Trincheras de Ideas

¡Detengamos el botón nuclear! Obama no lances la bomba atómica

El comandante Fidel Castro, con su valentía y dignidad acostumbrada, ha denunciado con vehemencia y firmeza la posibilidad del comienzo de una devastadora guerra nuclear impulsada por el gobierno genocida y fascista de Israel y el gobierno imperial que preside Barak Obama contra la aguerrida nación persa, Irán.

La bárbara decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, con el insólito, torpe y estúpido voto de Rusia y la República Popular China (naciones con derecho a veto), de imponerle nuevas sanciones a Irán le puso en bandeja de plata al genocida gobierno norteamericano y a los psicópatas gobernantes israelíes la posibilidad no ya de una agresión armada convencional, igualmente brutal y criminal, sino la posibilidad, con el pretexto de destruir los centros o plantas nucleares iraníes, de un ataque con bombas atómicas que no sólo destruiría a las instalaciones nucleares, las militares, los centros de producción sino que destruiría a toda esa nación y asesinaría millones de personas.

Fidel, con su sabiduría y extraordinaria visión estratégica, ahora en su función revolucionaria de reflexólogo, analista, de agudo periodista, no sólo viene alertando sobre lo que desde hace varias semanas sus informaciones y análisis lo llevan a concluir: que se prepara una guerra nuclear en el Medio Oriente, que Israel y los sectores más agresivos y ultra derechistas del Pentágono, presionan al presidente Obama para que, después del 7 de septiembre, apriete el botón nuclear, no mire para atrás y se desate el pandemónium con un ataque seguido por un ejército israelí sediento de sangre y la salida a la palestra guerrerista de una Alemania rearmada.

Fidel es del criterio, siguiendo, a nuestro juicio, lo dicho por el Libertador Simón Bolívar, de que la fuerza más importante es la de la opinión pública. El líder de la Revolución Cubana plantea la necesidad de una movilización de la opinión pública mundial para persuadir a Obama de que no se eche encima la responsabilidad y la vergüenza de ser quien comience una brutal matanza apretando el botón de la primera bomba atómica.

El presidente Obama no tiene la estupidez de Bush ni su supina ignorancia. No es, como lo ha dicho Fidel, un asesino. En todos estos días no tenemos dudas de que está sometido a tremendas presiones, pero la más importante es la presión de los pueblos, de los gobiernos de todo signo, progresistas o no, que no se quieren ver envueltos en semejante drama de sangre.

Los gobiernos de Rusia y la República Popular China deben ser de los primeros, por su enorme responsabilidad en esta crisis al actuar como actuaron en el Consejo de Seguridad de la ONU votando las sanciones a Irán y plantear al más alto nivel del gobierno norteamericano, directamente con el presidente y persuadirlo a que no ceda a la tentación de iniciar una guerra nuclear.

Los gobiernos de América Latina deben pronunciarse respecto al peligro nuclear inminente. Brasil tiene unas muy buenas relaciones con los Estados Unidos del Norte. Esa nación junto con Turquía presentaron soluciones prácticas y concretas al problema del desarrollo pacífico nuclear iraní; esas dos naciones deben tomar la iniciativa y presionar a Obama para que no tome la decisión. La ALBA, UNASUR, el Parlamento Andino, Mercosur, el Grupo de Río, el Parlamento Latinoamericano, la Unión de Países Centroamericano, la Unión de Países del Caribe, todos deben, al unísono o por separado, hablar con el presidente norteamericano y persuadirlo de que no cometa tamaño error.

Los pueblos del continente, el Foro Social Mundial, el movimiento brasileño de los Sin Tierra, el Movimiento Zapatista mexicano, las centrales y federaciones sindicales y campesinas, los partidos de izquierda, los movimientos sociales, los movimientos indígenas, de mujeres, juveniles a quienes Fidel se ha dirigido en su angustioso llamado, todos deben enviar cartas, correos electrónicos, telegramas, a la Casa Blanca llamando por la paz y no a la guerra nuclear.

El poderoso movimiento social de los medios alternativos y comunitarios de Venezuela, Argentina, Colombia, México y toda América, las emisoras comunitarias, las televisoras populares, la prensa y revistas alternativas deben dirigir el filo de sus políticas hacia el presidente Obama y exigirle que no apriete el botón que active la primera bomba probablemente instalada en un submarino nuclear que se encuentra en las cercanías de las aguas iraníes.

Mientras el gobierno francés se dedica a cazar gitanos para expulsarlos de Francia y desatar una campaña xenófoba y chovinista contra los sudacas “invasores”, extranjeros ilegales, el tema de la inminente decisión del inicio de una guerra nuclear parece ser totalmente ignorado.

No se percibe en casi ninguno de los gobiernos europeos ni voluntad ni valoración del inminente peligro, como las avestruces tienen enterrada la cabeza para no reconocer la gravedad de la situación.

De las naciones asiáticas no son pocas las que pueden dirigirse a Obama y presionarlo para que no tome la comentada decisión. Vietnam, Laos, Camboya, Indonesia, Japón, etc. tienen suficiente autoridad moral para exigirle al jefe del gobierno norteamericano que suspenda la terrible decisión.

Imaginemos que llega el 7 de septiembre y Obama no toma la decisión de apretar el botón nuclear, pero el mar de naves norteamericanas, israelitas y alemanas que cercan a Irán pretenden revisar las naves iraníes que salgan a mar abierto en sus labores comerciales, de cabotaje, ¿qué va a pasar? Obviamente que los iraníes no van a permitir semejante provocación y atropello a su dignidad; todo sugiere que están preparados para iniciar una guerra de guerrillas en el mar, con la utilización de una estrategia de guerra asimétrica, con el uso de cientos –o miles– de lanchas artilladas, del uso de misiles y otros implementos bélicos de gran envergadura, para iniciar el sistema defensivo que, con toda seguridad, se extendería a la tierra iraní, bombardeada por la aviación norteamericana, israelí y alemana. Comenzaría, de todas formas, la guerra que, con toda seguridad, abarcaría todas las naciones de la región.

Hay que presionar a Obama para que no apriete el botón, eso sería un triunfo, en primer lugar del primer pacifista del planeta, Fidel Castro Ruz, de los pueblos, de los movimientos sociales, de los partidos de izquierda, de los gobiernos progresistas y los gobernantes sensatos. Ese triunfo sería el primer escalón para intensificar la lucha por la paz, por cese de todas las guerras, por el desarme nuclear y completo. Por un mundo sin armas nucleares. Por un mundo de paz y progreso.

(humbertocaracola@gmail.com)


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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

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