No era fácil que de una reunión de 40 personas, 30 de ellos periodistas latinoamericanos y europeos, pudiera extraer la respuesta a la pregunta "¿Europa y América Latina, aliados estratégicos en el debate global?", pues aunque hubo quienes propusieron eliminar las interrogantes, otros expresaron sus reservas, y alguien de Le Monde dijo que, en el orden de prioridades de la Unión Europea, América Latina aparece en el N° 8, y así mismo se la consigue en los medios, casi ignorada.
El encuentro fue convocado a propósito de la Cumbre Europa-América Latina, que viene reuniéndose desde hace 11 años, y como el papel aguanta todo, allí se han quedado casi todos sus acuerdos y recomendaciones. Y como era de suponer, se escucharon las más disímiles opiniones, algunas bastante críticas de las políticas de los países europeos hacia la región.
Se dijo que el problema es que Europa ha olvidado sus propias características y sus vínculos históricos con esta región y, ahora, en su relación con América Latina ha pretendido parecerse a lo que hace EEUU, a utilizar sus mismos mecanismos y políticas.
Aunque puede resultar exagerado, seguramente ha estimulado la reunión paralela anticumbre, organizada en la Universidad Complutense por el Tribunal Permanente de los Pueblos, que juzga a las transnacionales europeas, incluidas varias españolas, por "vulnerar supuestamente los derechos económicos, sociales y culturales de los ciudadanos latinoamericanos".
En Europa parece que no han visto los cambios que se han venido produciendo en la última década, cambios que tienen expresiones concretas como la formación de Unasur y los pasos que se dan para crear la OEA sin EEUU ni Canadá, así como la formación de la Alba y los acuerdos suscritos en varias áreas, comenzando con la energética, y el desarrollo de políticas internacionales con plena soberanía.
En cambio, Washington sí los ha visto, trata de separar las naciones "buenas" de las "malas", reactiva su IV Flota, instala siete bases militares en Colombia y otras en Panamá y Curazao, y estimula políticas mediáticas en la mayoría de los medios del mundo. Venezuela es uno de los centros de esa campaña.
Claudia Antunez, de Folha de Sao Paulo, respondió a quienes cuestionaron los avances integracionistas; explicó lo que significa esa unión en la diversidad, con divergencias, y que precisamente por ello se han logrado tales avances. Por supuesto, destacó el papel que ha jugado el presidente Lula en esa tarea.
El tema de la comunicación y de la información entre Europa y América Latina lo comenté porque parece lógico suponer que es imposible mejorar las relaciones y esa eventual "alianza estratégica en el debate global", sin una más fluida y regular comunicación. ¿Cuántas veces aparece lo latinoamericano en los medios europeos? ¿Y será cierto que el espacio de la noticia europea hoy es menor que hace 20 o 30 años? Todo es posible.
En periodismo, el espacio o el tiempo es una cuestión de interés del usuario de los medios, aunque corresponda a estos estimularlo cuando se trate de mejorar las relaciones. El caso es que ese escenario lo colman desde hace años servicios como CNN, de manera que en América Latina tenemos la visión de Europa, y en Europa la visión de Latinoamérica, con criterios estadounidenses.
Cuando en la noche del viernes se concluían los trabajos, el vicecanciller español De la Iglesia dijo que el debate había sido útil y enriquecedor, y habló de la incorporación del realismo, del hablar de los periodistas, a lo conceptual, de la documentación de la Cumbre, se supone.
España tiene la presidencia pro témpore de la Unión Europea, y le interesa mucho que esta sea exitosa, "histórica", dijeron. Por su parte, Enrique Iglesias, el secretario general iberoamericano, a quien le resultó difícil mencionar a Venezuela cuando ofreció varios ejemplos de multinacionales latinoamericanas y de acuerdos petroleros, cerró destacando la importancia del evento, y que seguramente alimentarán los debates de la Cumbre.