PSUV: Indispensable bisagra revolucionaria

Los logros de la Revolución Bolivariana, en lo moral, lo espiritual, lo intelectual, lo material, están allí, presentes en nuestras vidas, referencia obligada de las transformaciones que se desarrollan o asoman en otros pueblos del Sur y del mundo. Sin embargo, es la nuestra una revolución pacífica, constitucional, que no arrasó por la fuerza las estructuras dominantes, sino que las ha ido transformando paulatinamente, estratégicamente. La estructura del Estado no ha dejado de corresponderse con la concepción burguesa, oligarca y dependiente del pasado. No obstante, en las entrañas de sus instituciones y, sobretodo, gracias a una inmensa presión popular que ruge y actúa fuera de sus muros y escritorios, se están generando procesos de inclusión, de reorganización, de reflexión, de avance hacia la conformación de un nuevo Estado socialista, dirigido y sustentado por el pueblo. Existe por supuesto, inconformidad con los tiempos. Muchas veces el pueblo organizado, trasciende la velocidad de una revolución tan peculiar como la Bolivariana y comienzan a reproducirse sentimientos de insatisfacción. Esta situación se convierte, en muchos casos, en excelente caldo de cultivo para que la derecha mundial maximice estas percepciones y lo presenten como un sentimiento generalizado de descontento de los venezolanos. Los medios de comunicación transnacionales ejecutan diversas estrategias psicológicas que crean ciertos niveles de confusión. Nuestra capacidad de respuesta comunicacional, aunque en franca mejoría, se queda corta ante la maquinaria mundial y sus matrices generadoras de temor y terrorismo mediático. La etapa en la que ha entrado la Revolución en Venezuela requiere de mecanismos de consolidación de los logros, de transformación del Estado, de organización popular comunal de la sociedad y de optimización de las políticas y planes.

Es este el momento preciso, oportuno, tal vez único, para superar la transición y entrar en la senda definitiva hacia una sociedad socialista. Para ello, se hacía imprescindible la construcción del elemento bisagra, de la fuerza articuladora, del motor que impulse al pueblo y su gobierno hacia su fusión y trascendencia: el Partido Socialista. Las circunstancias antes descritas fueron leídas e interpretadas a cabalidad por el Presidente Chávez. Con todas sus fuerzas y argumentos, el Presidente presentó la inexorable necesidad de la creación del Partido. Nadie mejor que él sabe que la Revolución Bolivariana depende de Hugo Chávez y que, para trascender en el tiempo y el espacio, debe contar con una estructura política y social, capaz, no sólo de mantener, sino de profundizar las transformaciones y avances radicales. Para alcanzar una verdadera sociedad socialista, con un Estado social, es menester la articulación social a través un partido ideológicamente claro, con una militancia incondicional y organizada. Esa es el rumbo que ha asumido el PSUV. El parto no fue sencillo, su sola presentación produjo una nueva y positiva decantación del proceso político, mientras que millones de compatriotas se activaron, con una vanguardia decidida, que se organizó en batallones, afrontó el debate y le dio luz definitiva e indispensable al partido necesario.

Los tiempos de decisión en Revolución siempre son cortos; en procesos de cambios profundos, han de tomarse decisiones trascendentes minuto a minuto. Por ello, se han generado objeciones, críticas (a veces muy poco constructivas), se han señalado culpables, al referirse a los métodos utilizados para la conformación inicial del PSUV. Pecamos a veces en la izquierda al detenernos frente a un árbol en particular, perdiendo la visión general del inmenso y frondoso bosque de posibilidades y esperanzas que representa el nacimiento de la estructura imprescindible para avanzar, trascender y garantizar la consolidación de ese sistema de organización social y producción económica equitativa que le brinde la mayor suma de felicidad posible a todas y todos. Es ya el PSUV el más democrático y sólido partido en Venezuela y, tal vez, en toda la Patria Grande. Estos calificativos, que se corresponden totalmente con la realidad, los hemos alcanzado en la etapa primigenia, en los primeros pasos del Partido. En consecuencia, el camino por recorrer es promisorio. Dependerá ahora de los militantes y la dirigencia, seguir profundizando los mecanismos de participación en el PSUV, para que, a su vez, el Partido vaya facilitando espacios de organización y protagonismo popular en todos los espacios del país, acompañando al pueblo en sus luchas y sueños colectivos. Sólo la participación activa, decidida, voluntaria y solidaria de los militantes y simpatizantes del socialismo en Venezuela, logrará que el PSUV asuma el rol que la historia le ha deparado en nuestro país y más allá de nuestras fronteras. Yendo más allá de la energía y las limitaciones y de la política exterior oficial del gobierno, el PSUV podrá hacer sana práctica de las relaciones políticas y sociales internacionales, acompañando procesos afines, fortaleciendo los movimientos sociales, nutriendo el pensamiento crítico, difundiendo la generación de la alternativa socialista en los pueblos hermanos. Alegrémonos pues porque ha nacido la pieza de engranaje social que necesita la Revolución, que reclama el pueblo y que clama la nueva historia que construimos a en la América Latina del siglo XXI. Seamos atrevidos y rebeldes en la discusión, leales y disciplinados en la acción.

Jorge Arreaza M.

23 de marzo de 2008


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Jorge Arreaza

Ex-vicepresidente de la República. Ex-viceministro de Ciencia y Tecnología, y ex-presidente de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho).

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