Las marchas de los pueblos son dinámicas, como lo son las de los movimientos populares que los orientan en el camino. Primero fue el Movimiento Revolucionario 200, que cubrió la hora del anuncio al país que surgía un proceso revolucionario. Luego el Movimiento Quinta Republica, MVR, cubrió la etapa que permitió la elección del líder del proceso en 1998, como Presidente de la República, y que ha sido instrumento útil durante esta primera década. Diez años más tarde, el parto del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, anuncia la segunda etapa del proceso de cambio, y está llamado a ser instrumento útil y moderno para la incorporación de las grandes mayorías a la revolución que es de todos, en beneficio de todos y que, por supuesto, reclama la participación general.
Nunca antes, en la historia política de Venezuela, partido alguno había surgido de un esfuerzo colectivo, de un parto general. Hasta ahora ninguna cristalización ideológica y concepción revolucionaria había sido fruto de la participación y suma de inteligencia, experiencia y voluntad de millares de personas que han debatido la conceptualizacion del proceso, y de millones de militantes que hemos apostado al triunfo. Lo tradicional había sido la recolección de unas firmas, cuya procedencia no siempre ha estado demasiado clara, las cuales entregadas al CNE junto a Estatutos elaborados en la oficina de quien o quienes fungirán como “dueño” del partido naciente, serían suficiente para su legalización. Bien distinto es lo ocurrido con el PSUV. Reseñémoslo para la historia, para los más jóvenes.
Ratificado el liderazgo de Hugo Chávez en diciembre de 2006, al ser reelecto con clara mayoría Presidente de la República, éste anunció al país el propósito de la revolución de constituir un nuevo partido, que tendría dos sellos fundamentales: ser expresión de la unión del pueblo, y ser expresión del socialismo a la criolla, del socialismo nuestro que estamos construyendo. Unión y socialismo hicieron surgir el Partido Socialista Unido de Venezuela. Del hecho al hecho, largo ha sido el trecho. Primero la inscripción de los aspirantes a ser adherentes o militantes del instrumento político propuesto. Sumamos millones los que dimos el paso adelante solicitando nuestra inscripción. Luego la constitución del los Batallones por comunidades geográficas pequeñas, en torno a los centros electorales, fue la segunda etapa; pasando después a la elección de los mil ochocientos delegados de los Batallones al Congreso Fundacional del PSUV.
Instalado el Congreso en Caracas, se dio inicio a numerosas sesiones de trabajo de los 1800 delegados en diferentes ciudades del país, en el centro, en oriente y occidente. El Congreso aprobó los Estatutos del Partido y definió, conceptualizó, lo que es el socialismo a la venezolana, lo que es nuestra forma de amar a la patria dentro de un modelo social, económico y político, original y endógeno, profundamente humanista, que coloca al hombre en el centro del proceso, jugando rol protagónico, teniendo al Estado a su servicio, y no al revés, como casi siempre ha sido, el ser humano, las venezolanas y venezolanos, al servicio del Estado, mejor dicho, al servicio de quienes actúan en nombre de todos, pero en beneficio de ellos.
El paso más reciente, la elección de la Dirección Nacional del PSUV, por un método profundamente democrático, fue producto de la participación de decenas de miles de compatriotas, en nombre de los Batallones Socialistas del país; escogieron a los treinta hombres y mujeres que, bajo la orientación general de Hugo Chávez, Presidente del PSUV y Presidente del país, asumen el desafió del socialismo venezolano en su segunda década de gestión para la transformación de Venezuela.
Quedan electos quince directivos principales con sus respectivos suplentes. La selección hecha por los electores socialistas fue buena, expresa el sentir de los socialistas venezolanos. Tal vez alguno de nosotros pudo haber tenido preferencia por uno de los que no llegó, o pudo haber deseado un orden distinto de llegada, pero nadie podrá dudar del acierto de la escogencia, del valor personal de cada uno de esos hombres y mujeres que juran ahora cumplir leal y fielmente su compromiso como directivos del partido de la unidad y del socialismo en nuestro país. El parto ha sido bueno, es cara al mañana, mira el futuro con aliento y esperanza. Tenemos Partido para la revolución.
*Municipalista
y dirigente del PSUV en Guarenas.
cesar_dorta@hotmail.com