre otras caracterizaciones de la sociedad y su movimiento, de la acción de los agentes políticos y económicos y el papel del Estado.
El partido de la revolución venezolana, no puede ni debe ser un partido de cuadros, tampoco de masas tal como se conoce y su andar debe estar alejado de toda tercerización, porque todos y cada uno de sus miembros deben estar sumergidos en su propia dinámica de la construcción y consolidación, de la organización y del empuje hacia la búsqueda de un grado de conciencia revolucionaria y de enfrentamiento definitivo hacia cualquier forma de dominación imperial.
La experiencia habida en otras latitudes nos demuestran lo tortuoso que a veces suelen ser los procesos de construcción de un partido revolucionario, en nuestro caso son algunos los factores endógenos y exógenos que tienen incidencia, pero apuntan a un solo elemento decisorio, la condición humana de sus constructores, elemento fundamental que a nuestro juicio determinará el modo y el tiempo que se utilicen para todo el proceso. Al respecto, consideramos debe ser de importancia vital, dadas las características propias de la situación actual, por una parte, un partido de cuadros como lo es el PPT, o un partido con ciertas cuotas de poder en gobernaciones, alcaldías y en la Asamblea Nacional como es el caso de Podemos y el tercer caso, un partido histórico, con ideología y praxis consolidada como el PCV. Estos factores endógenos tienen y tendrán de alguna manera alcance limitado y serán seguramente rebasados por el proceso mismo de construcción, si la intervención no está guiada por la ética y la honestidad en la búsqueda del propósito.
Por otra parte, la influencia que factores externos tanto de literatura marxista, como hegeliana o guevarista, así como, la opinión de personalidades ligadas al mundo de las ideas progresistas de todo tipo, puede que sea decisiva o determinante, por supuesto esto no puede ni debe ser calificado de intromisión, en cuanto solo se hagan a título del como deben suceder los acontecimientos.
La Comisión designada a tales efectos de carácter temporal y con atribuciones organizativas, tiene una tarea contra el tiempo, dadas las directrices recibidas, de nueve meses, lo cual define el tiempo como un elemento a considerar de manera ejemplar. Es una responsabilidad dura y de términos precisos, que encara una circunstancia y un mandato universal, expresado en la forma del como desechar todo lo que conspire hacia las discusiones y aportes inútiles, no puede haber perdida de tiempo ni espacios, esto significa entonces, que la Comisión debe en el menor tiempo posible, preparar el camino para la construcción, no el camino para la toma de decisiones, he aquí en nuestro concepto el quid del asunto a resolver sin traumas ni imposiciones.
No se trata de asumir el partido como un ente enclaustrado y secular, por el contrario, la más valiosa contribución para la construcción sui generis que requiere su conformación, alejada de espantos ideológicos inadmisibles en nuestro tiempo y circunstancias, es el devenir que en tan corto tiempo, ojalá, permita sentar las bases suficientes para su arranque exitoso en el seno de la sociedad venezolana.
Desconozco si el tiempo asignado incluye de una vez, la conformación de la dirección necesaria, el proceso de elección y participación, de ser de esta manera, cada día perdido es atraso y desdibujo, es una opción para asumir el reto pertinente en aras de la estructura de definición y combate para estadios superiores, la revolución requiere mucho de esto. El tiempo de nueve meses puede que sea muy corto, dadas las experiencias por ejemplo del caso cubano, cuatro años tardó el proceso hasta que se decidió el nombre definitivo, cayendo algunos compañeros en el curso del debate, caso del presidente del Partido Socialista. Ahora bien, esto no es óbice para ser pesimistas, al contrario una experiencia valiosa a considerar, algunos pasos se han dado con los partidos que apoyan el proceso de construcción del partido unido, es esto suficiente, lo dirá la pequeña y gran historia de esta construcción.