Cada vez que mi mujer detecta algún hecho inesperado y de él se le derivan conjeturas que no logra despejar, me ordena que me ponga el traje de científico social para que la ayude a evaluar las distintas aristas de determinado acontecimiento, casi siempre político.
Prevalida de esta influencia, me gira la instrucción de que la acompañe a la Zona Rental de Plaza Venezuela a una serie de conciertos que varias agrupaciones harían la noche de este sábado en conmemoración del primer año de Alba Ciudad, 96.3 FM, la emisora del Ministerio de la Cultura, que dirige el chamín Iván Padilla junior, hijo de Iván Padilla senior, viceministro de cultura.
Desde luego, acato el llamamiento disciplinariamente. Y si bien yo tenía fundadas sospechas de que en la orden venía encubierto el deseo inconfeso de reavivar una fanaticada ni tan vieja a los dos hijos menores del cantor del pueblo, hasta con cierto entusiasmo acudo a cumplir mi misión, reventado de la curiosidad por saber qué pudo haber pasado para que Servando y Florentino se atrevieran a cantar en un evento asociado al Gobierno Bolivariano, precisamente en un día en el que los niños manos blancas habían salido a marchar en Caracas contra la enmienda constitucional.
En otros tiempos, Servando y Florentino -hijos de la constituyente Sol Musset- habían renegado de la Revolución Bolivariana, que desde los años 70 su padre venía dibujando con fino pincel. "Chávez, deja tranquilo a mi papá", clamaron en pleno paro saboteador de 2002. Una que otra vez se montaron en tarimas de actos de oposición. Y eran los únicos familiares de Alí que no militaban abiertamente en esta Revolución.
De modo que este sábado 7 de febrero yo llevaba la encomienda marital de averiguar en este concierto si estos chamos estaban de regreso a la Revolución. ¿Alguna vez lo estuvieron?, inquirí. "Bueno, cuando chiquitos".
El concierto de los Primera duró 70 minutos. Y sin mayor resistencia los cantantes se revelaron chavistas, lo que constataba que, evidentemente, estaban de vuelta a donde de nunca debieron irse. En una pausa entre canción, Servando (el de tez más clara) recomendó a los presentes que fueran a visitar el Centro Endógeno Cultural de El Valle.
El mismo Servando -ataviado de franelilla y gorra rojas- se declaró a él y a su hermano militantes de la canción necesaria e introdujo la canción de su papá al Grupo Madera recordando que en los años 70 sí que no había libertad de expresión en Venezuela. "No como ahora, que supuestamente no hay libertad de expresión, pero yo digo lo que me da la gana sin que me pase nada. Por supuesto que sí hay libertad de expresión".
En otro tramo, el mismo Servando hizo un coqueteo disperso entre los instrumentos musicales al vocear "uh, ah". Y después consignó a la audiencia un saludo que había mandado Sandino, hijo mayor de Sol Musset y Alí, y quien anda de frente con la Revolución Bolivariana. Más adelante, Florentino metió un comentario jocoso al presentar en tarima "a un hermano biológico que conocimos recientemente; tiene casi mi edad y se llama Alí". Y el hermano se presentó a tocar un violín que tenía estampada la figura de Alí Primera. Con él los acompañó con el tema "Tin Marín". Y luego entonaron "Casas de cartón".
Ensalzaron al grupo Dame pa matala y al menos cuatro veces pidieron sintonizar Alba Ciudad, "que sí pone música con contenido". Florentino dijo: No es por darme golpes de pecho, pero nosotros sí hemos hecho nuestro aporte a la cultura. Fin de la reseña.
Confirmadas las sospechas, mi chica se relaja y pega alaridos y saltos propios del fanatismo, y yo me ensimismo tratando de figurarme si hubo o no hubo conflictos familiares que desencadenaran en esta nueva visión de estos dos chamos que, sin la menor duda, tienen una singular influencia en las juventudes que se levantan.
Quiero pedir que no se entienda que trato de criticar que estos jóvenes no hayan sido y ahora sean (siendo que hay muchos que fingen ser sin serlo). Por contrario, me conmueve que ahora estén frontalmente del lado que su padre enalteció siempre. Planteo, más bien, que tal vez esta circunstancia pueda servir -ahora que los panas de la oposición se reclaman bolivarianos- como el motor que ayude a sembrar para siempre el legado de Alí Primera, instituyendo el Festival Nacional de la Canción Infantil Alí Primera. Este es mi desiderátum, y pido disculpas por haberme valido de los camaradas Servando y Florentino para quebrar lanzas por ello, una vez más.
abrahamquetal@gmail.com