Sobre el hecho de una respuesta cálida a nuestro sincero llamado DAME ESA MANO HERMANO… unidos marchamos hoy con AICO , con su gente, en el propósito de recuperar la gran significación que a lo largo de la andadura humana a través del tiempo ha tenido la Tierra, La Madre Tierra, en la sobrevivencia del hombre como especie.
Hoy en Colombia estamos frente a una disyuntiva, frente a la cual tomamos posición. Existen 10.000.000 de hectáreas de tierras improductivas, de las mejores tierras del país, donde literalmente no se siembra ni una mata de maíz o yuca. Están concentradas en manos de terratenientes viejos y nuevos. 5.500.000 de esas 10 millones de hectáreas le fueron expropiadas a sangre y fuego a 4.500.000 familias campesinas por los “Señores de la guerra”, puntales de una estrategia de tierra arrasada diseñada desde Washington con la complacencia de nuestra dirigencia nacional muy afín históricamente a planes que realzan la muerte, para borrar de un tajo las conquistas del movimiento campesino en sus luchas de décadas por la tierra. Los Agro combustibles esperaban el allanamiento del camino para hacer su aparición y de paso ir sometiendo a 20.000.000 de Colombianos (según La FAO) al no consumo de una de sus tres raciones alimenticias diarias, y a condiciones de esclavitud nuevamente al pueblo afrocolombiano, tal como lo ha reflejado la lucha de Los Cañeros en el Valle del Cauca por sacudirse esa tara en pleno Siglo Veintiuno. Nos negamos a la propuesta de las élites nacionales de sembrar esa parte significativa de las tierras cultivables, de Palma Africana y de Caña de Azúcar , materias primas para el procesamiento del Etanol y del Biodiesel. Nosotros proponemos que en un amplio programa con acompañamiento real del Estado Colombiano, sean empleadas esas tierras en la siembra de productos Agroalimentarios, siembras ejecutadas por las familias campesinas que fueron desplazadas forzosamente. Vuelta de esa mano de obra en la perspectiva de la recuperación de nuestra vocación nacional de trabajo agrícola, que permitió el desarrollo nacional durante el Siglo Veinte, de disminución sustantiva de los altos niveles de desempleo ( 12%, Los más altos de latinoamerica,es decir 2.800.000 desempleados, según Dane), y de subsanar la vergüenza que nos causa el saber que de los productos agrícolas de consumo básicos de nuestra Canasta Familiar se importan 8.000.000 de Toneladas. Garantizar nuevamente la Soberanía Alimentaria perdida como consecuencia de la Violencia y de la implementación del Modelo Neoliberal, a través de miles de proyectos agro productivos floreciendo sobre esos campos bajo el cuido de millones de manos laboriosas de compatriotas que no se hallan en los cordones de miseria urbana y en campos ajenos en el exterior, porque solo saben de caricias a sus tierras, su tierra madre añorada. Que brote pues, de la madre tierra la vida, que emerja victoriosa , fertilizada por el sudor de nuestra pujante Colombia campesina y no cubierta de luto por su llanto y sangre. Que vuelvan a adornarse nuestros campos con el vibrante colorido de nuestros productos agrícolas. Que nos ilumine de nuevo el amarillo del Maíz, del girasol, maracuyá, de la arracacha, que sintamos el olor a tierra fresca con tan solo ver el color café de nuestra yuca, ñame, papa, el café, el tabaco, que nos alegre el verde de nuestro plátano, cuatro filo o topocho, el guineo, aguacate, palmito, este verde bendito, el de los arrozales y no el de los militares que nos ocupan, que nos apasione el rojo de las rosas, del tomate, de los rábanos, el blanco de los algodonales que nos hace recordar no sin nostalgia la pujanza de otra época reflejada en las viejas canciones Vallenatas de Rafael Escalona: “…porque Escalona no sale del algodón que ha sembrado”. Hoy no existen los Escalonas porque la Apertura Económica, propia del Modelo Neoliberal no se los permite.
En este gran empeño colectivo también nos ha venido acompañando el Senador del Polo Iván Moreno Rojas, que desde tiempo atrás ha asumido compromisos con la Colombianidad residenciada en el exterior en el sentido de impulsar la construcción de la Banca Solidaria Para Inmigrantes , instrumento idóneo para el financiamiento de esta propuesta en una salida auto gestionada.
Volver a ser hombres y mujeres del maíz, de la yuca, debe reafirmarnos en nuestra visión de una nación multiétnica y pluricultural. De la reafirmación de nuestra identidad sobre la base del rescate de nuestra cultura para fortalecer la existencia. Nuestros antepasados deben estar revolcándose en sus tumbas al saber que la yuca, el maíz , la papa, por poner solo algunos ejemplos que eran cultivos autóctonos que garantizaban nuestra seguridad alimentaria hoy se importan en su orden de Taiwán, de Estados Unidos y del Canadá. Volver a ser Hombres del Maíz para sentir la alegría que nos recorre el espíritu todo al escuchar esa popular tonada, que entre tonada y tonada te permite ir encajando coplas llenas de picardía : “…Dame la media arepa…Dame la arepa entera” . Que produzcan los campos como ayer y que sus frutos sirvan de relanzamiento a nuestra alicaída agro industria nacional, que se produzca en el marco de una propuesta de profundo respeto al medio ambiente para que en “…la madre tierra y su hermano el firmamento (….) puedan oírse siempre el abrir de las hojas en la primavera y el aleteo de los insectos”.
Alzados estamos en la lucha con nuestra propuesta por la reactivación del sector agrario colombiano y negados a la posibilidad de la iniciativa de los agro combustibles por simbolizar acumulación de riqueza sobre la base de la sobreexplotación del proletariado agrícola, miseria y dolor para los pueblos allí asentados tal como ha sucedido con el saqueo abierto y permanente del petróleo, carbón, ferroníquel, esmeraldas, oro, platino, cuyas riquezas producidas están lejos de nuestro país y para nada ha servido en el pago de una deuda social, cada día mayor, contraída con el pueblo por una dirigencia nacional apátrida, dueña de un estado indolente y confiscador.
Necesitamos una Colombia en Paz para propiciar el retorno de su gente al campo, una paz políticamente negociada sobre la base del diálogo y el entendimiento entre los actores armados que se confrontan, con una fuerte presencia de la comunidad suramericana de naciones y de la sociedad en conjunto, verdadera damnificada de un conflicto interno hoy, absurdo y sórdido que da pie a una mayor ocupación e intromisión de los Norteamericanos en nuestros asuntos internos. Nos reafirmamos en el compromiso inclaudicable de la lucha por la consecución de la paz en Colombia, paz para el desarrollo humano integral fundado en la reconciliación nacional, porque entendemos que la paz de Colombia significa hoy la paz del continente, un continente que la necesita porque emerge como uno más de los bloques de poder que se construyen en el contexto de un mundo pluripolar que hace advenimiento.
Yonna
Yonnatüsü kashikaa
Outeechi wanee wayuu wahirü
Danza
La luna está danzando
Se va a morir un hombre rico.
Canto indígena.