Socialismo VS Terrorismo

Los problemas del capitalismo norteamericano han estado en el exterior y ellos van a destruir ese imperio en este milenio. Desde los años veinte del siglo pasado hasta hoy, las aventuras intervencionistas y la resistencia de los pueblos acometidos despertó la solidaridad de anchos sectores del pueblo en Estados Unidos constituyéndose en factor de disidencia intestina. Ninguna circunstancia dividió tanto a Estados Unidos como la guerra de Vietnam en el siglo pasado, donde un pueblo periférico asestó a la maquinaria de guerra del pentágono, mas golpes que aquella werhamacht de Hitler que parecía la transfiguración del Dios Marte.

Estados Unidos negoció la paz en Vietnam porque de proseguir la contienda la sociedad yanqui se habría visto tragada por el abismo de una escisión colérica.

Pero, abriendo la boca del tiempo, apenas iniciado este nuevo milenio, la careta de la paz se la volvió a quitar en Enero de 2002 George Bush, cuando anunció ante el Congreso el objetivo de “prevenir que los regímenes que respaldaban el terror, y que amenazaban a los Estados Unidos o a nuestros amigos y aliados con armas de destrucción masivas”, mencionando a Corea del Norte, Irán e Irak.

Afirmó Bush: “Estados como éstos y sus aliados terroristas constituyen un eje del mal que se arma para amenazar la paz del mundo”. En los días posteriores a este discurso se multiplicaron las falsedades y se preparó la primera agresión militar la cual seria en contra del pueblo de Irak.

El 30 de Junio de ese año, Scott Ritter, ex inspector de armas de la ONU, expresó: “Esta guerra sin fundamentos debe evitarse a cualquier costo. La seguridad nacional de EE.UU fue secuestrada por un puñado de neoconservadores que aprovecharon su posición de autoridad para concretar sus propias ambiciones políticas…”.

El 7 de Diciembre de 2002, Irak, después de haber sido inspeccionada y no habérsele encontrado nada de lo que la acusaban, presentó como exigía la resolución de la ONU un informe de casi 12 mil páginas sobre sus programas nuclear, químico, biológico y misilistico, donde afirmaba no contar con armas de destrucción masiva. EE.UU. rechazó el documento cobardemente, argumentó que éste aludía cuestiones centrales sobre los arsenales. Lo cierto es que si Irak, de verdad hubiese tenido las armas de que era acusada, estos miserables nunca la hubiesen atacado.

A pesar de que la mayoría del mundo se manifestó contra esta absurda y criminal guerra, George Bush, Tony Blair, Primer Ministro Británico y José María Aznar, Jefe del Gobierno Español, se manchaban las manos, el alma y la historia, con la sangre del noble pueblo iraquí, quienes recibieron el jueves 20 de Marzo de 2003 la primera masacre sobre Bagdad. Fue una demostración de poderío militar ante un país del llamado tercer mundo, crímenes de lesa humanidad se descargaron sobre el débil hombro de este pueblo. Lo que nunca pensaron estos miserables asesinos, era que el pueblo levantaría una resistencia heroica que le respondería a su terror. El 14 de Marzo de 2004 el Partido Socialista Obrero de España obtiene un rotundo triunfo contra el partido del asesino Aznar, lacayo de Bush y Blair; es así como el 15 de Marzo, José Luís Rodríguez Zapatero, anuncia su intención de que las tropas españolas regresaran a su patria.

Ahora bien, debemos preguntarnos: ¿Por qué esta infame guerra, injusta y criminal, sin un sentido común? Hoy en día la podemos explicar bajo varios orígenes, uno, las guerras con fines de conquista y explotación las dan los imperios y un ejercito poderoso jamás se tiene guardado o para exhibirlo en los desfiles. Ejército y tentación guerrera. En este caso el imperio norteamericano sufre de la tentación de apoderarse del petróleo del mundo, son elementos conexos. Estados Unidos no tiene enemigos en el mundo desarrollado, Rusia es ahora una República bananera y Europa o Asia desarrolladas desdeñan los ejércitos y los conservan casi por ceder a la tradición. No hay retos para el poder de los Estados Unidos en las zonas boreales de la tierra como ocurrió cuando existió la URSS.

Pero, el llamado tercer mundo tiene en sus entrañas muchos conflictos y contradicciones que atraen hacia sus territorios la intervención militar del aparato que se acuartela entre Nueva York y San Francisco de California.

El peligro que significó para Estados Unidos el comunismo de ayer, hoy lo representan los movimientos sociales, revolucionarios del tercer mundo, armados o no, que enarbolan la bandera de la rebelión. Desde el medio oriente, donde los fundamentalistas levantan serias inquietudes en Washington hasta nuestra América del Sur donde ya palpitan las fuerzas que sepultaran mas temprano que tarde al imperio norteamericano.

No hay la menor duda, pero para ello debemos preparar los flujos y reflujos de la revolución y la táctica, esto relativo a la capacidad para saber encontrar en cada situación y en cada momento las tareas principales en las cuales es necesario concentrar todos los esfuerzos, y, al mismo tiempo, las tareas auxiliares y secundarias, las cuales exigen tener un fundamento científico social. Todos debemos poseer un conocimiento objetivo del proceso particular de cada situación y trabajar dentro de una política unionista, capaz de fortalecer la integración de defensa, al menos las que se inician dentro de las repúblicas bolivarianas. Mientras no tengamos asegurada la unión, mientras nuestras repúblicas se mantengan en ese estado de debilidad, mientras todos estemos vacilantes y nuestras opiniones no sirvan no más que para dividirnos y mientras las pasiones se agiten por simple emoción, nuestros enemigos filtraran y aprovecharán para animar y ponerse servilmente al servicio de imperio.

Estemos claros, para la construcción del nuevo socialismo del siglo XXI tenemos que ser fuertes y construir el partido de la unión socialista real, no solo el nuestro, sino también el de las otras repúblicas bolivarianas y del mundo también acosado por ese miserable monstruo, cosa de cultivar las virtudes y los talentos para defendernos de lo que tenemos encima.

Por otra parte, no olvidemos que la poderosa fuerza que llevó a Obama a la Casa Blanca fue la enorme sed de un cambio en las condiciones de vida de las masas oprimidas norteamericanas y fue, también, el ansia de acabar con estas guerras injustas y deshumanizadas, provocadas por los grandes intereses de las corporaciones, y causantes de miles de victimas, también estadounidenses que buscaban acabar con esos recortes en los gastos sociales. Frente al belicista e iluminado Bush, Barack parecía un hombre talante, preocupado por los problemas reales de la población trabajadora, y dispuesto a poner coto a estas guerras, a la opresión y a la rapiña imperialistas que tan impopular han hecho al imperio norteamericano en el mundo. Sinembargo hasta ahora lo que hemos visto es una continuación de las políticas asesinas del señor Bush.

(Continuará…)
vrodriguez297@hotmail.com


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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