Aunque políticamente suene disonante y pueda que proporcione armas al enemigo de siempre, la situación del PSUV no es la mejor desde el punto de vista organizativo ni tampoco de la oportunidad política, existe algo que ocurrió en su seno y que no se ha terminado de desgranar en su totalidad, pero que está produciendo una inercia peligrosa, si continuamos con lo que hasta ahora se ha construido, corremos el riesgo de catapultar a quienes no deberían estar allí en la dirección del Congreso Fundacional. Independientemente de la presencia de cuadros valiosos, ir a la apertura de otro proceso más sincero y transparente permitirá ver de mejor manera la luz del túnel, existe una bacteria y todos lo sabemos que recorre las venas y arterias de la organización que nos puede hacer retroceder en el tiempo. Cuidemos del acceso de los arribistas y oportunistas de siempre. Si la cosa viene de arriba hacia abajo es mucho peor.
La asistencia a los batallones de los aspirantes a militantes antes del referéndum y luego de realizado este, deja mucho que desear y produce disgusto a quienes asistimos a las reuniones, no obstante más allá de ello, lo importante está en la poca voluntad que muchos voceros y voceras y delegados le pusieron y le ponen a la actividad política, creemos que se asumió una militancia política sin estar preparados para ello, porque de eso se trata en la construcción del partido de la revolución.
No es una tragedia a lo teatral, sino un grupo de actores que a cada función se quejan porque alguien hace gala de protagonismo o simplemente no va a la escena, semejante situación conduce a dos caminos distintos pero altamente contraproducentes, por una parte darle curso a la situación tal como está su propio desarrollo y en segundo término acelerar su composición tal cual está concebida, muchas veces el devolverse es más sano que transitar un camino lleno de incertidumbres, es una prueba de fuego revolucionaria por quienes estén dispuestos a renunciar a lo alcanzado hasta ahora.
Partir de cero no es un retroceso, quiebra el contenido aluvional indeseado, repleto de personajes que están haciendo daño a lo mejor irreversibles. Sumergirnos en esta vorágine dando a veces pasos a ciegas, sin saber que encontraremos sería un error político imperdonable, en el PSUV se inscribió cantidad de gente no convencida sobre lo que significa socialismo y menos enterados contra quien es la lucha, a pesar de los manuales de caracterización del militante.
No todo se hizo sin introducir aquello del vivismo criollo, el mejor orador, los que venían haciendo “actividad política” a nivel de Juntas Parroquiales, la apatía y la omisión, la delegación de funciones, los propulsores en muchos casos se autopostularon o apoyaron a los electos, en fin creemos sinceramente, aunque estemos equivocados, que se debe proceder al llamado para la apertura de otro proceso de inscripción y a partir de ello, pueden salir a relucir muchas de las causas del fracaso numérico en el referéndum.
Cómo se eligieron a los propulsores, allí podría estar la clave del todo, no lo sabemos, muchas asambleas conjugaron experiencias con novatismos, eso fue muy bueno, precisamente la mayor deserción ocurrió de estos últimos, no se les transmitió realmente lo que es una militancia política y la responsabilidad o simplemente dejaron de asistir porque perdieron la motivación, que pasó allí, no se hizo esa medición y se dejó correr en el tiempo, en muchos casos se contactó a la gente y luego no fueron, nunca se les preguntó cual era la razón, no hubo seguimiento, no se actuó políticamente como debe ser.
Nadie dijo que era fácil la construcción del partido, ni se objetó a todo el que se inscribió, no se comparó con la lista Tazcón, pero de allí a abrir las puertas de manera solícita hay mucha diferencia.
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