Preocupan los hijos desorientados aunque sus adultos sigan tergiversados

Quien no hurga en la historia de su terruño, está condenado a ser terriblemente sorprendido por los acontecimientos del presente. Es una realidad tan cierta como los fenómenos del Niño y la Niña, que algunos intentan desdibujar en Venezuela, pese a que los grandes torrentes de agua se llevan la vida de cientos de personas en varias regiones del mundo, incluyendo nuestro continente suramericano y, por otro lado, la sequía afecta a naciones como la patria de Bolívar.

La situación no es fácil, pero está siendo enfrentada. Lo que da lástima, pena, es como algunos seres humanos son vilmente manipulados y aprovechados. Ya los mayores mentalmente torcidos parecen no tener remedio, pero lo que preocupa en verdad, son esos inocentes liceístas que están siendo llevados al despeñadero intelectual.

A esos jóvenes les venden la idea de que el capitalismo exacerbado, el loco consumo, los zarcillos, tatuajes, el mp3 vibrando de oreja a oreja, el cabello pintado de verde y morado, y otras cuantas excentricidades es lo más importante en la vida.

A esos mismos manejables chicos, por otro lado, los lanzan a las calles y los obligan a protestar mientras unos cuantos desarticulados mayores no dan las caras, entre ellos presuntamente padres, tíos y abuelos.

Y es que estos niños (por televisión se ve que eso es lo que son), ni siquiera han adquirido todavía la capacidad de lectura que los haga crecer y por eso no se dan cuenta de que están siendo “empujados” por otros.

¿Qué tipo de generación piensan que están creando los opositores a la revolución bolivariana de Venezuela?

Si en el pasado reciente hasta se hablo mucho de la generación boba, ¿cómo será calificada la actual? ¿Una generación desfasada de la realidad? ¿Una generación que cree en la existencia de Batman, su panita Robin, Linterna Verde, Flash y otros de esos acuñados héroes fantásticos?

Dios se encargará de ellos y la revolución luchará por rescatarlos, porque con esos padres, que permiten que les manipulen a sus hijos, con esos no pueden contar.

Es que nada más pensar en lo dicho por una dama en televisión –que más o menos se nota que debió haber pasado por un aula de clases- decir que estaba bien eso de la especulación, que estaba de acuerdo con que se especulara, nada más eso, deja fuera de balance a cualquier investigador de las ciencias psiquiatras y psicológicas, porque estamos observando unas conductas que ya rayan en la locura.

Todo eso significa que hay una generación de adultos –con diversos matices- bastante maltratados y otra de jóvenes que está siendo afectada también por la andanada de falsos mensajes con que los envuelven a través de la televisión, los mensajitos de textos por celular y demás modalidades que ofrece la Internet.



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Pedro Estacio


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