El pasado 14 de agosto, en las instalaciones del sindicato de trabajadores de Ferralca ubicadas en Morón (estado Carabobo), dirigentes sindicales del eje costero, se reunieron con el coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores, dirigente de la C-CURA y del partido Unidad Socialista de Izquierda, Orlando Chirino, para exponerle la grave problemática que vive el mundo laboral en Puerto Cabello y Morón e intercambiar opiniones sobre la compleja situación política y sindical que atraviesa el país.
Al salir de la reunión, el dirigente fue entrevistado por medios locales de comunicación alternativa, a quienes respondió algunas preguntas:
¿Por qué afirmas que existe una nueva etapa política en el proceso revolucionario venezolano?
Sin duda, lo más importante que debemos reconocer en los actuales momentos, es que a pesar de los roces y las polémicas que aún se suscitan entre el gobierno, por una parte, y por otra el imperialismo, los empresarios y en general con la oposición golpista, lo que predomina es la actitud del presidente Chávez y de su gobierno de suavizar las relaciones y pactar con ellos acuerdos que terminan desfavoreciendo a los trabajadores y el pueblo.
Este comportamiento se hizo evidente desde el pasado 11 de junio cuando llamó a los empresarios nacionales e internacionales a cooperar y alcanzar una alianza estratégica. Esta política no sólo es fronteras adentro, sino también internacionalmente. Que haya llamado hermano al presidente de un país que promueve el paramilitarismo y el asesinato de dirigentes obreros, campesinos y populares, o que se haya retractado de todo lo que dijo en contra del rey de España, y termine abrazándose con él y recibiendo una franela que recuerda el momento indigno en que el representante de las multinacionales españolas y heredero político del franquismo lo mandó a callar, son prueba evidente que las políticas interna y externa del país avanzan en una dirección de entendimiento con la burguesía nacional e internacional. Ahora prevalece el diálogo, la concertación y el intento de conciliar intereses de la revolución con la contrarrevolución. Otro tanto podríamos decir de la reunión con el Consejo Mundial Judío y el restablecimiento de relaciones con Israel, que como bien sabemos es un portaviones yanqui en el medio oriente. Con todos estos hechos se demuestra que el Presidente Chávez ahora tiene relaciones muy cordiales con los cachorros del imperio.
¿Pero no crees preferible disminuir las tensiones entre nuestro gobierno y los gobiernos de otros países para lograr mayor estabilidad política, económica e incluso militar en Venezuela?
Todos sabemos que en el campo de las relaciones internacionales, se impone el uso de la diplomacia política, pero la diplomacia para los revolucionarios, está supeditada a la estrategia. Nosotros no somos partidarios de que el gobierno le declare la guerra a Colombia o locuras por el estilo. Pero sí es imprescindible marcar distancia frente a gobiernos como el colombiano o personajes como el rey de España, gobiernos como el de la Federación Rusa el estado asesino israelí y el Consejo Mundial Judío.
Todos sabemos que la diplomacia es el arte de enviar mensajes políticos en forma “educada o elegante” como enseñan en las universidades. Desde ese punto de vista muchos revolucionarios del mundo que tenían gran expectativa con el presidente Chávez, hoy se encuentran defraudados e incluso muchos se distancian porque nunca esperaron que el Presidente llamara a las organizaciones insurgentes de Colombia a deponer las armas. Incluso hay la duda si la compra del Banco Venezuela no fue pactada en el viaje que el Presidente hizo a España.
Pero en últimas, lo importante a determinar es que ese comportamiento conlleva a un menoscabo de la soberanía nacional. No se trata sólo de relaciones educadas, sino de un comportamiento político que acarrea consecuencias en lo económico, en lo político, en lo social y en lo militar, las cuales socavan nuestros derechos. Por eso vemos que el apretón de manos con el rey de España va acompañado del llamado del presidente Chávez a la petrolera Repsol para que invierta en Venezuela, lo cual refrenda el impulso a las empresas mixtas con multinacionales. El petróleo era 100% venezolano y ahora, gracias a la política de concertación con las multinacionales, estas poderosas empresas son socias, es decir copropietarias del 40% de los recursos petroleros en aquellos sitios donde invierten conjuntamente con el gobierno.
En la concertación con las multinacionales pierde soberanía el país y perdemos los trabajadores. Por eso es que se han agudizado los enfrentamientos y conflictos en muchas empresas que existe inversión capitalista internacional, ese es el caso particular de las empresas mixtas de la Faja Petrolera del Orinoco.
¿Pero debería ser al contrario, si hay mejoramiento en las relaciones, no debería presentarse mayor conflictividad?
Esa es la ilusión del gobierno y de los que están interesados en llegar a acuerdos con los explotadores. Pero otra es la realidad de los trabajadores. Te voy a colocar el ejemplo de lo que está sucediendo en los sectores automotriz y cauchero.
Desde hace varios meses, más de un año inclusive, se vive un conflicto permanente en Firestone que luego se extendió a General Motor, a la Ford y ahora afecta a las empresas productoras de auto-partes. Desgraciadamente muchos dirigentes sindicales que se reclaman como revolucionarios quieren salvarle la ropa al gobierno, diciendo que hay una política de desestabilización de las multinacionales. Esta es una verdad a medias y todos sabemos que las medias verdades son las más grandes mentiras y fraudes que se puedan cometer.
La explicación de fondo del conflicto con las multinacionales de la industria automotriz, es que el gobierno a golpe y porrazo, sin consultar con nadie tomó la decisión de incorporar al país al MERCOSUR. El gobierno hizo y sigue haciendo grandes campañas para demostrar que esa fue una decisión acertada. Pero la realidad es otra, a partir de ese momento las multinacionales se sintieron con plena libertad para actuar de acuerdo a sus intereses. La prueba de ello es que en Venezuela el año pasado se vendieron 450 mil vehículos de los cuales sólo 120 mil se ensamblaron en el país y el resto fueron traídos en buena parte de los países del MERCOSUR
La entrada al MERCOSUR ha sido un regalo del gobierno para las multinacionales. Las cuales no invierten para aumentar la producción ni el empleo, porque las empresas más grandes ubicadas en Brasil y Argentina proveen en buena parte los vehículos, mientras que las que están instaladas en Venezuela juegan con las divisas que les da el gobierno. Por eso decir que el problema son las multinacionales exclusivamente, es un error y hasta cierto punto es una traición porque se quiere engañar a los trabajadores.
La GM, la Ford y otras empresas ya no les interesa producir. ¿Para qué?, si se ha flexibilizado el control de cambios, si se ha hecho más expedita la entrega de divisas, si los trámites para importar se harán flexibilizado, si el gobierno les alcahuetea que no tengan solvencia laboral. Ahí está la situación de los compañeros de Rualca que llevan más de un año esperando que el gobierno cumpla la promesa de reapertura y puesta en producción de la empresa.
¿Y cómo se traduce esto en el campo sindical?
A eso quería llegar. El problema es que los dirigentes sindicales actúan determinados por una mala caracterización política y acaban siendo útiles a las políticas extorsionistas que desde el gobierno o desde altos funcionarios se desarrolla supuestamente en contra de los empresarios, pero que tiene como única finalidad, pedir comisiones, donaciones y dádivas y los que terminan perjudicados son los trabajadores. Este es a mi modo de ver uno de los problemas más delicados.
Muchos trabajadores están perdiendo la referencia de la lucha directa, porque ahora los dirigentes sindicales “rojos rojitos” se dedican al lobby y quieren dejan la solución de los conflictos en manos de los gestores gubernamentales, llámense diputados, ministros, viceministros o dirigentes del PSUV. Estos gestores gubernamentales, que utilizan métodos clientelares y electoreros de la peor especie, terminan imponiendo mesas de diálogo que no resuelven nada o llamando a los trabajadores a renunciar a sus demandas. Con esta política se castra la disposición de lucha de los trabajadores y se reemplaza la lucha de clases por la componenda y las presiones desde arriba, o mejor diría yo, con la extorsión a los patronos a cambio de prebendas. Esos no son los métodos de la clase obrera. El método de la clase obrera es la movilización permanente, la huelga en las empresas y la huelga general, para defender sus derechos y para luchar para conquistar el poder y construir un país totalmente distinto.
¿Qué otro tipo de repercusiones tiene en el campo nacional?
Lo esencial que debemos tener de la conciliación con los enemigos de la revolución que impulsa el gobierno, es que envalentona a los patronos que se sienten con luz verde para actuar a sus anchas y violentar los derechos de los trabajadores. Tenemos el caso de Fundimeca, donde los empresarios desconocen una providencia de reenganche, una juez les abre un expediente a los trabajadores de la empresa y a dirigentes sindicales de la UNT, y luego son condenados con restricciones de no poder salir del país, no acercarse a la empresa, ni poder hablar en contra de la política que estos patronos explotadores utilizan contra los trabajadores.
En Venezuela, al igual que en Argentina, Colombia o Brasil se criminaliza la protesta social y las autoridades de trabajo y el gobierno nacional no hacen, ni dicen nada. Es increíble que Stalin Pérez, quien fue el representante de la UNT en la pasada Asamblea de la OIT hoy esté criminalizado, junto con otros dirigentes de la UNT-Carabobo y casi 20 trabajadores más de Fundimeca por defender los derechos de los trabajadores. Lo siniestro del caso es que la juez que le levantó los cargos es militante del PSUV. Es la misma situación que se vive con las comunidades indígenas en la Sierra del Perijá, donde los terratenientes con el apoyo de la Guardia Nacional y el Ejército violentan la Constitución de la república Bolivariana de Venezuela. La única manera de enfrentar esta aberración es que los trabajadores nos movilicemos y derrotemos a los lobbystas y al gobierno, que dice ser revolucionario de dientes para afuera, pero luego deja que se cometan este tipo de atropellos.
La conciliación también afecta el bolsillo de los trabajadores. Buen ejemplo de ello es lo que sucede con los precios de los artículos de primera necesidad. Ha quedado claro que el gobierno renunció al control de precios, aceptando aumentos desmedidos que afectan directamente nuestros miserables salarios. Lo curioso es que las agencias noticiosas oficiales, luego informaron que el “Gobierno adecuó los precios” dando a entender que los empresarios siempre tuvieron razón en solicitar la revisión de los precios. Entonces uno se pregunta: ¿cuándo será que el presidente Chavéz “adecuará” los salarios de todos los trabajadores al costo de vida, y no sólo para los que devengan salario mínimo?
¿Tu análisis lleva a concluir entonces que el proceso revolucionario está retrocediendo?
No necesariamente. Lo que estamos constatando es que el gobierno tiene una política contraria a profundizar la revolución y que su estrategia es pactar con los empresarios y las multinacionales, que son en últimas el soporte económico de los golpistas y del imperialismo.
Pero otra cosa muy distinta se vive en el pueblo. La gente es más consciente políticamente. Ya pasó la época en que prevalecía la expectativa hacia el gobierno. Ahora no. Todo el mundo cuestiona las promesas y discursos del gobierno, sus funcionarios y sus defensores. Ya nadie traga entero, lo que me lleva a concluir que estamos en un momento muy complejo del proceso revolucionario pero a la vez estelar, porque se están cayendo las caretas, incluso la de aquellos que hasta hoy se esfuerzan por mentir y engañar a los trabajadores tratando de ocultar las responsabilidades del gobierno y sus limitaciones políticas y estratégicas.
Siento que está llegando el momento para los revolucionarios. Antes nos calumniaban y muchos compañeros se lo creían. Hoy muchos compañeros empiezan a decirnos que teníamos la razón. La gente entiende y lucha y se coloca en la barricada en la que estamos los luchadores de verdad. La gente ya no cree el discurso reformista-terrorista que intenta justificar todas las acciones del gobierno con el chantaje de que nos van a invadir, que viene el coco, que le hacemos el juego a la derecha. ¿Cuál derecha me pregunto yo? ¿La que está en cargos en el gobierno o la que está afuera y aspira a tenerlos también?
En este país se asesinan dirigentes indígenas en la Sierra de Perijá, se golpea brutalmente a dirigentes de izquierda que son parte de la dirección del PSUV, se condena a Stalin Pérez, representante de los trabajadores venezolanos a la pasada Asamblea anual de la OIT, se arremete y arrincona a los trabajadores con la represión, los despidos y la inflación, se pierde soberanía nacional, y a todas estas el gobierno del presidente Chávez no dice nada. Por el contrario humilla en público a trabajadores, como sucedió con el trabajador de VTV, quiere imponer el trabajo voluntario en medio del capitalismo que no es otra cosa que esclavismo y descalifica a quienes nos oponemos a estos atropellos, calificándonos como contrarrevolucionarios.
Estamos llegando al momento de las definiciones y nosotros tenemos plena confianza que los trabajadores y el pueblo se inclinarán por la profundización de la revolución y no por la capitulación a los enemigos de la revolución, a los golpistas, al imperialismo, a Uribe, al rey de España, a Putín, al gobierno chino, al estado asesino de Israel o tantos otros gobiernos capitalistas que al igual que el imperialismo y las multinacionales sólo aspiran a quedarse con parte de la renta petrolera venezolana.