Norman Bethune es una de las personalidades canadienses más atrayentes y significativas de la primera mitad del siglo pasado. A pesar de ello, su obra, su pensamiento y su entrega por la causa de los oprimidos, no le ha valido mas que ser sistemáticamente silenciado y por lo tanto desconocido por la mayoría de sus conciudadanos.
Digo esto no por extrañeza sino para confirmar la lógica de los aparatos ideológicos del Estado burgués. Los historiadores orgánicos a la agenda del establishment y todo el andamiaje cultural y político que hace a la construcción de la historiografía canadiense nunca podrían destacar a Bethune como lo que fue, un humanista de la causa más justa, la causa del pueblo trabajador.
Bethune nació en 1890 en un pueblecito de la provincia de Ontario llamado Gravenhurst.
Desde su temprana juventud sintió el llamado a compartir la rudeza de la vida de los trabajadores y es así que en 1911 abandona temporalmente sus estudios de medicina en Toronto y se alista como maestro-trabajador voluntario en las zonas de mayor explotación laboral, las áreas mineras y forestales del norte de Ontario. Su misión, enseñar el idioma Inglés a los trabajadores inmigrantes y a los canadienses analfabetas.
Despuntada la Primera Guerra Mundial y seguramente con una buena dosis de chauvinismo se enrola como enfermero de una ambulancia en el frente francés. Es herido de cierta gravedad y convalece por tres meses en Inglaterra, luego de lo cual retorna a Canadá donde se diploma de médico en 1916.
Se alista en la Royal Navy en 1917 y desarrolla su trabajo de cirujano con el grado de Teniente.
Con su flamante esposa Frances Penny y luego de un aventurero recorrido por Europa, se transladan a Detroit, Estados Unidos, donde Bethune por su continuo trabajo médico en favor de los más humildes contrae la tuberculosis, enfermedad que esquilma a la clase trabajadora industrial en el neurálgico centro del capitalismo estadounidense.
Salva su vida gracias a su insistencia de aplicarse el tratamiento llamado pneumotorax y se translada a Montreal donde junto al Dr. Edward William Archibald se especializa en cirugía toráxica y desarrolla y modifica más de una docena de instrumentos quirúrgicos, uno de los cuales sigue actualmente en uso, la Pinza Bethune.
A pesar de sus adelantos en el área de la cirugía toráxica, Bethune se da cuenta de las limitaciones sociales de su práctica y centra su atención en los aspectos socio-económicos de lo que se conoce como enfermedad. Durante los años de la “Gran depresión” brinda atención gratuita a miles de pacientes sin recursos y a su vez reta a sus colegas y al establecimiento médico de Montral, como al
Gobierno canadiense a realizar reformas radicales en el servicio de salud.
Es uno de los primeros en proponer la medicina socializada y funda el Grupo de de la Seguridad Sanitaria del Pueblo en Montreal.
En 1935 viaja a la Unión Sovietica y se afilia al Partido Comunista de Canadá. El comienzo de la Guerra Civil Española afirma sus posiciones revolucionarias.
Bethune acepta la invitación del Comité de Ayuda para la España Democrática y dirige la Unidad Médica Canadiense en Madrid. Se une a la Brigada Internacionalista Canadiense Mackenzie-Papineau, compuesta por revolucionarios comunistas, socialistas y anarquistas de su país.
Una muerte frecuente en el campo de batalla era la causada por la pérdida de sangre. Bethune concibe la idea de administrar transfusiones de sangre en el mismo lugar de la contienda. Desarrolla la primer unidad móvil de transfusiones, la cual suplía elementos para sanar 500 heridas y medicinas y equipos para realizar 100 cirugías. Bethune también crea el servicio de recolección de sangre donada y su translado al campo de batalla, lo que resultó en innumerables vidas salvadas. Lo que Bethune realizó en España con su unidad de medicina móvil fue lo que posteriormente se desarrolló como el Hospital Quirúrgico Móvil del Ejército o MASH (en sus siglas en Inglés).
Bethune regresa a Canadá en 1937 con la intención de ofrecer una serie de conferencias sobre la lucha antifascista en España, realizar colectas de dinero para la causa republicana y alistar voluntarios.
En 1938 Bethune viaja a China, se une a las fuerzas comunistas lideradas por Mao Zedong en su lucha contra los invasores japoneses durante la Segunda Guerra Chino-Japonesa.
En China Bethune desarrolla una labor incansable en el mejoramientro de la operación quirúrgica de emergencia en el campo de batalla, establece un entrenamiento médico a doctores y enfermeras e impone un tratamiento igualitario para los combatientes chinos como japoneses.
Bethune muere el 12 de noviembre de 1939, a los 49 años de edad, a consecuencia de una grave infección en su sistema sanguineo, producida por un corte en medio de una cirugía.
Bethune logró reconocimiento internacional cuando el líder chino Mao Zedong publicó su ensayo “En memoria de Norman Bethune”, el cual documentó los últimos meses del médico y revolucionario canadiense en China.
“Todos nosotros debemos aprender de su espíritu de absoluta determinación. Con ese espíritu todos podemos ayudarnos unos a otros. La habilidad de una persona puede ser mayor o menor, pero si él o ella tiene ese espíritu, él o ella es desde ya de una mente noble y pura, una persona de integridad moral y por encima de intereses vulgares, una persona de gran valor para el pueblo”, escribió Mao sobre Norman Bethune.
Bethune es uno de los pocos occidentales a los que se les ha honrado en China con monumentos y estatuas. Bethune está enterrado en el Cementerio de los Mártires Revolucionarios en Shijiazhuang, provincia de Hebei.
También en China Bethune es honrado en la Universidad de Ciencias Médicas Norman Bethune, en el Colegio de Medicina, en el Colegio de Medicina Militar, en el Colegio de Medicina Especializada y en el Hospital Internacional de Paz, todos los cuales llevan su nombre.
En Canadá, luego del reconocimiento chino, no se lo pudo ocultar por más tiempo. Su casa paterna en Gravenhurst se convirtió en museo y en Montreal fue construida una plaza pública con su nombre y una estatua en su honor, localizada en las cercanías de la transitada estación del Metro Guy-Concordia.
En España, la ciudad de Málaga inauguró en el 2006 el “Paseo de los Canadienses” en su memoria. Esta avenida que corre paralela al Mediterraneo y en dirección de Almería, paga tributo a la acción solidaria del Dr. Norman Bethune y sus colegas, quienes ayudaron a la población de Málaga bajo el bombardeo fascista, durante la Guerra Civil Española.
El último noviembre se cumplió el aniversario 70 de la desaparición física de Bethune, aunque su ejemplo, su obra internacionalista, su consistencia ideológica están lejos de languidecer. Hoy, más que nunca, Bethune vive en las Brigadas Médicas cubanas que se esparcen por el mundo con el ideal de la solidaridad internacional.
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