Lo ha podido considerarse como una rectificación o madurez para ver el nuevo mundo con ojo revolucionarios, es lo que podría pensarse, pero la realidad es otra y estamos palpando lo que acontece en muchas regiones del país, con este emergente y supuesto liderazgo. Por allí es mucho él que anda “agarrando el maíz por la orillita” como dice un viejo refrán llanero.
Estos personajes extraídos de la más detestable historia adeco copeyana, están ahora ejerciendo los más relevantes cargos de la administración revolucionaria chavista. Algunos fueron execrados por sus antiguos “compañeros” y hoy son tratados con el título nobiliario de “líder”. Por supuesto que cambiaron todo su armario por camisas, franelas, monos, interiores, pañuelos, bolsos, gorras, rojas rojitas.
Que revolucionario puede ser o pudiese ser, porque ya lo están demostrando, estos aprovechadores de oficio, que muy bien pueden andar vestidos de rojo, pero con la conciencia adeco copeyana. O pienso que puede ser una perfecta estrategia, promovida por agentes externos para sabotear este proceso, por eso, hay que tener mucho cuidado con estos cuadros de la nueva política. Métete allí y sabotea.
Sinceramente creo que esta cultura de la corrupción, viene enquistada en los cerebros de estos funcionarios que al no tener las oportunidades en gobiernos anteriores, ahora vienen con las “agallas” bien grandes a devorar todo lo que signifique dinero. Y lo más triste del caso es que en plena consolidación del socialismo, se pueda permitir a estos seudos revolucionarios estar a la cabeza de instituciones, organismos, alcaldías, etc.
La radicalización es un proceso que exige la revolución, en este momento no podemos dar armas al enemigo, aunque ahora los veamos vestidos de rojo. No se entiende como permitimos que personajes, convictos y confesos, de la cuarta república se infiltren en este proceso, para contribuir en su fracaso. Por eso retomamos la frase, ojo pelao porque en este proceso: “hay muchas guabinas entre los bagres”.
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