Como si fuese una puja entre Florentino y el diablo, que ya lleva 10 años, transcurre un año más en que Florentino se anota una nueva victoria que se traduce en dejar de nuevo con los crespos hechos a los conspiradores, desestabilizadores, medios amarillistas, difamadores de oficio, montadores de ollas, responsables de desordenes estudiantiles, de aquellos que parecieran no ser jóvenes, rebeldes por naturaleza y por lo tanto opuestos a las injusticias y a las mentiras como bandera, sino simples marionetas que se dejan arrastrar por la mano de apátridas que tienen vendida su alma a una potencia extranjera, jóvenes que carecen de criterio y de capacidad de análisis para, por sí solos, sin presiones ni influencias de nadie, poder dilucidar dónde está la verdad, jóvenes que pareciera no se preocupan siquiera por estudiar la historia de un antes y un después, un antes desde el 98, cuatro décadas atrás y una década adelante, para poder comparar los hechos, las realizaciones, las condiciones de los pobres, los índices de crecimiento y desarrollo, la inclusión de millones de sus pares a la educación universitaria, la reivindicación del derecho democrático de todos los miembros de las comunidades universitarias, a elegir las autoridades. Pareciera que esos muchachos como que estaban y siguen estando en una dimensión extraterrenal, por lo que los acontecimientos sin parangón, sucedidos en estos diez años como que no pudieron verlos y menos vivirlos, pareciera que de repente salieron de una especie de criogénesis, con un cerebro trastocado para no tener la posibilidad de darse cuenta de los cambios impensables con la oligarquía y el fascismo, llevando las riendas de la República.
Es una lástima que gente que podría tener en la Revolución un lugar de privilegio haya sido conquistada por el diablo, condenándola prematuramente a una derrota, que debería ser capitalizada por quienes ya no tienen salvación y no por un sector de la sociedad venezolana, que bien podría ser quien tuviese en su futuro, la conducción de un nuevo País, que fue capaz de probarle al mundo, que la única salida, el único camino para la felicidad del los pueblos es el Socialismo.
Afortunadamente, es apenas un porcentaje del total del gran mundo juvenil que en su mayoría está claro, organizado, estudiando, con metas definidas, con una ideología que es la fuente de su decisión de lucha, una ideología en la que los pobres son la primera prioridad, la solidaridad, el humanismo, la honestidad, el amor por la patria y por los semejantes, el espíritu de sacrificio son sus armas de lucha y no las guarimbas, las bombas Molotov, las piedras, la quema de vehículos, la búsqueda de sangre, las huelgas de hambre de las que salen más gordos, una autoestima, tan por el subsuelo, que los lleva a erigir como su líder a un narcisista, pseudo estudiante, de cuestionable personalidad como el tal Julio Rivas (“parjulio”), lo que ya de entrada descalifica a quienes bien podrían enseriarse de verdad y utilizar su tiempo en prepararse para poder serle útiles a la Patria sumándose a la caravana del triunfo, deslastrándose de quienes les tienen conquistados con cantos de sirenas.-
¡NO VOLVERAN¡
El último intento de la Oligarquía que pretendió mediante una crisis financiera, que no llegó a tal, porque una vez más se demostró que aquí hay gobierno y que la Revolución, a estas alturas, ya ha formado sus anticuerpos, les explotó en la cara, nunca imaginaron que lo que venían gestando desde hace tiempo incluyendo el reclutamiento de supuestos revolucionarios, débiles de convicciones doctrinarias, por lo tanto fáciles de conquistar, iba a actuar cual bumerang y más bien se iba a revertir en favor del proceso que nuevamente como en el aciago golpe petrolero, salió airoso y fortalecido.
Sin embargo, no se amilanan, van a seguir como el sapo que intenta pasar una pared sin lograrlo, pero que no deja de insistir, tienen mucho poder económico, mediático, asesoramiento y respaldo internacional, no solo del imperio directamente, sino a través de sus lacayos como el nefasto Uribe, quien para salvar su pellejo que huele a barrotes, llegó al extremo de entregarle la Patria al peor enemigo del progreso de los pueblos, que cual insaciable monstruo no descansa en su afán de engullirse las riquezas de nuestra América.
Pero Dios está con nosotros, por lo tanto la razón, y así vamos a ser inderrotables, pues tenemos la fuerza de un pueblo que lleva en sus venas los genes de libertadores, qienes en desventaja fueron capaces de echar de nuestra Patria a un poderoso imperio, no solo de aquí sino del Continente.
Por lo tanto, hagan lo que hagan ¡NO VOLVERAN¡
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