Hugo Chávez, la derecha y el marxismo

Hugo Rafael Chávez Frías es el líder de la Revolución Bolivariana; al mismo tiempo, ejerce como Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y Presidente del partido, PSUV. Es, probablemente, uno de los líderes mundiales con mayor cobertura mediática, con aceptación y rechazo, por los revolucionarios y las derechas mundiales, respectivamente. En su persona recae la obligación y la autoridad moral de diseñar, dirigir y hacer cumplir los objetivos políticos que se ha trazado la Revolución Bolivariana en su trayectoria por alcanzar los parabienes de una sociedad socialista. Debe, en todo momento, estar en sintonía con las realidades que nos enseña la Historia Patria y los aconteceres cotidianos de la sociedad venezolana para poder, con aciertos y errores, ir trazando y caminando el camino hacia una distribución equitativa de las inmensas riquezas con las que goza Venezuela. Es por ello que en su programa dominical “Alò Presidente”, reiteradamente, hace referencias históricas, como guía a comprender que es la Patria y hacia dónde se dirigen sus destinos manifiestos. Es, en ese programa, cuando mantiene un diálogo con el país y sus más allegados colaboradores. Reiteradas son sus correcciones a las fallas, objetivos no cumplidos y la continua solicitud a trabajar a los cuadros del PSUV. Son intervenciones con contenidos y características propias de un llanero.

La Revolución Bolivariana está enmarcada en dos objetivos concretos: el factor interno y el diálogo permanente con la Comunidad Internacional. Y, como lo decía el General Mûller Rojas, en el nuevo programa matutino del VTV, el sector externo está en permanente diálogo con el sector interno (palabras más, palabras menos). Es decir, que ese permanente diálogo con la Comunidad Internacional, tiene objetivos muy concretos que inciden, fundamentalmente, con el diseño de las políticas internas; así como, el diseño de las políticas internas busca alcanzar la soberanía total de Venezuela como país independiente dentro del contexto internacional. Es un diálogo dialéctico. Cualquier opinión de los diseñadores oficiales de las políticas internas de la Revolución Bolivariana, nos comentarán sobre las inversiones externas, transferencia de tecnologías, empresas mixtas donde el capital del Estado venezolano, en territorio nacional, alcance más del 50% de la inversión. Pero, dentro de ese marco que podríamos considerar estrictamente capitalista, existe una profunda y revolucionaria diferencia que la hace el carácter de la Revolución Bolivariana: la inclusión de las políticas sociales en todas las inversiones que se realicen tanto con capital nacional como con empresas mixtas cuando el capital extranjero viene a invertir en proyectos de carácter estratégico para el desarrollo de la Patria.

En ese marco de ideas, Hugo Chávez Frías ha estado en sintonía con las realidades nacionales. Nos atreveríamos a exponer que Chávez ha conjugado las políticas revolucionarias que los espíritus de los revolucionarios han sembrado en la Historia de Venezuela desde aquella presencia de los colonizadores españoles que nunca jamás lograron conquistar todo el territorio de Venezuela (léase: Sinamaica) pasando por la razón de ser (raison de l`Etat) de la Corona española al institucionalizar la Compañía Guipuzcoana, la Guerra de la Independencia, para seguir por los estudiantes y el 28, , la fundación del partido comunista venezolano –PCV-, el movimiento antiperejimenista, las guerrillas de los años 60, las esperanzas de los nuevos movimientos modernizados de izquierda, el “Caracazo” (que nos consideramos como la “Comuna de Caracas”), el 4 de febrero y 27 de noviembre y, finalmente, el “grito revolucionario” del pueblo venezolano cuando alcanza Miraflores con el triunfo del novel líder moderno y revolucionario. Quedaría la pregunta ¿perdió el Poder la derecha o triunfó el pueblo criollo-revolucionario-nacionalista?

No es una pregunta casual porque de su respuesta se tienen, obligatoriamente, dos variables que consideramos importantes para el quehacer futuro actual tanto de la Revolución Bolivariana como del comportamiento de las derechas nacionales que nos vamos a permitir dividirlas en dos sectores: las derechas criollas-nacionalistas y las que se conjugan con las derechas internacionales, sean éstas pro-norteamericanas (mayameras) y/o eurocéntricas. Sí aceptamos que el pueblo criollo-revolucionario-nacionalista conquistó el Poder con el triunfo de Chávez Frías como Presidente de la Revolución Bolivariana, ello implica, necesariamente, el compromiso de continuar el proceso revolucionario que el “Pueblo Venezolano se diò”; es decir, que los partidos políticos, los movimientos sociales, los colectivos y los independientes revolucionarios debemos estar conscientes que: primero, el líder de la Revolución es Chávez Frías; que el objetivo permanente es alcanzar el máximo poder posible para evolucionar hacia las conquistas y objetivos que la Revolución Bolivariana se ha propuesto; que el proceso político que está en pleno desarrollo en Venezuela es una REVOLUCIÒN y no es una extensión de la 4ta República donde lo fundamental era el mantener presente y activo el sistema capitalista. Tenemos dos opciones: Nos suscribimos a las propuestas de Kerensky y de Chiang Kaishek o decidimos dar el “salto adelante” para transformar, profundamente, la Revolución Bolivariana y la República Bolivariana de Venezuela.

En ese marco, nos es necesario aclarar algunas ideas que se han transcrito en la prensa “uribista” nacional. El marxismo, al menos así lo consideramos, es un método de análisis. Cuando Lenin analizó las realidades de la Rusia zarista percibió cuales eran los factores de cambio que componían a la sociedad rusa y, gracias a esa objetivación, logró hacer triunfar la Revolución Rusa. Cualquier persona que haya leído el análisis que realizara Isaac Berlin en su obra. “Los Rusos” podría alcanzar, con un mínimo de esfuerzo intelectual, cuáles eran las realidades de la sociedad rusa del siglo XIX y principios del XX. Frente a esas realidades descritas, no quedaba sino aceptar las verdades del desarrollo socio-económico de la Madrecita Rusia. Entonces ¿se equivocó Lenin por no haber seguido, dogmáticamente, los análisis de Karl Marx sobre la revolución y los obreros? ¿Es que el campesinado es un sector de la sociedad sin conciencia de clase?

Cuando el Partido Comunista Chino nos autorizó a investigar en la Hemeroteca del Comité Central, pudimos constatar la influencia de los escritos de Lenin en el movimiento socio-revolucionario de principios de los años 20 en China. La prensa en inglés y francés publicaban los extensos análisis de Lenin sobre la Revolución obrero-campesina en Rusia que serían, posteriormente, traducidos al chino y publicados en los periódicos y revistas de las sociedades revolucionarias chinas promovidas por Bertrand Russel, Rabindranath Tagore, por mencionar. Es por ello, la importante influencia del leninismo en los principios de los movimientos revolucionarios y en el propio Partido Comunista Chino; pero Mao Zedong objetivó la realidad revolucionaria en China cuando en su análisis de la estructura de la sociedad china escrito en 1928 y sus tesis expuesta ante el sector militar en la Academia de Whampoa para transformar la realidad china suscribió que era necesario apoyarse, fundamentalmente, en el campesinado chino. Dirían las derechas criollas que Mao no era marxista; pero sus tesis filosóficas, demuestran lo contrario.

Es frecuente, entre los analistas del marxismo y conocedores del socialismo, no profundizar en las realidades históricas en las que se circunscriben cada uno de los procesos sociales de los pueblos. Cada revolución tiene sus momentos históricos. El contexto histórico en el cual se “movió”, Marx y Engels, fue, profundamente, diferente a las realidades que se desarrollaron en Rusia en 1905, las incidencias que la Primera Guerra Mundial tuvo en sus campesinos y obreros transformados en soldados, la realidad económica de la Rusia pre-capitalista. Como diferente eran las realidades en China, Vietnam, Cuba. Dentro de ese contexto, cabría la pregunta ¿es que no es posible alcanzar la sociedad socialista en su más amplio contexto democrático gracias a la participación de las sociedades en el acto soberano de elegir directa, secreta y voluntariamente, sus destinos y a sus líderes? La Revolución Bolivariana, el Gobierno Bolivariano y Chávez Frías y su equipo de gobierno están demostrando lo contrario. La trágica experiencia de Chile y del Gobierno de Salvador Allende han colaborado con la Revolución Bolivariana para poder así evitar las conspiraciones y/o controlarlas, los errores tanto gubernamentales como de los movimientos político-sociales y conocer los aciertos de la Revolución chilena para los pueblo de cualquiera de nuestros países.

En ese contexto, negar las realidades nacionales es el común error de los “puristas” y los “dogmáticos”. Es caer en esquemas de “logicismo formal” más cercano a las simplificaciones que a los sacrificios que implica aceptar el carácter de la Revolución Bolivariana. Es, en ese marco, que JVRANGEL, de nuevo en su columna de “Ultimas Noticias” del 04 de agosto, página 20, reitera la importancia del respeto intelectual a exponer razones propias y a reiterar el llamado a analizar con objetividad descarnada el significado de ese “casi 50%” del electorado que no se ha comprometido para las próximas elecciones del 23 de noviembre para gobernadores, alcaldes y legisladores. ¿Dónde está el análisis marxista de esa realidad?

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Miguel Ángel del Pozo


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