La Guía para Formar la Patrulla: ¿Una Camisa de Fuerza? (y II)

Si el sentido común no me está fallando; la idea básica de una célula, comisión, batallón u otra propuesta organizativa que forme parte de un partido político, se centra fundamentalmente en la función de organizar a las personas en sus diferentes niveles y sectores para asegurarle continuidad, vigencia, capacidad de movilización y C R E C I M I E N T O al partido. Una célula o patrulla por ejemplo, no puede darse el lujo de excluir a nadie, a menos que haya elementos muy contundentes de una postura muy contraria al perfil del partido.

En el PSUV, la palabra EXCLUSIÓN no debería ser muy usada ni en el discurso ni en lo operativo, porque parte de nuestra esencia es el movimiento contrario: La Inclusión Social y política, que responde también a la propuesta de participación protagónica. En función de ese lema/esencia, no puede salirse ahora con ese discurso: “Todos los miembros de una patrulla, deben estar inscritos en el PSUV, Quienes no lo estén, SERAN EXLUIDOS EN EL MOMENTO DE REGISTRO ELECTRÓNICO DE LA PATRULLA”.

¿Quién dio a los venezolanos la oportunidad de convertirse en sujetos políticos? ¿No fue este proceso? Esa trascendente conquista o logro de este proceso, coloca esta norma de “serán excluidos”, sino están inscritos, como un dispositivo contra natura.

Entiendo, como un hecho muy elemental, que las patrullas tienen o deberían tener entre sus diversas funciones, la tarea de captar nuevas personas para que el movimiento acumule poder y fuerza. Si esa es una de las funciones o líneas de trabajo de las patrullas, tiene poco sentido eso de “serán excluidos”. En los batallones “alguien” decidió” que fueran 300 sin pedir opinión a esos camaradas para ver si querían y podían ir a las reuniones. Ese “pelón” no es un argumento para justificar, que si cinco personas no registradas en el PSUV, manifiestan su interés en participar en esa patrulla, el responsable del registro electrónico desde un puesto de computación en una sala situacional muy fría, decida aplicarle a esas personas el “serán excluidos”, pisando la tecla “suprimir”. No fue la cantidad militantes por batallones la única causa responsable del fracaso de los batallones, indujo también a ese fracaso, el esquema adoptado en su conformación.

El procedimiento anterior de agregar a 200 ó 300 camaradas a un batallón casi sin ningún criterio, fue una decisión totalmente absurda. Esta nueva e “ingeniosa” idea de “SERÁN EXCLUIDOS” en el momento de registro electrónico de la patrulla, compite con la primera pero suena más absurda y con mucho ruido. Lo clave es la organización, porque a través de esa herramienta organizativa existe la posibilidad de captar nuevos camaradas, informar, educar y movilizar. La guía olvidó definitivamente una información básica (Para qué las Patrullas) y eso lleva a otro “pelón”, que hace de esta guía una especie de camisa de fuerza porque no ofrece ningún margen de flexibilidad, frente a circunstancias que pueden existir en muchas zonas y sectores. ¿Qué pasa en una comunidad de escuálidos donde 15 camaradas decidan trabajar? ¿El PSUV le negará a esos camaradas la posibilidad de conformase en patrullas? ¿El responsable del registro electrónico le dará a la tecla suprimir? ¿Es insignificante el trabajo que puedan realizar 14 ó 15 compañeros para fortalecer en ese espacio la opción revolucionaria?

He oído que en esta vez, el trabajo será monitoreado y evaluado ¿Qué se va evaluar? ¿La evolución simplemente verificará que se realizaron cuatro o cinco reuniones en el lapso de unos meses? ¿Se va evaluar que se dieron charlas o se entregaron unos volantes? ¿Se va evaluar cuántas veces asistió la patrulla a una macha en Caracas? Creo que todo eso es importante en una evaluación, pero lo verdaderamente importante es saber que una patrulla se inició con 20 camaradas y dos meses después, tienen 60 ó 70 camaradas con amigos y simpatizantes reuniéndose para ejecutar un trabajo político en la calle o sector.

Estoy convencido, que los batallones fracasaron porque hubo un “diseño” desde arriba y porque además, los miembros de ese batallón se fueron convenciendo (equivocadamente) que no tenían temas y problemas que tratar. La rutina lo fue aislando de su mismo entorno y de los problemas que se confrontan.

Es bueno pensar también, que probablemente un alto número de batallones no disponían las herramientas para mantenerse en el tiempo y eso condujo a que los voceros y voceras se vieran una vez a la semana para conversar situaciones, pero sin un plan de trabajo. Si esta situación tiene pertinencia, es importante entonces que en cada Municipio se elabore una lista de militantes fácil de contactar que estén disponibles para apoyar a las patrullas y ofrecerle las herramientas para hacer de sus reuniones jornadas de trabajo productivas que respondan a un plan de trabajo en donde puedan conectarse varias patrullas del sector o parroquia y desarrollar así, iniciativas de diferentes naturaleza.

evaristomarcano@cantv.net



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Evaristo Marcano Marín


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