En este período presidencial Erick Rodríguez Mieres y Ángel Rodríguez han sido dos de los ministros que menos tiempo han durado en sus cargos, luego que sus acciones comunicativas, en este caso el anuncios de medidas impopulares, generaron una ola de rechazo en la opinión pública; quedando así fehacientemente demostrado una vez más que lo "correctamente comunicacional" es clave para alcanzar una gobernabilidad estable, confiable y perdurable, aun y a pesar de cualquier campaña mediática opositora.
El trasfondo del asunto está, al parecer, en que primero se debe consultar al soberano antes de tomar cualquier medida; y si como puede ser cierto: la medida es absolutamente necesaria y no hay tiempo para consultas, lo pertinente entonces es que se le explique lo más clara y sencillamente posible a la ciudadanía sobre el porqué de la necesidad impostergable de las mismas, incluso a pesar de lo odiosas que puedan ser para el desenvolvimiento diario de cualquier persona. Para ponerlo en el lenguaje más sencillo: dar la cara, pues.
Ya en el plano estrictamente económico, el pasado viernes 8 de enero la opinión pública fue, por decir, lo menos sorprendida por el mismísimo presidente Chávez cuando anunció la doble paridad cambiaria dólar-bolívar fuerte a regir desde el lunes 11 de enero de 2010; y digo “por lo menos” porque ya la opinión pública se había acostumbrado a escuchar de su misma boca y al ser consultado por algún periodista, que “nuestra moneda no sería devaluada en el futuro inmediato”.
Pudiéramos afirmar que en el plano estrictamente comunicacional, ciertamente no hubo ninguna devaluación del bolívar fuerte, y sí, como lo dijo en su alocución y lo sostienen sus ministros de economía, sin titubeo alguno: lo que hubo fue un ajuste cambiario, ello como consecuencia de que luego de análisis serio y científico de los equipos especialistas en la delicada materia con que cuenta el gobierno, quedó al descubierto una irrebatible realidad. Y he aquí el kid de la cuestión.
Para mal o para bien, y sin entrar a disertar de una materia harto compleja, aunque sí continuando en la línea de lo estrictamente comunicacional, lo destacable en todo caso es que la, sin duda alguna, controversial medida de ajuste cambiario –tengo mis propias razones para creer que efectivamente se trata de un ajuste-, además de ser tomada, como en efecto lo ha sido, estuvo precedida de un adecuado clima comunicacional, precedido claro está de un clima factual: de realidades concretas.
Valga citar los hechos más resaltantes que incidieron en este clima: Una inflación por debajo 5.8 puntos de la de 2008, una recaudación fiscal por encima de las metas previstas; unas reservas internacionales de 36 mil millones de dólares y un desempleo de 6,6 por ciento; sin dejar por fuera los incuestionables informes de organismos internacionales sobre la constatarle recuperación socioeconómica de Venezuela, de la cual el Índice de Desarrollo Humano quedará allí refulgiendo en lo alto, duélale a quien le duela.
También duélale a quien le duela –pero que le duela sobre todo al oposicionismo enfermizo-, en cierto modo el mensajero es el mensaje, o para decirlo mejor: el rey no sólo debe serlo sino lo más importante aún: debe parecerlo. Con lo que queda demostrado, como quedó demostrado el histórico 4F, que un verdadero dirigente da la cara, asume su responsabilidad, rectifica si hay que hacerlo; y más allá aún: no hace cálculos asquerosos para intentar ganar elecciones, ocultando los problemas, conducta muy común de AD y COPEI durante sus desgobiernos de la cuarta república.
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