HOY VOY A ESCRIBIR SOBRE LO POSITIVO Y LO BONITO y de paso cancelar una deuda pendiente con la mujer venezolana por la celebración de su día internacional (8 de marzo). Decidí pagarla cuando oí expresarse a una mujer llanera, guariqueña por más señas y ferrocarrilera de profesión. Comienzo por afirmar no tener ninguna duda acerca del papel que la mujer venezolana está jugando en esta revolución bolivariana y socialista. Están en todas partes haciendo valer sus derechos y construyendo el socialismo del siglo XXI con una pasión que no deja incertidumbre alguna sobre el fortalecimiento cotidiano de nuestra revolución.
Nuestras mujeres son luchadoras, valientes y emprendedoras, capaces de vencer toda campaña mediática que se le ponga enfrente (imagínense ustedes lo grandioso que sería que las mujeres de clases media se sacudan el yugo de los medios privados de comunicación y se sumen a la lucha por construir la revolución) Las mujeres han encontrado una revolución que le hace justicia y le pertenece. Largo ha sido su sacrificio en los barrios, en el trabajo, en su doble rol de padre y madre. Han batallado duramente contra la discriminación y los prejuicios, propiciados por una sociedad que ha pretendido relegarla sólo al papel de madre productora y ama de casa. Se le han confiscado sus derechos. Ha llegado la revolución y con ella la enorme oportunidad de jugar un rol de vanguardia, lo cual está logrando con creces. Es impresionante ver la manera como se expresan, con que facilidad de palabra pronuncian sus ideas y logros, no sólo de los beneficios que obtienen sino sobre la revolución venezolana y el socialismo mismo. Rescatan el verdadero valor de su contenido y lo hacen cotidiano. Van rumbo seguro a su total independencia y lo hacen de manera práctica y contundente. Posiblemente no lo extraen de libros, ni de folletos (lo cual no quiero decir que no son necesarios); ni de sesudos teóricos de torres amarfiladas, ni de intelectuales inorgánicos que se pudren en sus torres de cristal. No se que está esperando estos intelectuales que marchan al margen de estos hechos cotidianos (andan a la deriva, amigo Manuel), base de un nuevo concepto que necesita teorizarse. Para ellas, las mujeres, el socialismo es una herramienta de liberación una enorme oportunidad de afirmarse como un ser humano nuevo, que mantiene intactos sus valores y principios. Saben que todavía tienen la posibilidad de conquistar el poder, de decidir y compartirlo junto al hombre revolucionario. Cada vez que veo a una mujer expresarse en los medios, compruebo la solidez de su pensamiento y la fluidez de expresión con que lo asume. Ha sido una larga lucha milenaria por conquistar sus derechos.Saben y comprenden que este proceso encabezado por Hugo Chávez Frías la ha liberado de prejuicios y sometimientos, “que le da conciencia de sus valores, de sus posibilidades intelectuales de crecimiento, de sus responsabilidades y de su libertad, lo que representa el mayor cambio cultural del siglo XX, incluso más que la expansión tecnológica”. Así que amigo del género masculino. Ellas están aquí y vinieron para quedarse, a no dejarse atropellar por nuestro machismo. Hoy en día ocupan altos cargos de ministras, directoras, gerentes. Defienden los logros de las misiones y se enfrentan a los gobernadores escuálidos e incubadores de la contrarevolución. Trabajan y se ocupan de sus hijos y lo más importante, son la vanguardia de este proceso revolucionario y socialista. Se han convertido con su firmeza y participación en los pilares revolucionarios que proceso de cambio alguno pueda tener. Al concepto de revolucionario que el dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht (1898-1956) popularizó, yo lo escribiría de esta manera: “Hay hombres y mujeres que luchan un día y son buenos. Hay otros y otras que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos y buenas. Pero hay los y las que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles y las imprescindibles". Estoy convencido y muy seguro que las mujeres revolucionarias de hoy son las herederas de Eulalia Ramos Sánchez de Chamberlain, Josefa Camejo, Luisa Cáceres de Arismendi, Juana Ramírez "La Avanzadora", la "Negra Hipólita", Lilian Palacio y Argelia Laya, entre otras. Por ello digo: Pero que bonito y sabroso luchan las mujeres venezolanas en esta revolución bonita. Ellas, las mujeres venezolanas están dispuestas a defender la revolución en cualquier terreno, tal como lo hicieron muchas de las heroínas que las antecedieron. Señores machos y vernáculos, a apretarse los pantalones, con las féminas. Que lo que viene es lluvia pareja.
*A Anaís, Alejandro y Sebastián
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