Desde 1998 le he llevado un seguimiento continuo a cuanta campaña electoral se ha realizado en el país; presidenciales, regionales, referendo, otra vez presidenciales, otra vez regionales, otra vez referendo. En estos nueve años he visto muchas cosas, he palpado el sentimiento de la gente abrazando sus opciones, delirando en loco frenesí ante el paso de sus candidatos, he visto el llanto del triunfo y también el de la derrota y les confieso que son lágrimas distintas. Pensé que lo había visto todo y no era verdad.
En este nuevo escenario que ha abierto el Partido Socialista Unido para la escogencia de sus candidatos que se medirán en las próximas elecciones de Alcaldes y Gobernadores, con humildad confieso que he recibido una importante lección de vida.
Este pasaje inédito en el escenario político nacional, de que las bases de la organización sean quienes definan sus candidatos, es absolutamente impresionante y expresado en términos muy coloquiales, “pega en el alma”.
Para conocer esa esencia decidí adentrarme en las asambleas de batallones que se están realizando en el Municipio Sucre del estado Miranda. Por citar tres lugares, vi las historias de Caucagûita, La Dolorita y una parte de Petare. En todas, unas más organizadas, otras más efusivas, otras más participativas, la definición general es que las asambleas del PSUV son sencillamente extraordinarias, porque básicamente están minadas de calor y esperanza.
La dinámica preparatoria para lo que será la escogencia de los candidatos el próximo primero de junio, es realmente muy modesta y especialmente franca. En todas se instala una larga mesa donde los aspirantes a candidatos - en mi caso presencié la de opción de alcaldes – se sientan frente a auditorios de más de 300 personas, que organizadamente seleccionan a 20 o 25 personas que les exponen a estos aspirantes (se llaman pre-candidatos) sus proyectos, sus sueños, sus quejas, sus reflexiones. Estas veintenas de grupos, tienen de 3 a 5 minutos de exposición, cada uno, de temas que los militantes de las comunidades ya han discutido previamente. Por supuesto que al calor de la pasión, algunos se extienden en los verbos y la misma gente les recuerda la disciplina y la organización. Los pre-candidatos, toman nota de todo. Allí no hay poses, la asamblea fluye de una manera dinámica. Cuando esta fase termina, cada uno de los pre-candidatos tiene un tiempo de exposición, bien para dar bosquejos de sus proyectos, respuestas a las interrogantes, reflexiones, ¡en fin! Galopa la interacción.
Lo que está sucediendo no sólo en el Municipio Sucre, sino en todo el país es increíble. Generalmente en las concentraciones populares, me detengo mucho en observar la mirada de la gente, en serio que los ojos son un espejo, dicen más que cualquier hermosa o peligrosa palabra. En esas asambleas, es enriquecedor el panorama, los brillos aumentan o decrecen según la ruta del mensaje y el escenario llega a tal nivel de concentración, que hasta sin micrófonos se podría escuchar perfectamente al orador de turno. Esto es novedoso. La gente más que oir, escucha, analiza y toma notas.
- ¿Por qué escribe lo que dice el pre-candidato? –le pregunté a un hombre, a quien antes de entrar a la reunión me dijo que tenía 40 años viviendo en La Dolorita-
- “Porque si llega a ser nuestro candidato y cuando gane en noviembre, voy a estar pendiente en el cumplimiento de sus compromisos de hoy”
- ¿Y si el no queda como candidato, sino otro de los que está en la mesa?
- “Le doy estas ideas al que quede, porque son muy buenas.
- ¿Y si no las cumple?
- “Nooo, eso se acabó, aquí tenemos contraloría social”
Entonces, fue inevitable pensar: ¡Cuánto hemos aprendido en estos nueve años! porque me imagino, que esas respuestas me la hubiese dado igual otra persona de ese colectivo y aquello me generó nobleza profunda y respeto absoluto.
Para no ir muy lejos en el tiempo, hace 15 años atrás, no teníamos esas reflexiones y ni soñar que existieran este tipo de asambleas de verdadera y auténtica participación y decisión.
Sucre, municipio con nombre de prócer, no es un asunto fácil, en él confluyen de una forma muy marcada la opulencia y la pobreza. De Caucagûita a Leoncio Martínez, de Mariche a Petare, son distintos los sueños y las pesadillas, pero ¿sabes? Es un pueblo con muchas ilusiones. En Caucagûita conocí a una muchacha muy joven, que me contó que esta será su primera vez en ir a votar y entonces le pregunte:
- ¿Por qué te inscribiste en el PSUV?
Sus pícaros ojos descubrieron primero las ganas de sonrisa y alegre me contestó:
- “Desde hace nueve años mi mamá no se pierde “Aló Presidente” y cuando Chávez dice una de esas cosas que él habla tan buenas, mi mamá siempre canta, “contigo aprendí que existen nuevas y mejores emociones” y yo estoy en las misiones aprendiendo mucho, además me gusta sentirme socialista y participo con muchas ganas”
Definitivamente, una contundente lección política del PSUV para el país al abrir previamente la discusión amplia entre sus bases, para la toma de decisiones en cuanto a candidaturas se refiere. Es verdad, Venezuela es otra y es bonito lo que está ocurriendo.
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