Faltan pocos días para saber en definitiva cual será el curso que comenzará a trillar la sociedad venezolana. De verdad hemos llegado a la bifurcación del camino, después de una década caracterizada por el énfasis puesto casi sólo por el Presidente Chávez, en torno a un modelo de gobierno socialista que algunas veces asume conductas del viejo y fracasado socialismo del siglo XX y otras del XXI, con piquetes de los gobiernos cuartorepúblicanos. Hemos llegado a un punto que pudiera ser de inflexión, de retroceso o de partida hacia la consolidación de la ya estatuido.
Analistas, encuestadoras y encuestólogos al unísono anuncian que habrá cambios. Chávez se la juega y apuesta a que la oposición obtendrá una derrota aplastante y que los militantes del PPT, PCV y el NCR de Luís Tascón, no quedaran ni pá echar el cuento de cómo fue que un “mal día” se les ocurrió desacatar su línea política electoral.
Los sectores democráticos de la oposición también tiran sus dados a Rosa Linda, la misma que le permitió salir de chiripa airosos, en la reforma. La oposición a estos escasos días del acto electoral luce “fortalecida” y amenaza con conquistar muchas alcaldías y varias gobernaciones; lo cual nos indica que todo el discurso originado por la derrota en el referéndum del 2D, por parte de quienes han tenido la mayor responsabilidad en aquello de revisar, rectificar y reimpulsar, no pasó de ser letra muerta
Del otro lado de la acera, distintos y distantes de la acostumbrada y monotemática polarización de chavistas y antichavistas; se arremolinan y se juntan los candidatos que reivindicando su condición de revolucionarios, socialistas y militantes de izquierda, han decido apostar a obtener triunfos contundentes, aún sin la anuencia del líder del proceso.
Este es el escenario y estos son los acontecimientos; lo cual no dejan dudas de que hace tiempo, algo se quebró en este proceso y ya no será tan fácil mantener la incondicionalidad sobre los mensajes y llamados al compromiso militante del comandante de esta revolución; sobre todo al compromiso de acompañarlo en el respaldo de todos sus candidatos. Esto que quizás sea uno de los principales quiebres de este proceso, no deja de ser una tragedia para el pensamiento y la acción política del presidente.
Ya viene y vendrá el 23 de Noviembre, cada quien irá a lo suyo. Los que siempre se han opuesto al presidente votaran, los que nunca se han opuesto y decidieron militar en el partido del presidente votaran; y los que nunca se ha opuesto al presidente, pero no militan en su partido y además han tenido la valentía estratégica de hacer propuestas distintas, también votaran.
En fin que nadie se asuste ni se espante, todo pasa; y ¿que puede pasar que no haya pasado? Pasará el 23 y no pasará nada, aquí vamos con todos, porque todos cabemos. Así se construirá el socialismo que queremos en este siglo XXI los venezolanos, sino pregúnteselo al camarada Presidente.
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