La dominación capitalista sólo es posible si se priva a las masas de una dirección revolucionaria que, guiada por la teoría revolucionaria, ejecute las tareas necesarias para la toma del poder, el desmoronamiento del sistema capitalista y la instauración del Sistema Socialista.
Las masas sin dirección o con una dirección reaccionaria son su propio verdugo, funcionan como el soporte principal de la dominación, son confinadas a una lucha bufa, que sólo consigue, en el mejor de los casos, dorar un poco las cadenas.
La lucha contrarrevolucionaria tiene como uno de sus principales objetivos la eliminación, neutralización, de la dirección. Contra la dirección usan sus mejores armas, la represión contra sus integrantes, y sobre todo, la lucha ideológica. Es así que difunden la idea de la dirección inútil, obstáculo para la expresión popular, enemiga de las bases. Lo correcto, según esta conseja, sería un movimiento sin dirección, completamente horizontal, es decir, en la práctica, cero organización.
Los dominantes saben muy bien la necesidad e importancia de la organización y, por supuesto, de la dirección. Eso lo aprendieron de la producción, no es imaginable una fábrica sin dirección, sin disciplina; una economía espontánea, un ejército sin jefatura.
Así, las masas sin organización, sin dirección, son fáciles víctimas, capturadas por la ideología dominante, que se instala en el alma individual y colectiva marcando valores, metas, conductas, afines, funcional con la dominación.
La tarea de la dirección revolucionaria es, en primer lugar, existir, ser una alternativa de vida política, a la dominación capitalista. Tener la suficiente entereza para resistir los ataques de todo tipo que contra ella lanza la ideología de la dominación que habita a dominados y dominadores.
En concreto, en Venezuela, hoy se escenifica una lucha entre la dirección revolucionaria sometida a fuego cruzado, atacada desde afuera y desde adentro por la dirección madurista contrarrevolucionaria. Eliminando a la dirección, dejando a la Revolución chavista sin dirección, la restauración capitalista es un hecho. Primero, asesinaron a Chávez, privaron a la dirección de su líder, luego se instaló en el poder la traición, encargada de desmantelar la pasión de la fundación de un nuevo mundo, acabar con lo avanzado en lo material y lo espiritual. Aplastar los intentos de reconstruir una dirección chavista. Se persiguió, se desprestigió a los líderes chavistas.
Ahora, y justo es reconocerlo para poder enmendar errores, las masas están en manos de las direcciones capitalistas, los líderes chavistas siguen dispersos, no consiguen construir una dirección. El ejemplo del daño de esta situación de las masas sin dirección lo vimos en las elecciones del 28J. Las masas, rechazando al madurismo, no encontraron más vía que votar por la derecha de edmundo y mariacorina. Quedando así en el cepo capitalista.
Es urgente, previo a cualquier otra tarea, que la dirección revolucionaria, chavista, exista, aparezca, actúe. Es necesario que esa opción aparezca, de lo contrario las masas acéfalas caerán en manos de la barbarie, y la esperanza se atrasará un siglo.
¡CHÁVEZ, DIRECCIÓN!