El intento de golpe de estado del 30 de septiembre, sucedido en Ecuador con el consecuente secuestro de su presidente Rafael Correa, invocando el burdo pretexto de una reivindicación laboral por parte de la policía ecuatoriana, (la que corresponde a lo que es en Venezuela la Guardia Nacional Bolivariana) no es más que la continuación del ataque colombiano a territorio ecuatoriano, del ataque a Evo Morales por parte de la medialuna Boliviana constituida por las provincias de Pando, Santa Cruz, Tarija y Beni, de la conspiración urdida contra José Manuel Zelaya en Honduras por pedir la consulta popular en una próxima elección para darle al pueblo una nueva constitución y otros hechos menos recientes entre los que se encuentran el golpe y caída del gobierno de Venezuela en el año 2.002 y el paro petrolero.
Nos referimos a intento de golpe al Ecuador por su situación geográfica, pero sería más correcto denominarlo componente en el tiempo de un continuado golpe de estado a la ALBA y a UNASUR .Y es que estos hechos si bien son ejecutados por actores nacionales (quinta columnas) en cada uno de los países citados, obedecen invariablemente a directrices emanadas de intereses foráneos, donde se asocian los capitales del mundo, que como todos sabemos son apátridas, representados por el Imperio estadounidense y sus cómplices europeos, quizás dirigidos por el nuevo grupo de la masonería internacional, el club de Bilderberg donde se reúnen anualmente los más connotados representantes del mundo de la guerra y del capitalismo.
Estos hechos desestabilizadores están enmarcados en un trabajo de penetración cultural, de inversión de valores, de propaganda neoliberal capitalista y de dominio e intervención militar por parte de los Estados Unidos de Norteamérica acentuados después de la denominada segunda guerra mundial y dirigidos en estos momentos hacia nuestra América como consecuencia de la incipiente unidad de una ya importante cantidad de gobiernos y pueblos empeñados en concretar la unión latinoamericana.
Si analizamos la contemporaneidad del fallido golpe en Ecuador con eventos democráticos como las recientes elecciones parlamentarias del 26S en Venezuela, las elecciones presidenciales de Brasil y las municipales de Perú; podríamos pensar que estaban buscando un desequilibrio que perturbara el buen funcionamiento de UNASUR, que con su eficiente tratamiento de los problemas suscitados en sus países miembros antes de este intento de golpe, supo darles soluciones adecuadas en contraste con las posiciones sustentadas por la OEA y la ONU. Nuevamente después de la rápida y eficiente actitud de UNASUR ante este nuevo conflicto y los éxitos obtenidos por el Alba y Petrocaribe en la América del Sur y el Caribe, es de esperarse que las preocupaciones de los EEUU y Europa aumenten ante sus propios fracasos. Debemos estar preparados para la defensa de la acción revolucionaria en todos los espacios posibles.
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