La revolución tiene la necesidad de fortalecerse para evitar daños a la sociedad, y en ese orden debemos decir que este país necesita contar con el mejor servicio de inteligencia y de policía en el mundo y esto no es un simple comentario.
Contar con un multidisciplinario y eficiente equipo en tan comentada y complicada área, es una garantía para la defensa de la nación y sus habitantes porque, como todos sabemos, los enemigos del país siguen no solo al acecho, sino que pasan directamente a la ejecución de actividades que perjudican a la mayoría de la población.
Es bueno recordar lo que hicieron ciertas y desnaturalizadas personas con la industria petrolera, que se apoderaron del cerebro de esa industria y prácticamente bloquearon todo su funcionamiento, sin que les diera calor ni frío, lo cual revela el alma transgresora que les caracteriza. Por eso la revolución debe ser fuerte para proteger a la nación.
Eso significa, necesariamente, que debemos posesionarnos de las tecnologías de punta que impliquen una efectiva capacidad de respuesta que impida que las agresiones se concreten. Por ello hay que impulsar el genio creador de nuestra ciudadanía de modo que ella pueda pensar, diseñar y producir en casa lo que necesitamos para cuidar a esta sociedad que se levanta.
Por lo anterior, debemos apoyar altamente, la investigación científica y tecnológica venezolana. Si bien un país puede tener la gracia de disponer de un gigantesco abanico de recursos materiales, no es menos cierto que el más valioso de su capital es el humano.
Si algo es realmente claro, es que en el pasado se insistió muchísimo en venderle a las naciones –y de hecho la vendieron- la idea eminentemente comercial de que ya todo estaba descubierto, de que la rueda ha había sido inventada y lo único que había que hacer es comprarla.
Y esa postura ha estado apalancando a nivel mundial, todos los productos que las transnacionales se les ocurre venderle a la gente. Por eso aquel famoso lema que han estado repitiendo por décadas, eso de pensar por los demás y que de paso sirvió para una agencia publicitaria, aunque ese lema viene de un largo tiempo atrás. ¡No pienses, no vale la pena! ¡Yo pienso por ti!
Por supuesto, que otros piensen por ti significa para una nación bajar sus defensas. Las naciones con pocos recursos materiales, como es el caso de Japón, le han concedido un gran valor al recurso humano, ese que piensa, que reflexiona, que es creativo.
Y aunque Venezuela y una gran cantidad de naciones de este sureño continente tengan excelentes recursos materiales, una de las metas fundamentales de nuestras naciones debe ser despertar y fortalecer el genio creador de sus habitantes para que inventen Tololo que necesiten y se complemente unos a otros.
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