El Voto que bota mi Colombia

Votar en mi Colombia, es de las actividades más degradantes de los ciudadanos. Mientras en gran parte de América la participación de los electores sobrepasa el 60, 70 y 80 por ciento, en Colombia casi nunca llega al 50% y cuando llega a esa cifra, el fraude hizo su agosto.

En Colombia no se Vota, en Colombia se Bota. Se Bota el voto, porque la gran parte de esos sufragios son comprados. En cualquier elección que se realice en mi Colombia desde hace mucho tiempo, se puede constatar esta actividad de compraventa en cualquier esquina, en el almacén, en la bodeguita, en los alrededores de las mesas de votación, en fin, en cualquier parte se puede observar el comprador y la cola de vendedores rodeados de guardaespaldas y policías con maletín en mano repartiendo y embolsillando el dinero. Voto que se compra en promedio de 40 mil a cincuenta mil pesos, unos 15 o 25 dólares. Y la ciudadanía medio consciente de su actitud, mientras recibe su porción puede decir con tristeza y algunos con rabia: “Del ahogado aunque el sombrero”. Porque cualquiera sabe que se consultó en ese momento para luego ignorarlo y maltratarlo por siempre.

El voto que se Bota en mi Colombia no tiene ninguna valides, simple y llanamente, porque aunque el hombre y la mujer que Bota su voto, participe o no participe en Botar su voto, el ente encargado del sufragio Nacional, de frente, puede manipular el resultado. Eso ya lo hemos visto a lo largo y ancho de la nación colombiana. El fraude del Departamento del Atlántico, los difuntos que votan en todas las ciudades, los millones de cedulas represadas en las diferentes registradurías que votan misteriosamente, la amenaza directa del paramilitar, la obligación de votar o no votar de proletarios por parte de los patronos y sobre todo, la planeada y manipulada abstención de los electores que ignoran el por qué su cedula no aparece en las listas, cuestión que ocurre por millones.

En mi Colombia se Bota el voto desde hace mucho tiempo, porque todavía se consulta al ciudadano con un tarjetón del año upa, y porque el mismo tarjetón tiene su respectiva letra menuda que no entiende el elector, un tarjetón inventado hace cuarenta años que se manipula al antojo del fraude. Y de remate, los veedores que la OEA delega, son reconocidos lacayos del capitalismo que ya vienen con su guion a cumplir parámetros establecidos. Así que en mi Colombia, la tristeza seguirá Botando el voto, hasta que San Juan agache el dedo.

¡Patria socialista o muerte!

Chávez es socialismo!

nandopico@yahoo.com


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Hernando Cortés Pico (*)


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