Se vende curul nueva o usada

Hasta 68 millones de los viejos podría costar una curul en la Asamblea Nacional a los aspirantes de la oposición. Los que se anoten para participar en las primarias, donde las haya, deben primero retratarse por taquilla. La medida le ha quitado a muchos las ganas altruistas de sacrificarse por la patria y les ha mermado la vocación de servicio.

Quienes se oponen a la consulta de las bases en el cotarro opositor, emplearon como su mejor argumento el costo de las primarias. Se inventaron una rara tabla que tasa el “aporte” de los candidatos desde los 19.375 hasta los 67.811 bolívares fuertes. La cuenta es sencilla y no hay que llamar a Pitágoras para que nos explique la cosa: en las circunscripciones donde se inscriban más candidatos, la cuota de cada uno es menor.

La ecuación, empero, encierra una crueldad: donde pagas más es porque se inscriben menos. ¿Y saben por qué se anotan pocos? Porque son los circuitos donde la oposición, numéricamente, no tiene vida. Sin embargo, no vayan a creer que en esas circunscripciones van a declarar desierta la contienda. Hay gente que le gusta ser candidata a cualquier cosa y está dispuesta a pagar por ello hasta 60 palos. En su curriculum añadirá en orgullosas letras negritas y cursivas: “candidato a diputado a la Asamblea Nacional”. Eso la hará feliz.

Desde un principio, los partidos de oposición no querían hacer primarias. La cultura del cogollo no se supera en una década; en algunos, ni siquiera en una vida. De haber tenido la intención de consultar a las bases, habrían realizado un conjunto de actividades para recoger el dinero y pagar el costo electoral. No lo hicieron, esperaron hasta última hora, cuando ya no hay tiempo para rifas, cenas o recolectas. La estratagema les permite ponerle un disuasivo precio a las curules, algo de lo más original y exquisito en el mundo del marketing. ¡Meta la mano y lleve su curul!

Algunos pelabolas escuálidos, que los hay aunque se avergüencen de ellos y los nieguen en público, rezongan que todo es una trampa, incluso neoliberal. Recuerdan que la oposición, sin que nadie pagara, pudo recoger firmas –planas o chatas pero firmas al fin- para llamar a un referéndum consultivo y salir de Chávez de una buena vez, allá por 2003, después del carmonazo. Es más, precisan que Súmate montó un CNE paralelo con una plataforma tecnológica en todas las mesas y en todo el país. ¿Qué se hizo todo eso? ¿Acaso lo vendió María Corina para pagar su inscripción en las primarias o qué? ¿O qué? Estas interrogantes atormentan al escuálido limpio, una especie que es en sí misma una contradicción socioeconómica, existencial y política.

Los escuálidos pobres –perdonen el oxímoron- están de muerte y ven que, por el vil metal, se les aleja la curul de sus sueños o el sueño de la curul en una subastada noche de verano. Algunos, tragándose su ya magullado orgullo, proponen hacer una vaca de dos para lanzarse de principal y suplente y así abaratar costos, como manda la nunca más invisible e insensible mano del mercado. Luego, en caso de coronar en la empresa, los dos ligaditos se turnarán en la Asamblea Nacional hasta que cada uno recupere su inversión en tan peculiar sociedad mercantil parlamentaria. ¡Pobre Adam Smith!

El copeyano Aveledo, el adeco Ramos Allup y otros veteranos de la Cuarta se han tirado una jugada magistral. En un parpadeo se metieron en el bolsillo a los independientes, ni ni, oenegés, manos blancas, dueños mediáticos, anclas, opinadores, intelectuales baygón y a toda esa biodiversidad que redujo su quehacer político al grito de “vete ya”. Si no se bajan de la mula, no hay “sociedad democrática”, o mejor, no hay curul.

Con la compraventa de las butacas parlamentarias a lo mejor todos salimos ganando, pues la oposición, en vez de andar buscando atajos, se dedica a su negocio de vender, traspasar y alquilar curules. Asimismo, en lugar de vivir quejándose ante la OEA, pide su afiliación de una vez a la más pragmática Organización Mundial de Comercio.

La mesa de la unidad termina así convertida en una mesa de dinero y, para muchos, en una casa de bolsa, donde unos lo son más que otros.

earlejh@hotmail.com


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

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