¡Seguro, seguro que así ya está escrito!

Hacía algún tiempo que el reelecto Presidente de Argentina, Juan Domingo Perón, se venía enfrentando a la jerarquía católica, ellos buscaban mayor participación en el gobierno de los dirigentes de la tendencia política Social Cristiana, los copeyanos de allá, tal enfrentamiento se hace más tenso cuando los legisladores nacionales del partido peronista deciden aprobar la Ley de Divorcio; hablándose por ello de excomunión a toda persona que apoye al Presidente Perón. En las iglesias se hace un llamado, y se reparte miles de volantes para que sus feligreses asistan a celebrar el día de Corpus Christi el sábado 11 de junio de 1.955, después de la liturgia y homilías antigubernamental, los copeyanos argentinos se aprovechan de la numerosa asistencia a los actos religiosos y logran reunir a la gente que sale de las iglesias, en las plazas de Buenos Aires, unas 100 mil personas, y con ellas realizan una manifestación política recorriendo las principales calles de la capital argentina.

Los obispos continúan sus predicas contra del Presidente de la República y el peronismo, y cinco días después de la celebración del Corpus Christi, 16 de Junio de 1.955, estalla una asonada, el mal tiempo impide que antes del medio día puedan despegar de la base aérea de Punta de Indio los aviones Beechcraft cargados con bombas de diferente calibres; y es a las 12 y 40 minutos que arranca el primer avión al mando del capitán de fragata Néstor Noriega. La primera bomba cae sobre la Plaza de Mayo e inmediatamente es atacada la Casa Rosada, otros veinte aviones al servicio de la Armada Argentina lanzan bombas y disparan sobre diferentes edificaciones gubernamentales y contra la sede de la Confederación de Trabajadores, CGT. El Ejército repele el alzamiento y al caer la noche ya está derrotado el golpe de Estado jefaturado por la plana mayor de la Armada Argentina, se contabilizan unos 400 muertos, siendo la mayoría civiles que estaban adentro de las edificaciones o transitaban por sus adyacencias; esa misma noche los partidarios del Presidente Perón se dirigen a las sedes de los principales instigadores de esta insurrección, la jerarquía católica, y queman la curia, casas residenciales de los obispos, sus familiares y varias iglesias; entre esas la catedral de la capital. Después de esta revuelta y la masacre de la Plaza de Mayo, a los tres meses, el 16 de Septiembre, el general Perón es depuesto por los militares argentinos en la llamada Revolución Libertadora.

Juan Domingo Perón fue un militar de carrera que a los 20 años descubre que tiene una elocuente facilidad para expresarse y es nombrado Jefe del Departamento Nacional del Trabajo, es por ello que entra en contacto con la Central General de Trabajadores y entonces decide hacer su trabajo político. En esa época llega a la Argentina un embajador norteamericano de apellido Bramen, quien tuvo alta ingerencia en su política interna, y en conocimiento del trabajo que desarrolla Perón influye para que éste sea destituido del cargo y detenido, los contactos y apoyo que ha consiguiendo Perón con la poderosa CGT hace que se movilice y consigan su libertad, de inmediato éste se dirige a la Plaza de Mayo y allí anuncia que deja el uniforme militar para convertirse en candidato para competir electoralmente por la Presidencia de la Republica en las próximos comicios; desde esa fecha se pone de moda el slogan “O BRADEN O PERÓN” . Perón gana con el 56% de los votos.

Perón al asumir la presidencia toma una tercera e inédita posición política; ni capitalismo ni comunismo. Emprende una franca lucha contra la miseria del pueblo argentino, media y colabora en las reformas legales a favor de la mayoría, hace una mejor distribución del dinero público; pero a pesar de estas medidas populares los derechistas y su principal aliado, la jerarquía católica, derriban su gobierno. Fíjense como algunos acontecimientos políticos que se suceden en Venezuela se parecen mucho a los antes narrados, sin embargo, hay que tomar en cuenta que son las circunstancias, el momento y el hombre los que hace que algo acontezca, y todo, absolutamente todo, depende de la voluntad del Gran Dios y de los pueblos y aquí, en Venezuela, el Presidente Chávez tiene de su parte a estas dos poderosas fuerzas, lo que indica que el final de la historia será de felicidad para él, la patria y su muy querido pueblo. Tengan por cierto que eso será así.

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José M. Ameliach N.


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