El viejo ministerio tiene que morir

No venimos a mejorar la sociedad existente, venimos a crear una nueva sociedad. Eso dice Carlos Marx y en nuestro proceso de transición nunca debemos olvidarlo, no vinimos a mejorar ministerios sino a destruirlos y crear nuevas formas de gobierno popular. Es un deber revolucionario asumir este compromiso, pues desde los Ministerios se amamantan las bocas de muchos corruptos y contrarrevolucionarios, allí cobran mes tras mes su salarios centenares de funcionarios que fueron contratados por AD y COPEY y dedican su trabajo a la torpeza, al retardo, al maltrato al pueblo que acude a pedir ayuda, a seguir creando burocracia y a dilapidar enormes partidas presupuestarias en proyectos que nunca logran su objetivo.

Si bien las Misiones son un mecanismo creado para poder suplantar las anquilosadas y lentas estructuras ministeriales, estas misiones deben terminar de crecer y suplantar los entes ante los que fueron creados para lograr la eficiencia y eficacia que ha mostrado nuestra revolución. Por ello deben de terminar de ser potenciadas para crear nuevos modelos de relación entre el pueblo y el estado que marquen el final de los grandes edificios llenos de pisos y pisos que tan solo hacen trámites y más trámites, como de forma excelente lo planteaba nuestro camarada Luis Britto García en su artículo “Venezuela: siembra trámites y cosecha corrupción” publicado recientemente.

¿Es difícil proponerse estas metas como pasos indispensables para la consolidación de nuestra revolución? ¿Es o no posible que cada Ministerio cree unidades de diagnóstico para desarmar la burocracia? Escuchemos propuestas.

Un Ministerio, obviamente, es un armatoste del que dependen miles de compatriotas, entender desarmarlos como echar a la calle a todos los empleados que en ellos laboran, no será la mejor de las formas de lograrlo, pero si se plantea un movimiento de renovación revolucionaria en cada uno de ellos, si se reelaboran los diagramas de funcionamiento, si se evalúan todos sus departamentos y direcciones y se lanza una campaña revolucionaria fuerte, dirigida por los miembros del Partido que trabajan en cada uno de ellos, podemos apuntar a redefinir el trabajo y hacer programas de destramitación de procesos y de acercamiento al pueblo. Antes que seguir con las políticas asistencialistas que aun permanecen funcionando y si impulsamos que “el Ministerio vaya al pueblo” y vamos eliminando el trabajo de escritorio y conformamos vanguardias, que en vez de venir a pasar el día chateando y revisando sus correos electrónicos, tengan que salir a patear los cerros, a hacer censos casa por casa, a asistir a las reuniones de los Consejos Comunales, a recibir o dar talleres de formación ideológica, a compartir el trabajo en las Comunas y tantas otras cosas que cada uno de nosotros podrá aportar, entonces dejará de ser tan cómodo ser un empleado público.

Hay que superar las taras cuarto republicanas, hay taras culturales que siguen haciendo terrible daño. Una de ellas es que el dinero del gobierno no le duele a nadie, el gasto displicente de las arcas o el robo por medio de la corrupción, se ampara en que el estado no tiene dolientes. El pueblo debe asumir esas partidas presupuestarias como un dinero que le pertenece y debe hacer conciencia de que los empleados `públicos son sus empleados, es decir, deberían trabajar para el pueblo. No son elegantes funcionarios a quienes se recurre a mendigar favores, son servidores del pueblo que tienen que asumir el deber de trabajar para nosotros.

Si el trabajo de cada institución es para el pueblo, entonces se debe ir trasladando a la comunidad los lugares y oficinas de estos organismos. ¿Por qué bajar desde Petare para venir a una reunión en tal o cual oficina ministerial? Que el Ministerio, que cada Ministerio tenga que repartir a tanto empleado burocrático entre todos los barrios. Que en cada Comuna exista una sala interministerial, por decir algo, a donde el vecino, pata en el suelo, pueda acceder y ser atendido, en donde exista la famosa “carta del pueblo” que tanto nos pide nuestro presidente comandante, en donde el pueblo sepa las obligaciones que tiene cada Ministerio para con nosotros, que no sea desde los escritorios desde donde se evalúen los procesos.

Así como para lograr las nuevas estructuras hay que sacar a la calle a tantos funcionarios, de igual manera debemos meter en los ministerios a los representantes del pueblo. ¿Qué acaso no puede haber representantes de los Consejos Comunales o de las Comunas en un Directorio?? ¿Qué no es un deber revolucionario que el pueblo pueda saber como se distribuyen los presupuestos y participar en la toma de estas decisiones??

Así como Barrio Adentro y la medicina preventiva de los médicos comunitarios cambian el sentido rentista o asistencialista de la medicina capitalista, cosa que logran previendo antes de que aparezcan síntomas de que hay epidemias o enfermedades, ese concepto de ir antes de que aparezcan los problemas, de capturar las realidades de la población por medio de visitas casa por casa, de ser didactas además de médicos y enseñar a prevenir y cuidarse a todos, así como Barrio Adentro ha creado un modelo de medicina socialista, que deberá sustituir a las viejas políticas sanitarias aun existentes y llenas de ineficacia, de la misma manera, cada Ministerio existente tiene que asumir el deber de enfocar su diario vivir en una actividad preventiva, realimente planificadora y que genere respuestas para todos.

La revolución debe tomar el poder en cada oficina pública, el pueblo debe tomar ese poder, eso es lo que hará realidad la revolución.

Creo que hay buenos ejemplos que deben mencionarse, creo que la excelente labor del Ministerio de las Comunas y del Ministerio de Tierras ya son un ejemplo, creo que la toma de los medios de producción y distribución, es uno de los mejores éxitos de nuestra revolución. Es de esperar que el Poder Comunal sea cada vez más poderoso. Hay que mostrar al país las comunidades agrícolas, el hermoso trabajo del Frente Francisco de Miranda, las comuneras y comuneros que andan sembrando nuestra libertad agroalimentaria, en las ciudades agrícolas socialistas deben de hablarle a la patria y contar lo que es su vida en el campo, hay que mostrar los avances enormes en educación, en salud, hay que decir lo que hacemos y creo importante que el Ministro de Ciencias y Tecnologías de apoyo a Infocentro para que sirva como medio de recepción y difusión a todo lo que estamos logrando y que sirva para crear los mecanismos de interacción y complementación de las fuerzas vivas de la revolución, como igual para la denuncia y la lucha contra las malas gestiones y la corrupción.

Organizar a los revolucionarios que trabajan en cada Ministerio y pedirles que nos digan quien trabaja y quien no, quien entorpece las cosas con fines políticos, que además se les pida a todos su participación en la crítica de lo útil y lo inútil en tanto papeleo, el declarar los ministerios en estado de toma popular hasta destruir las viejas formas del modelo burgués y lograr el reimpulso popular es un deber de todos los revolucionarios.

El viejo Ministerio tiene que morir y el nuevo Ministerio tiene que nacer, esa consigna es importante y necesaria para la Revolución.

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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